Con pocas urnas y una polarización parecida a la de una elección nacional, el próximo 10 de abril los mexicanos acudirán a ratificar su confianza al presidente Andrés Manuel López Obrador o pedir que deje el cargo y no concluya su período de gobierno.
Y aunque es considerado por algunos politólogos como un mecanismo eficaz de la democracia participativa, la primera vez en México no está exenta de la polémica.
Lo curioso es que la consulta no es promovida por la oposición como una herramienta de evaluación al gobierno, sino que es impulsada por el presidente, ya que fue parte de sus promesas de campaña, lo que ha generado desconfianza de sus adversarios.
Estefany Carbajal, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en relaciones internacionales, considera cuestionable que el ejercicio de revocación no haya sido solicitado por los ciudadanos.
“¿Servirá para señalar o evaluar al gobierno en turno o es una medida populista? ¿Quién está promoviendo que se vaya a votar?” preguntó.
Según ella, “la oposición ya está invitando a no hacerlo para justo dar ese voto de castigo. Desde la oposición se piensa que puede dar pie a una reelección oa una ampliación de mandato. El presidente asegura que esto no es verdad, que, al contrario, es para castigar al mal gobierno”.
A esto se suma que el Instituto Nacional Electoral no recibió el presupuesto que solicitó para la consulta y, con este argumento, solo se instalarán una tercera parte de las casillas que se usaron en la elección presidencial de 2018.
Esto ha generado críticas de López Obrador y de Morena, el partido en el gobierno, porque, además, la ley impide a los funcionarios promover la consulta, lo que considera que es una censura.
“El INE, con todo respeto, está actuando de manera antidemocrática”, dijo López Obrador.
La académica Carbajal estima que la legitimidad de este ejercicio resultó de la cantidad de personas que acudieron a votar el próximo 10 de abril.
El domingo, unas 2.000 personas se movilizaron con la consigna “Terminas y te vas”, sugiriendo que no se asista a las urnas, en lo que considerando una farsa que solo ha servido al presidente para encabezar una campaña permanente.
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