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‘Mi hijo no era el vándalo que quieren hacer ver’

'Mi hijo no era el vándalo que quieren hacer ver'
Foto Personal

Armando repite tres veces que se haga justicia con algunos quiebres en su voz. La melancolía lo acompaña cuando dice dos veces seguidas que un padre no es quien debería enterrar a su hijo.

Solo lo dice una vez, pero su voz parece no aguantar más el peso de la tristeza: «Era mi niño. El vacío que deja es enorme».

Durante las protestas en Cali del 28 de abril, Marcelo Agredo, de 17 años, salió a manifestarse en contra de la reforma tributaria. Según registraron las cámaras de seguridad del barrio Mariano Ramos, el joven -quien se encontraba en noveno grado en el colegio- le propina una patada a un uniformado.

Posterior a eso, el policía realizó un disparo que impactó en la cabeza del joven, según el relato de su hermano, Junior.

«Él era nuestro hermano menor y éramos muy apegados. Es muy duro. Él no merecía morir de esa forma», comenta Erika Agredo, hermana del joven.

Era frecuente ver a Marcelo con una pelota en sus pies. Su referente era Neymar y su corazón le pertenecía al América de Cali. Solía jugar cada tarde con sus amigos del barrio y enseñarle a los hijos de Erika cómo debían patear un balón.

«La partida de mi tío me deja un vacío en el corazón porque ya no voy a tener con quién jugar fútbol», dijo uno de los hijos de Erika, de 8 años.

Uno de sus sueños era poder conseguir un trabajo y ayudarle a su familia, debido que hace poco más de un año falleció su madre a causa de una enfermedad cardíaca.

Sus familiares lo recuerdan como alguien carismático, servicial, alegre y «era quien le daba música a la casa», no solo en el sentido literal.

«Marcelo les alegraba la vida a las demás personas», aseguró una de sus amigas, quien estaba junto a él durante las protestas.

Su hermano Junior, junto a una amiga y su novio, partieron el 28 de abril hacia las marchas para apoyar el paro nacional.

En redes sociales se ha cuestionado el accionar de Marcelo e, incluso, personas han comentado que su muerte es justificada.

«Lo tomamos como un asesinato. Es algo que no debía haberse cometido. No veo cómo una patada sea justificación para quitarle la vida a alguien», aseguró Armando Agredo.

El padre del joven comentó que sabe que Marcelo erró en su forma de actuar, pero que no es motivo para decir que su hijo era un vándalo. «Era alguien lleno de sueños, de casa, y no le faltó educación. Es un dolor devastador perder a mi hijo», afirmó.

Este sábado, familiares despedirán a Marcelo en el cementerio Jardines del Recuerdo.

Su padre y allegados exigen que no haya impunidad en el caso para el policía que accionó el arma.

El Tiempo

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