El país ha sido testigo de un brutal ataque que cobró la vida de dos funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y de un notorio criminal conocido como el «Monstruo de los Cañaduzales,» quien cumplía condena por la violación y asesinato de 21 niños. El atentado tuvo lugar en la vía Panamericana, en el sector de Pescado, Cauca, y dejó además seis heridos, en un incidente que ha conmocionado a la opinión pública.
Este jueves, 19 de octubre de 2024, se produjo un ataque dirigido contra un vehículo del Inpec que transportaba varios presos desde Popayán hacia Cali. Entre los fallecidos se encuentran dos funcionarios de los grupos especiales del Inpec, además de un privado de la libertad, el «Monstruo de los Cañaduzales,» quien cumplía una condena tras ser capturado en 2003 por su participación en múltiples crímenes atroces.
La ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, condenó el hecho enérgicamente, calificándolo como un «vil atentado» y expresó sus condolencias a las familias de los funcionarios caídos. “Rechazamos profundamente este acto de violencia que no solo ha cobrado la vida de quienes sirven a la sociedad, sino que demuestra la fragilidad en la seguridad del sistema penitenciario”, manifestó la ministra en un comunicado.
El «Monstruo de los Cañaduzales» era el apodo que la prensa y las autoridades le habían dado a este criminal, quien fue responsable de uno de los capítulos más oscuros de la historia criminal en Colombia. Su modus operandi era ganarse la confianza de niños de escasos recursos, a quienes ofrecía trabajos con falsas promesas. Una vez bajo su control, los violaba y, en algunos casos, los asesinaba brutalmente. El número total de víctimas confirmadas llegó a 21 niños, aunque se sospecha que pudo haber más casos no documentados.
El programa de investigación «El Rastro,» de Caracol Televisión, detalló en una serie de reportajes los horrores cometidos por este individuo, cuya captura en 2003 puso fin a una ola de terror que afectó a comunidades rurales del Valle del Cauca. A pesar de haber sido condenado a largas penas de prisión, su traslado el día del atentado acabó en tragedia.
El Inpec emitió un comunicado en el que lamentó la pérdida de sus funcionarios y condenó el ataque, destacando el peligro constante al que se enfrentan aquellos que trabajan en la protección de la sociedad. «Invitamos a la unión, a la solidaridad y a proteger a quienes protegen nuestra sociedad,» expresaron a través de sus redes sociales.
Aunque aún no se ha determinado la autoría del ataque, las autoridades locales ya han iniciado una investigación para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.
El atentado ocurrió a solo días del inicio de la COP16 de Biodiversidad, que tendrá lugar en Cali el próximo 21 de octubre de 2024. Los presos eran trasladados desde Popayán hasta Palmira, en un operativo que, según las primeras investigaciones, no había presentado alertas previas de seguridad. El ataque ha generado preocupación sobre la seguridad de los traslados penitenciarios en una región afectada por la violencia y la actividad de grupos armados.
Este ataque no solo expone la inseguridad en los traslados de prisioneros de alta peligrosidad, sino que también vuelve a poner en discusión la capacidad del sistema penitenciario colombiano para garantizar la seguridad de sus funcionarios y la población general.
El «Monstruo de los Cañaduzales» ya no está, pero las cicatrices de sus crímenes y la tragedia de su muerte en este ataque seguirán marcando el dolor de las víctimas y el desafío constante de la justicia en Colombia.
