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Nada cambia si no cambiamos nada

Nada cambia si no cambiamos nada

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Si a mí como emprendedora me hubieran advertido sobre todo el esfuerzo, los sacrificios o el aprendizaje que conlleva iniciar un negocio propio, probablemente me hubiera tomado aún más tiempo aventarme al ruedo. Sin embargo, cuando tomé la decisión de crearme un nuevo camino, opté únicamente por centrarme en el lado positivo de la aventura. Eso sí, con el tiempo me di cuenta de que el emprendimiento, sea del tipo que sea, requiere mucho más de lo que uno puede llegar a imaginar. 

Por esta razón, a continuación tocaré ciertos puntos que han sido, no solo claves, sino un parteaguas a lo largo de todo este proceso emprendedor. Además, ante los cuales me he visto «obligada» a salirme completa y totalmente fuera de mi zona de confort. 

¿Realmente eres dueño de tu propio tiempo?

Recuerdo perfectamente que una de las razones por las cuales yo quería emprender mi negocio era precisamente para tener total control y libertad de mi tiempo. Hoy día, pasados un par de años, me doy cuenta de que si bien en ocasiones puedo seguir acomodando mis tiempos a conveniencia, también debo sacrificar otros tantos para trabajar, programar citas con clientes, acudir a eventos o simplemente seguir con mi proceso de aprendizaje para continuar ampliando mi conocimiento. Esto incluye trabajar a altas horas de la noche, fines de semana, días festivos y, por supuesto, fechas que para muchas personas están pensadas como tiempos para vacacionar. Eso sí, cuando tienes la libertad de manejar tu propia agenda siempre conservas la sensación de que el tiempo es tuyo.

¿Sabes hablar en público?

Aún cuando mi profesión radica en la comunicación y el enfoque de mi negocio en la escritura, he tenido que, no solo aceptar, sino aprender que para crear contactos, comunicar la esencia de mi empresa y para dar a conocer lo que ésta ofrece, es necesario convertirme en una excelente oradora. Yo personalmente durante mucho tiempo quise darle la vuelta a esta parte del mundo empresarial, ya que mi personalidad innata no iba de la mano con hablar de negocios con personas a quienes yo no conocía. Hoy día puedo asegurarte que poder socializar sin paralizarte es una parte indispensable para que tú y tu negocio se den a conocer. Y no solo eso, adquirir esta experiencia te da la oportunidad de prospectar clientes, enriquecerte con nuevas experiencias y dar a conocer tu propia personalidad.

¿Sabes lidiar con un «no»?

Este tema es algo de lo que mucha gente no suele hablar, pero que he tenido oportunidad de experimentar de primera mano y, además, de platicarlo con otros emprendedores que se han abierto a compartirme sus experiencias. Cuando eres emprendedor, debes saber que habrá infinidad de ocasiones en las que otras personas tengan interés, o al menos así lo demuestren, sobre un producto y/o servicio que ofrece tu empresa. Esto por supuesto no es problema, la cuestión aquí es la importancia de aprender y aceptar el que tú estarás invirtiendo mucho, muchísimo, de tu tiempo en acudir a juntas, armar cotizaciones a la medida y estar al pendiente de ellos para que, al final, te enfrentes a 3 posibles panoramas. 

El primer panorama, y más optimista, es aquel ante el cual tu proyecto recibe una aprobación rápidamente, o lo más rápidamente posible. El segundo es que por fortuna, con quien estás teniendo el trato, se tome el tiempo de comunicarte que por «x» o «y» razón el proyecto se detuvo, lo cual puede significar que se realizará más adelante o que simplemente nunca más volverá a tomar rumbo. Y, el tercero, y quizá el más complejo de asimilar, es cuando aquellos clientes prospectos que de ser de carne y hueso de pronto se transforman en aire, humo o, para ser más claros, en fantasmas. Así es, habrá mucha gente que después de todo este proceso nunca más te vuelva a dar la cara, o siquiera a contestar. Si lo analizas bien, es maravilloso el arte que poseen estas personas de desaparecerse de la faz de la tierra y tú, por supuesto, debes aprender a no tomarte esto personal. Por experiencia te digo, es mejor tomarse estas vivencias con filosofía y pensar que es parte del aprendizaje para que, más adelante, sepas detectar desde un principio quién sí va enserio y quién no. 

¿Te crees muy paciente?

En este mundo tan veloz el cual nos brinda todo de manera inmediata, la paciencia parece ser una virtud digna de rescatarse o de reaprenderse. ¿Recuerdas el título de este artículo? Nada cambia, si no cambiamos nada. Y es cierto, ¿de qué nos sirve dominar todo aquello que rodea al mundo empresarial, si no somos capaces de tener la suficiente paciencia para tomarnos todo nuestro propio proceso emprendedor con calma? Salte de tu tren de pensamiento, de la caja programada, de tu zona de confort, siempre teniendo en mente que la paciencia te hace estar un paso por delante de tu competencia.

A quien sabe esperar, a quien sigue a pesar de los altibajos y quien aprende de cada paso que da, tarde o temprano, logra el éxito por el cual tanto está trabajando.

Fuente de la Noticia

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