Como Octavio García Parra, de 33 años, fue identificado el hombre cuya cabeza apareció florando la mañana de este martes en inmediaciones del puente El Piñal, en Buenaventura, según confirmó al diario EL PAIS, un familiar de la víctima.
Cuando se le pregunta sobre la forma de ser de Octavio, no vacila en advertir que si bien era su sobrino, «uno a veces no puede sacar la cara por la familia, no cierto? Él era fregadito, cuando se tomaba unos tragos; si era correcto o no, pues usted sabe, un muchacho joven siempre comete locuras», confiesa sin ningún reproche en su voz.
Cuenta que la familia estaba separada, el padre vivía en Santa Rosa de Cabal, el hermano mayor en Aruba, la hermana en España y el menor en Buga. No tenían buenas relaciones, dice.
«Yo era lo único que él tenía aquí en Palmira, pero no sé dónde vivía, pues la casa que la mamá les dejó en Simón Bolívar la tienen arrendada».
Asimismo, revela que Octavio era por decirlo de alguna manera la oveja negra de la familia, pero agrega a su favor, que era un joven muy alegre, y sobre todo, muy cariñoso con él.
«Es que yo soy la misma foto de él, a mí me decían ¿usted es el papá de él? No, es mi sobrino, respondía. Me duele mucho en el alma lo que le pasó porque yo a esos muchachos los ayudé a criar, por eso me quedé acá en Palmira, y ahora encontrarme yo solo es muy doloroso, no? El fue muy cariñoso conmigo, era muy amplio, tenía unos puntos muy especiales con uno», sostiene.
Igualmente, afirma que su sobrino era «un berraco para trabajar,» y si bien tenía algunas deudas, eran «prácticamente unas chichiguas».
Durante el tiempo que estuvo en Buenaventura, don Carlos Alberto chateó en varias oportunidades con Octavio, quien le manifestó que estaba muy contento, que le estaba yendo muy bien en el trabajo.
Entonces, como cualquier tío haría con un sobrino, le recomendó que se portara bien y se cuidara mucho. «Le dije no vaya a tener problemas con nadie y el me dijo tranquilo, todo está bien».
Sobre la atroz manera en que fue asesinado su sobrino, él solo responde: «Dios es el único que sabe cómo fue la muerte de él porque usted sabe que uno no puede decir cómo sería, porque él santo no era; de todas maneras como dice el cuento, no sé qué amistades tendría, como serían él con las amistades, eso se me sale de las manos».
A Buenaventura viajó esta tarde el hermano menor de Octavio para su identificación, la Fiscalía le dijo que fuera mañana para los trámites, pero para el tío no hay ninguna duda de que es él.
«Nosotros lo reconocimos en el vídeo del WhatApps, ese de la cabeza, ahí está la cara de él, yo sé que es él», enfatiza.
Los restos de Octavio serán trasladados por su hermano al municipio de Buga donde le dará cristiana sepultura.
En Palmira sus compañeros de la Institución Cárdenas Centro donde hizo el bachillerato y de los equipos de fútbol en los que jugó lo recuerdan como una persona muy alegre, divertida y buena gente.
Hoover Vélez, entrenador de Fútbol Sala, indicó que aunque hace muchos años no tenía ningún contacto con él, si recordó que jugó con él en varios equipos como Nirvana y Tapón Corona, pero a nivel recreativo.
Por su parte, Alexánder Trujillo manifestó que lo conoció en el colegio, pero él se graduó primero que Octavio que estaba un grado antes.
«Se que jugaba fútbol, que después estuvo trabajando en una ferretería, pero eso fue hace mucho tiempo», precisó.
El País