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¿Quién es, en realidad, el capturado por el asesinato de Diana Tatiana, y por que la mató?

Foto: Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

Este bonaverense, nacido el 4 de mayo de 1990, de 1,63 metros de estatura y de sangre B positivo, que se agarraba la cabeza este jueves durante la audiencia de imputación de cargos, vivía solo en una vivienda del humilde barrio San Francisco de Asís, de calles a medio pavimentar.

Jhon Edward, uno de los menores de los nueve hijos de Encarnación Quintero, venía trabajando como fontanero, y en otros oficios varios en barcos y motonaves que atracan en Buenaventura. Pero su trabajo no era permanente y pasaba días esperando a que lo llamaran de estos navíos o él se iba al muelle a buscar qué hacer.

El sábado pasado, primero de junio, estaba reunido con su familia, en casa de su mamá, Encarnación, donde vivía su sobrina, que iba a cumplir 11 años el próximo 26 de septiembre y la madre de ella, una de las hermanas menores de Jhon Edward, que tiene problemas auditivos y para comunicarse verbalmente.

Fue allí, en la casa de doña Encarnación, donde Jhon Edward empezó a ingerir licor. Por lo general consume bastante, según la Fiscalía, que en audiencia en el Juzgado Sexto Penal Municipal con función de control de garantías de Buenaventura le imputó cargos de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento agravado.

Algunos de los cuatro familiares que lo acompañaron en la audiencia del pasado miércoles 5 de junio también contaron que tiene adicción a sustancias alucinógenas.

Ya a las 11 de la noche de ese sábado Jhon Edward decidió irse a su vivienda en el barrio San Francisco de Asís, muy cerca de donde vive doña Encarnación. De acuerdo con la Fiscalía, el fontanero, quien no tiene ningún antecedente por delitos, le había dicho a la niña que fuera a su casa y ella así lo hizo, al parecer sin que ninguna otra persona de su familia se diera cuenta.

Adentro, como el mismo confeso asesino lo describió en una declaración que hizo horas antes de su captura el martes por orden del Juzgado Séptimo Penal Municipal con función de control de garantías, todo estaba oscuro y allí aprovechó para intentar abusar de la niña. Cuando la pequeña se resistió, acabó con su vida, asfixiándola con un lazo. Posteriormente, como lo leyó la Fiscalía, cuando la menor no mostraba signos vitales, cometió el abuso.

El mismo fiscal anotó que luego sacó el cuerpo a la parte trasera de la vivienda y se fue a dormir hasta que despertó a las 5 de la mañana, pensando que todo esto por el consumo de licor y las drogas, había sido una pesadilla.

La familia de este confeso feminicida señaló que no se imaginaban que algo así pudiera suceder. Incluso, uno de los familiares dijo en la audiencia que: “no son quienes para juzgarlo. Es su hermano”.

Jhon Édward, quien escuchó con las manos en la cabeza su confesión en boca del fiscal durante la audiencia, podría recibir una condena en prisión de entre 40 y 50 años.

Su entrega a las autoridades ocurrió el domingo porque un tío le advirtió que a raíz de de la indignación por la muerte de la niña unos “bandidos te están buscando”. Y él fue a la Policía, con el fin de recibir protección.

Desde ese domingo hasta el martes pasado estuvo con la Policía, mientras en Buenaventura, decenas de personas, con la alcaldesa Maby Viera a la cabeza, marcharon por las calles del puerto en repudio por el crimen y la violación de la niña que trascendió a todo el país.

Estuvo con la Policía hasta que a las 6 de la tarde de ese martes el Juzgado Séptimo ordenó la captura porque ya había material probatorio que motivara la detención, como rastros de sangre en la cama individual del fontanero y otras muestras biológicas que también estaban en la soga. Y tras las pruebas, él confesó.

Sin embargo, como lo señalaron expertos de la Fiscalía y de la Procuraduría, así como el abogado de oficio en la audiencia de imputación de cargos contra Jhon Édward Quintero Urquiza, esta confesión no es una prueba válida, pues se debe analizar en qué circunstancias hizo esta revelación y aunque tuviera un abogado en ese momento, la ley señala que se deben cumplir unos protocolos dentro de todo proceso judicial, en aras de garantizarle al detenido que no se le vulneren sus derechos.

Por esto, así haya confesión, la Fiscalía deberá continuar en el proceso, reuniendo material probatorio que conduzca a un juicio para determinar si hubo o no responsabilidad o culpabilidad por el delito de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento agravado. A su vez, el abogado defensor de Quintero Urquiza reiteró que su defendido, solo por ese día, no aceptó cargos.

El Tiempo

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