Si hace 30 años hubiésemos hablado de adicción a las pantallas, habríamos pensado en un niño que veía demasiado la tele después de merendar, pero hoy, en un mundo plagado de dispositivos táctiles y de filas de leds que nos conectan con el mundo, hoy hablamos de algo muy distinto.
Uno de los grupos que se ve más afectado por la adicción a las pantallas y a las nuevas tecnologías es el mismo grupo que ha nacido con ellas, que ha crecido con ellas y que muchas veces le han servido de amigo, de consuelo y de figura paterna y educacional. Hablamos de los jóvenes y adolescentes. Y el reciente confinamiento derivado de la pandemia provocada por la COVID-19 no ha hecho más que empeorar la situación.
Empecemos con algunos datos:
Los contras de la tecnología
En este contexto, y siempre buscando dar respuesta a las necesidades sociales, el Grupo ITA abrió, el pasado mes de noviembre, las puertas de su nueva Unidad de Tratamiento para las adicciones a las tecnológicas, la primera del grupo centrada en estas enfermedades.
Situada en el edificio del Hospital de Día del centro de Ita Moscatelar, Madrid (en la calle Moscatelar, a 1 kilómetro de la capital y muy cerca de la parada de metro de Arturo Soria), esta unidad tiene entidad propia y, pese a estar en el mismo edificio del Hospital de Día de Trastornos Alimentarios que el grupo tiene en Madrid, cuenta con espacios independientes y profesionales específicos para el tratamiento de esta problemática. El equipo multidisciplinar especializado en este tipo de adicciones trabaja en colaboración con educadores sociales y psicopedagogos para ayudar a estos jóvenes a retomar sus estudios y sus hábitos de vida saludables.
“Esta nueva unidad está dirigida a adolescentes con problemas de adicciones a nuevas tecnológicas. En Ita tenemos un tratamiento especializado para adolescentes con adicciones tecnológicas, enfocado a las dificultades que estos presentan con las tecnologías, el cual se basa en un tiempo de uso excesivo que normalmente cursa con otras alteraciones secundarias del comportamiento, como ansiedad, irritabilidad, impulsividad, violencia o incluso robos”, explica Cecilia Martínez, directora de comunicación del grupo.
Pero no solo se tratan las adicciones a las tecnologías, sino que en esta unidad también se trabaja y se detecta la desmotivación hacia uno mismo, la falta de autoestima y otras actividades que pueden influir en la salud mental de los adolescentes con estas problemáticas y que pueden aflorar en muchos casos. “Se considera que una persona sufre adicción a las nuevas tecnologías cuando el sujeto pasa más de 5 horas conectado a un dispositivo móvil: tableta, ordenador, portátil, teléfono móvil o videojuegos”, asegura Marta Gago, psicóloga y directora del Hospital de Día Ita Moscatelar.
Pero la salud mental de nuestros menores no es el único problema que puede conllevar la sobrexposición a la red, sino que el uso no responsable puede presentar otros riesgos, como problemas de ciberseguridad, huella digital, relaciones de riesgo, sexting, groming, cyberbullying o sextorsión.
Los pros de la tecnología
Consientes que más allá de la adicción, las tecnologías juegan un papel fundamental en nuestra sociedad y son una ayuda para las relaciones y para los negocios, el Grupo ITA apuesta por crecer de la mano con las nuevas herramientas que van apareciendo. “Apostamos por la tecnología y la innovación dentro de nuestros tratamientos y hemos puesto en marcha programas online (visitas especializadas online), hemos implementado terapias digitales (VR, Gaming) y tenemos en marcha el desarrollo de nuevos Programas Terapéuticos”, comenta Jaume Raventós, consejero delegado del grupo.
Entre sus planes de futuro para los próximos años está el seguir creciendo tanto de manera orgánica como inorgánica. La idea del grupo es traspasar la frontera y esperan poder llegar a Portugal y Latinoamérica próximamente.
Sobre Grupo ITA
En Gupo ITA son especialistas en salud mental y cuentan con la red asistencial más grande de España en esta especialidad. Ofrecen tratamientos especializados en trastornos alimentarios, trastornos de conducta, adicciones (comportamentales y a sustancias), psiquiatría, y trastornos de personalidad.
Cabe destacar que cuentan con un equipo multidisciplinar especializado para cada una de las unidades, formado por médicos, psiquiatras, nutricionistas, psicólogos y educadores sociales y terapeutas que ayudan a sus pacientes en la recuperación. “Para nosotros, la recuperación de todas las áreas afectadas por la enfermedad es nuestra prioridad. Recuperar el apartado familiar, social y educativo es tan importante como el médico y psicológico”, afirma Raventós.