Ningún país tiene certeza del número de infectados por el virus que causa el covid-19. Generalmente se contabilizan las personas que manifiestan síntomas de contagio y se les aplica la prueba. Pareciera que hay países que tienen muy pocos infectados, pero la verdad es que seguro han hecho muy pocas pruebas.
De ahí que el procesamiento de estas se haya definido como pilar fundamental en la lucha contra la pandemia; son el eje central del Prass (Pruebas, rastreo y aislamiento selectivo sostenible), la estrategia del Gobierno para frenar la propagación del virus.
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La importancia de estas radica en que son el radar para ubicar un mayor número de personas contagiadas o en alto riesgo, detectarlas en las fases iniciales de la enfermedad, rastrear su red de contactos y aplicar el aislamiento selectivo.
Hay dos tipos de pruebas: la molecular o PCR (polymerase chain reaction) y la serológica. La PCR detecta la presencia del virus en la persona en el momento de hacer la prueba. La serológica identifica las personas que tuvieron la enfermedad y desarrollaron anticuerpos.
El Prass se basa exclusivamente en la PCR, porque es más precisa y permite revelar casos en individuos presintomáticos (personas contagiadas pero aún no demuestran síntomas) y asintomáticos, (quienes no presentan síntomas).
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La capacidad de Colombia para hacer pruebas se ha incrementado aceleradamente, desde un promedio de 600 pruebas diarias en marzo hasta 14.194 en junio, con días en los que se superaron las 18 mil.
Para lograr este aumento, el Gobierno, en un escenario de escasez en el mercado internacional, adquirió 501.000 kits para poder hacer más pruebas PCR, y con ellos se surtieron los laboratorios del país.
Además, se compraron dos robots extractores de alta capacidad para fortalecer el Instituto Nacional de Salud (INS), con lo cual su laboratorio puede procesar casi 2.000 muestras diarias. Por último, se habilitaron más de 81 laboratorios con capacidad de procesar pruebas PCR en todo el país, siguiendo un estricto protocolo que garantiza su confiabilidad y bioseguridad.
Desde un promedio de 600 pruebas diarias en marzo hasta 14.194 en junio
Con esto logramos hacer crecer la capacidad de pruebas y mejorar en agilidad y oportunidad; los resultados, que antes demoraban entre 8 y 10 días, ahora tardan dos días en promedio.
El esfuerzo del Estado colombiano, especialmente del INS, en cabeza de la Dra. Martha Ospina, ha sido descomunal y muy efectivo, multiplicándose por 30 la capacidad de testeo. Somos el cuarto país que más pruebas PCR hace en el hemisferio, detrás de EE. UU., Canadá y Chile.
La tasa de positivos es otro indicador clave a la hora de medir la efectividad de las pruebas. La OMS establece un rango de entre 3 y 12 %, como referencia óptima. La media de 14 países desarrollados estudiados es de 1,7 %.
En comparación, la de 10 países latinoamericanos seleccionados es de 23,6 %, siendo Colombia la cuarta más baja, con 16 %. Debe precisarse que los desarrollados registran una tendencia descendente del indicador, mientras que la de los latinoamericanos es ascendente.
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La experiencia internacional nos indica que más pruebas son más información, control de la velocidad de contagio y aumento de la probabilidad de éxito en la lucha contra el virus.
Hay quienes afirman, sin cifras concretas, que el país no realiza suficientes pruebas diarias, pero es evidente que en el contexto internacional nos ubicamos bien.
Hace unos días, una de las más reconocidas sociedades científicas colombianas afirmaba, sin sustento, que “somos de los países más atrasados en toma de pruebas”. Nada más alejado de la realidad. Gracias al aumento de pruebas podemos implementar el Prass.
Tenemos que seguir aumentando nuestra capacidad de hacer pruebas a la vez que también ampliamos el rastreo efectivo de contactos de aquellos que den positivo y, por supuesto, aislarlos. Así se rompen las cadenas de contagio y se le gana la guerra al covid-19.
LUIS GUILLERMO PLATA
GERENTE PARA LA ATENCIÓN DE LA PANDEMIA