A pesar del reinicio de muchas de las actividades que buscan que la ciudad retome su ritmo, luego de haber sido sacudida por un brote de contagios de covid-19 que cobró la vida a 1.557 personas, en Barranquilla la educación todavía no se ha vuelto a la normalidad.
El Distrito mantuvo las clases a remoto, y por lo que resta de este año descartó el regreso presencial de los 200 mil estudiantes a las 155 instituciones educativas que tiene esta capital.
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La situación pareciera que no es tan sencilla. Por un lado, los profesores aseguran que son los más golpeados por esta emergencia en salud, que no solo se refleja en más trabajo, enfermedades sicológicas y lo más dramático: muertes por el covid-19 o asociadas a la pandemia.
Por otro, están los estudiantes que al no contar con equipos ni conectividad comenzaron a desconectarse y en estos momentos se reportan 5.000 alumnos ausentes de las clases en el sector oficial.
El trabajo de los profesores
El directivo de la Asociación de Educadores del Atlántico (Adea), Luis Grimaldo, cuenta que, según el último reporte que tienen de la Fiduprevisora, entidad encargada en prestarle el servicio de salud al gremio, 27 profesores han muerto por el covid-19 o por enfermedades provocadas por este virus.
“Algunos murieron por el coronavirus, otros por infartos u otras enfermedades que se complicaron justamente por la situación que estamos viviendo desde que se desató la pandemia”, dijo Grimaldo.
Algunos murieron por el coronavirus, otros por infartos u otras enfermedades que se complicaron justamente por la situación que estamos viviendo desde que se desató la pandemia
De estos muertos, la cifra más alta está en Barranquilla, donde 17 profesores han fallecidos en este período. Como si fuera poco, insiste el dirigente sindical, unos 600 educadores, y su núcleo familia, están siendo atendiendo desde la casa. «Hoy una gripa o fiebre es sinónimo de covid-19», dice.
Grimaldo asegura que la situación de los profesores se ha complicado porque no estaban preparados para atender la educación virtual o remoto, lo que ha disparado los índices de estrés laboral. «A los maestros nos ha tocado inventar».
Algunos educadores compraron equipo de tecnología, tales como portátiles, computadores o celulares de alta gama para poder atender las clases y estos recursos salieron de sus bolsillos.
«El maestro trabaja más de 14 horas diarias. Atiende a los niños que se conectan a las 7:00 a. m. y son las 8:00 p. m. y todavía está revisando y atendiendo estudiantes que a esa hora fue que se pudieron conectar».
A su turno, el presidente de la Asociación de Educadores de Barranquilla, José Ignacio Jiménez, explica que se les ha disparado el trabajo en un 120 por ciento.
«Estamos atendiendo a tres tipos de estudiantes: los que tienen conectividad y equipos, los que solo se pueden conectar por whatsApp sin planes de datos y que les prestan el equipo, y los que no tienen ninguna forma de acceder a estas tecnologías y que solo llaman al profesor al celular para que les explique qué hacer», sostiene Jiménez.
El presidente de Adeba asegura que la pandemia desnudó problemas que tiene la educación oficial en Barranquilla, al enfatizar que no se cuenta con conectividad y menos con equipos, tanto profesores como estudiantes, que permitan desarrollar con normalidad las clases.
Grimaldo sostiene que como consecuencia de este panorama se calcula una deserción de por los menos el 30 por ciento de los estudiantes, debido a las limitaciones tecnológicas y a la carga de trabajo.
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«Aquí hay colegios que han querido imitar las clases virtuales con las presenciales. Este es un año atípico debe haber una promoción de todos los estudiantes», propone Grimaldo, al indicar que no se debe estresar con las notas a los estudiantes. «El otro año se hace un nivelatorio, para que supere las deficiencias. Si no hacemos eso va haber deserción y si pasa comenzamos a sobrar maestros».
Buscan a estudiantes
El alcalde Jaime Pumarejo contó que se inició un proceso de búsqueda activa de todos los estudiantes de las instituciones educativas distritales que, a causa de la emergencia sanitaria, dejaron de tener contacto directo con los colegios y con sus maestros, afectado su proceso de formación académica.
El objetivo principal de esta iniciativa, explicó Pumarejo, es reconectarlos con la escuela, y lograr que retomen sus estudios.
Actualmente se están buscando a 5.000 estudiantes de Barranquilla para reintegrarlos a su proceso de educación y ayudarlos a culminar su año escolar. Muchos de estos podrían hacer parte de los 12 mil estudiantes migrantes venezolanos matriculados en colegios distritales, que se han regresado con sus familias a su país.
Cabe recalcar que, según cifras oficiales, en Barranquilla 75 mil niños reciben clases virtuales y 7 mil de 38 instituciones con baja conectividad han sido dotados de cartillas para continuar con el estudio en casa.
«Sabemos que muchos son población migrante que ha regresado a su país de origen o estudiantes que, a raíz de la emergencia sanitaria, se encuentran por fuera de la ciudad y esto ha dificultado que continúen recibiendo su material de estudio en casa», dijo el alcalde.
En la primera etapa de este proceso se han identificado los casos, mediante la revisión puntual de las matrículas y se creó una base de datos que ha sido el punto de partida para su búsqueda y contacto.
La Secretaria de Educación Distrital, Bibiana Rincón, aseguró que la Alcaldía de Barranquilla desde que inició la pandemia ha entregado 63 mil talleres para estudiantes que no tienen conectividad. Además de la entrega de 7.000 cartillas, que cuentan con el respaldo de la Unicef.
A los estudiantes de último grado, sostuvo Rincón, se les entregó 8.000 cartillas para que sigan su preparación a las Pruebas Saber.
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Leonardo Herrera Delgans
Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla
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