Colombia superó los 330.000 contagios y los 11.000 fallecidos por coronavirus. En las semanas recientes el promedio diario de personas que contrajo el covid-19 aumentó de 3.800 a comienzos de julio a 9.300 la semana pasada. Un aspecto positivo que se destaca en esos resultados es que el número de recuperados superó el de activos desde el 24 de julio.
Varios comentarios surgen de esas cifras. Primero, se debe reiterar que estamos en una pandemia para la cual no hay vacuna ni medicamentos y que la enfermedad es altamente contagiosa.
(Le puede interesar: Se registran 309 nuevas muertes por covid; ya son 186.317 recuperados)
Segundo, en ese escenario en cierta medida es “normal” que se registre una tendencia creciente de los casos y las muertes mientras no se supere el pico de la curva epidemiológica. Tercero, las políticas adoptadas por el gobierno desde antes de identificar el primer contagio en Colombia están orientadas a mitigar los impactos de la pandemia tanto en vidas humanas como en la economía.
Pero hay complemento fundamental de la política de contención, que es la disciplina social. Es increíble que a pesar de las campañas y la información que se brinda a la población de forma continua y por diversos medios, algunas personas crean que el covid-19 no existe, que otras anden promoviendo multitudinarias juergas clandestinas o elegantísimos almuerzos familiares y que muchas estén en las calles sin ningún tipo de protección. Estos comportamientos hacen más difícil mantener bajo control la expansión de la pandemia y aumentan la probabilidad de copar la infraestructura del sistema de salud.
(Lea también: Expresidente Uribe es paciente asintomático de covid-19)
Es claro que las características de la pandemia hacen prácticamente imposible eliminar la mortalidad
En ese contexto resulta de interés un estudio del profesor Eskild Petersen y otros ocho médicos (“Comparing SARS-CoV-2 with SARS-CoV and influenza pandemics”), publicado el 3 de julio en la prestigiosa revista médica The Lancet. Destacan los autores que la tasa de mortalidad del covid-19 es inferior a la de otros virus, pero su tasa de contagio es superior. Mientras la tasa de contagio de la H1N1 la calculan en 1,7 y la de la gripe española en 2,0, la del covid-19 se estima en 2,5; es decir, cada contagiado puede contagiar en promedio a 2,5 personas.
Esa es una variable importante pues explica por qué se dispersó el virus tan rápido por todo el planeta y muestra que es esencial para controlar la pandemia. Petersen afirma que la tasa de contagio “necesita reducirse a menos de 1,0 para asegurar el cese de una epidemia, lo que se puede hacer mediante la identificación rápida de casos, medidas de cuarentena y distanciamiento físico para prevenir transmisiones secundarias”.
Aun cuando esas recetas, también denominadas “intervenciones no farmacéuticas”, son conocidas y aplicadas en Colombia, es importante ver cómo las recalcan en las publicaciones científicas, porque en nuestro medio hay quienes piensan que ellas no reducen la mortalidad y en cambio causan daños colaterales en la economía.
(Le sugerimos: ¿Cómo es ‘El Ubérrimo’, la finca donde está el expresidente Uribe?)
Es claro que las características de la pandemia hacen prácticamente imposible eliminar la mortalidad. Lo que persiguen las medidas adoptadas es suavizar la curva y demorar la llegada del pico, con el fin de permitir la ampliación de la infraestructura de salud hasta donde sea posible y mejorar las dotaciones de los médicos y enfermeras que están en la primera línea de batalla contra el covid-19.
Entre otras, sirvieron para bajar la tasa de contagio en Colombia del 2,97 inicial al 1,16 actual y nos dieron el tiempo para equiparnos al momento con más de 2,300 nuevas UCI ya operando.
Las comparaciones internacionales indican que la mortalidad del covid-19 se concentra en el grupo de las personas mayores de 50 años. Pero en el caso de Colombia el 12% de las muertes se registra en población de menos de esa edad, lo que se puede explicar por los comportamientos mencionados; erróneamente, muchos menores de 50 años se creen inmunes a la enfermedad.
El crecimiento del promedio diario de casos indica que se avecina el pico de la pandemia y que todos debemos poner nuestro grano de arena para evitar el drama que han vivido otros países. Parafraseando un eslogan, la decisión de evitarlo está en nuestras manos.
LUIS GUILLERMO PLATA
GERENTE PARA LA ATENCIÓN DE LA EMERGENCIA DEL CORONAVIRUS