Redacción
PENGERANG, Johor: Mientras Colin Teh caminaba por un potrero arenoso de la granja de avestruces de Desaru, una de las docenas de aves no voladoras y de plumas peludas que posee se acercó y le mordisqueó el cuello.
El granjero de 70 años apenas se estremeció. Teh acarició sus plumas suavemente y extendió su mano. El avestruz de 2,5 m de altura, con su cuello alargado, luego picoteó furiosamente sus dedos desnudos.
“Cuando se picotean los dedos, es una señal de afecto, no de agresión. Es una señal de que te aceptan como amigo”, dijo el singapurense.
“No duele en absoluto. Son criaturas muy adorables”, agregó Teh.
El vínculo especial de Teh con sus avestruces se remonta a años. Ha estado criando avestruces de cuello negro africano desde 1995.
Hoy, la granja de avestruces de Desaru, ubicada en Pengerang, Johor, es una de las más grandes de Malasia. También es popular entre los turistas de Singapur que visitan Johor en excursiones de un día y vacaciones cortas.
En una entrevista reciente con CNA en su granja, Teh recordó su carrera y cómo tuvo que hacer algunos sacrificios para mantener el negocio en marcha durante los últimos 28 años.
A pesar de las dificultades que enfrentó, especialmente durante la pandemia de COVID-19, Teh dijo que está contento de haber tomado la decisión de dedicarse a su pasión.
DEJAR DE VOLAR POR LA AGRICULTURA
El viaje de Teh como agricultor comenzó como una apuesta.
En los años 80, Teh se graduó como piloto militar en la Fuerza Aérea de la República de Singapur. Fue destinado desde el principio como instructor para entrenar a los cadetes piloto.
“No encajaba en la organización y no pasó mucho tiempo antes de que decidiera dejar de volar”, dijo Teh, quien renunció a la RSAF en 1994.
“Decidí hacer algo que me apasiona, que es la agricultura”, agregó.
Reconoció que estaba dejando una carrera que muchos consideraban lucrativa y un “tazón de arroz de hierro”. Sin embargo, Teh insistió en que cambiaría su uniforme de piloto por un mono agrícola.
En un viaje a Sudáfrica en 1995, visitó una granja de avestruces y desarrolló una afinidad con las grandes aves no voladoras.
Pensó que criar avestruces también podría ser rentable dado que eran fáciles de criar.
