A pesar de que dos de sus reformas clave han sido aprobadas, el presidente Gustavo Petro sigue sosteniendo que enfrenta un bloqueo en el Congreso, manteniendo un discurso de parálisis institucional. Este enfoque ha llevado a Petro a considerar nuevamente la posibilidad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, argumentando que sus reformas sociales están estancadas.
El Ejecutivo ha logrado avances significativos en varias de sus iniciativas, a pesar de las dificultades en el trámite legislativo. Las reformas a la educación y al sistema pensional, así como la ley estatutaria de jurisdicción agraria, están avanzando en el Congreso. La reforma a la salud, aunque inicialmente fallida, parece estar desarrollándose a través de decretos e intervenciones.
El Ministerio de Hacienda recientemente dio su aval fiscal a la reforma pensional, desglosando su impacto económico pilar por pilar. El pilar solidario, que busca apoyar a los adultos mayores en condición de pobreza, y el pilar semicontributivo, que proporciona una renta vitalicia a aquellos con aportes insuficientes, están proyectados a tener impactos fiscales específicos a largo plazo. La reforma pensional costaría aproximadamente 0,3 puntos del PIB entre 2025 y 2069.
A pesar de estos avances, el presidente Petro ha intensificado su retórica de bloqueo y parálisis, argumentando que hay fuerzas políticas que impiden la implementación de sus reformas. Este discurso confrontacional ha llevado a la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente, un tema que ha generado tensiones con antiguos aliados como el expresidente Juan Manuel Santos.
El profesor Juan Pablo Milanese, del programa de Ciencia Política de la Universidad ICESI, señala que Petro se siente más cómodo en la confrontación y retórica, utilizando esta estrategia para generar un clima electoral constante durante su gestión. Esta confrontación también podría ser una táctica para asegurar una modificación de la Constitución de 1991 o incluso buscar una reelección.
La oposición, sin embargo, niega que las reformas estén estancadas. La senadora Paloma Valencia señala que las reformas están avanzando y que Petro utiliza el discurso de bloqueo para ganar adeptos. Aunque la oposición ha coincidido en varios proyectos del Gobierno, sigue cuestionando la transparencia y la conveniencia de las reformas.
La aprobación de las reformas ha sido facilitada por los esfuerzos de los ministros del Interior, Luis Fernando Velasco; Trabajo, Gloria Inés Ramírez, y Educación, Aurora Vergara. Estos ministros han adoptado una postura pragmática y de concertación, logrando avances significativos en el Parlamento.
A pesar de los avances, el Gobierno enfrenta desafíos en los tiempos legislativos. Con el periodo legislativo concluyendo el 20 de junio, los partidos de oposición buscan estrategias para retrasar las reformas. La reforma pensional, por ejemplo, ha sido objeto de una tutela por parte del Centro Democrático, argumentando que el proceso legislativo no ha permitido un análisis adecuado.
La reforma laboral, otra iniciativa clave del Gobierno, podría quedar lista antes del 20 de junio, aunque su discusión principal se llevaría a cabo en la próxima legislatura. Esta reforma busca establecer contratos de trabajo a término indefinido como regla general y mejorar las condiciones laborales.
En paralelo, la Cámara de Representantes aprobó la ley estatutaria de la jurisdicción agraria y rural, que busca proteger los derechos de propiedad y resolver conflictos agrarios de manera expedita. Esta ley es parte de los compromisos del Acuerdo de Paz y representa un avance significativo en la agenda legislativa del Gobierno.
En resumen, aunque el presidente Petro insiste en un discurso de bloqueo y parálisis, la realidad muestra que sus reformas están avanzando en el Congreso. Este contraste entre retórica y realidad legislativa plantea preguntas sobre las estrategias políticas del presidente y su visión a largo plazo para el país.