En medio de una fuerte tensión y grandes expectativas por lo que vendrá en materia económica y política, Colombia llegó a la mitad del 2024, dando paso con esto a los balances sobre lo que dejará el segundo trimestre y la influencia la desaceleración frente a las dinámicas de crecimiento, a la espera de que se ponga en marcha cuanto antes un plan de reactivación.
En este sentido, lo primero que hay que decir es que el 0,7% de crecimiento del PIB para el período enero – marzo y el 0,6% de todo el 2023 reportados por el Dane son dos datos que dejan mal parada economía local y que si bien descartan una recesión, muestran que el país atraviesa por un período de estancamiento que, de postergarse, podría terminar impactando a otros sectores de la población.
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De acuerdo con los expertos, en este punto vale la pena tener en cuenta que el mercado local atraviesa por un período de ajuste macroeconómico importante, puesto que ya pasó la temporada de ‘vacas gordas’ que se originó después de la recesión que trajo consigo la pandemia del Covid-19 y poco a poco se controlan indicadores como la inflación, al tiempo que el Banco de la República sigue bajando su tasa de intervención en el mercado financiero.
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En primer lugar, para los expertos de Fedesarrollo se puede anticipar que el 2024 será un año de mejores condiciones externas frente a 2023, en medió de un contexto de política monetaria menos contractiva y en el que factores como la prima de riesgo y los precios del petróleo jugarán a favor del apetito de inversión.
“En términos de la actividad productiva, revisamos al alza nuestra proyección de crecimiento económico para el año 2024 desde 1,5% hasta 1,6%. Esta dinámica estaría impulsada por las actividades de administración pública y el sector agropecuario. Sin embargo, como resultado del moderado crecimiento económico, la tasa de desempleo se ubicaría en un promedio de 10,7% en el año en curso, aumentando frente al promedio observado un año atrás (10,2%)”, señalaron.
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Por otra parte, para este grupo de investigaciones económicos, si bien la inflación se ha resistido a bajar recientemente y el IPP de junio dejó algunos datos de alerta, confían en que el costo de vida mantenga su ritmo a la baja y termine este año en 5,62%, un poco por encima de lo que habían proyectado inicialmente.
“Específicamente, para el año 2024, el déficit fiscal del Gobierno Nacional Central se ubicaría en 5,6% del PIB, consistente con un recorte en el gasto total de 1,6% del PIB. Es menester recordar que desde el año anterior anticipamos que los impactos de los elementos que han afectado las proyecciones de ingresos implicarían la necesidad de un recorte superior a los $20 billones de pesos en 2024. Hacia adelante, el déficit fiscal se corregiría, alcanzando un nivel de 3,2% del PIB en 2028”, agregaron.
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De esta manera, si bien por ahora el país atraviesa por un lapso de turbulencia económica, las cosas mejorarán a futuro y se terminaría el año con una mejor dinámica que la que se ha observado hasta el momento, aunque advierte que no se debe quitar la vista del comportamiento del mercado laboral durante los próximos meses.
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Vientos del segundo trimestre
Otra visión con respecto a lo que vendrá en el corto y mediano plazo para la economía local llegó por parte del Centro de Estudios Económicos Anif, que advierte que para el segundo trimestre se debe esperar un crecimiento moderado, liderado por sectores específicos como la administración pública y la agricultura, y una ligera recuperación en la industria y el comercio, tal y como se ha visto en las últimas semanas.
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En este sentido, agrega que la demanda interna y la formación bruta de capital seguirán siendo áreas de preocupación, aunque destaca que los resultados positivos recientes brindan cierto optimismo para el resto del año, puesto que marcan una tendencia que hay que proteger y trabajar porque se extienda a largo plazo.
“Dados los resultados recientes en términos de actividad económica, que han mostrado un comportamiento positivo, en Anif se revisó al alza la proyección de crecimiento del PIB para 2024 y se estima una variación de 1,7% anual, 0,6 puntos porcentuales superior al pronóstico anterior y 1,1 punto mayor al crecimiento observado en 2023”, explicaron.
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Este crecimiento, como ya se indicó, estaría asociado al buen desempeño de las actividades de esparcimiento (6,7%), el sector agropecuario (4,3%) y los servicios públicos (4,1%). No hay que pasar por alto que estos tres sectores son los que han mantenido a flote la economía del país, mientras que actividades como la industria, el comercio y la construcción, recuperan el paso perdido.
“Para el cierre de 2025, se espera que la economía colombiana se expanda 2,4% anual, donde se proyecta que las actividades artísticas sean las que registren la mayor variación (6,7%), seguidas de la gran rama de administración pública y defensa (3,0%) y el comercio (3,0%)”, resaltaron en este punto.
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Por último, tanto Anif como Fedesarrollo hicieron sus proyecciones en materia de tasas de interés y señalaron que la política monetaria contractiva se mantendrá de cara al cierre de este año, aunque advierten que la velocidad de reducción dependerá de factores como la inflación y el crecimiento económico.
“En el futuro cercano, el panorama monetario y crediticio en Colombia estará marcado por la continuación del ciclo de reducción de tasa de interés por parte del Banco de la República, tras un periodo prolongado de política monetaria contractiva. Esto tiene el potencial de fomentar la demanda de crédito y revitalizar así el dinamismo económico en la medida en que se facilita el acceso al financiamiento, tanto para los consumidores como para las empresas, con las menores tasas de interés”, indicó Anif.
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Por su parte, Fedesarrollo señaló que “la disminución en las presiones inflacionarias, junto con un crecimiento moderado en 2024, llevarían a que el ciclo de recortes de política monetaria continúe durante el restó del año, aunque a un ritmo menor a lo anticipado, esperando que esta referencia se sitúe en 8,5% en diciembre, lo que representa una revisión al alza de un punto porcentual frente al 7,5% esperado anteriormente”.
Banco de la República.
Archivo EL TIEMPO
Estos análisis cerraron advirtiendo que el Banco de la República enfrenta el desafío de manejar cuidadosamente las reducciones en las tasas de interés para no reavivar la inflación mientras que al mismo tiempo apoya el proceso de recuperación económica y que la capacidad de las autoridades para gestionar eficazmente este ajuste será determinante para el rumbo de la economía colombiana en los próximos meses.