Liliana Cardona Marín
Bogotá es una ciudad tenaz, llegar a vivir allá es para guapos. Nada es fácil: ni las distancias, ni el clima y menos sentirse bien recibido por una masa de gente multiétnica y pluricultural que habita la capital de Colombia.
Entonces ¿qué razón poderosa hay para que los indígenas se vayan de sus parcelas, de su territorio ancestral en clima cálido a la gris tierra de nadie? Las razones pueden ser muchas: las amenazas de los grupos armados que los ven como estorbo en sus corredores del narcotráfico; el hambre, resultado de la importación de alimentos y la dificultad para conseguir semillas; hasta los bajos precios que por los productos ofrecen los intermediarios en los abastos y hacen que nadie quiera quedarse en el campo.
Cuando retornaron los Emberá que estaban en Bogotá
La Unidad para las Víctimas y la Alcaldía Mayor de Bogotá estuvieron a cargo del retorno voluntario de 215 familias de esta comunidad que se encontraban en el parque La Florida de Bogotá, volvieron con destino a los departamentos de Risaralda y Chocó, ellos pasaron la Navidad en sus territorios ancestrales.
El 21 de diciembre y tras permanecer, algunos de ellos, más de un año fuera de su territorio en medio de difíciles condiciones climáticas, de salud y sociales, 750 indígenas oriundos de los departamentos de Risaralda y Chocó, volvieron, para el caso de Risaralda a Pueblo Rico.
Las familias fueron trasladadas en 20 buses hasta el punto de desembarque en el resguardo Gitó Dokabú, al norte del departamento, en donde a lomo de mula, emprendieron su trayecto final algunos hasta el municipio de Bagadó, en el Chocó.
“Estas personas tienen todas las garantías de seguridad, voluntariedad y dignidad para reunirse con familiares y amigos en sus resguardos. Esto se logra gracias al esfuerzo interinstitucional mediante el cual lograremos mejorar su calidad de vida”, comentó al respecto el director general de la Unidad de Víctima, Ramón Rodríguez Andrade.
Julio Nayazá gobernador indígena del resguardo unificado dijo: “Esperamos que este sea uno de los últimos procesos de retorno que veamos, porque no queremos que nuestros indígenas se vayan a las ciudades a aguantar frío y hambre, por eso pretendemos que se respeten los pactos y nos cumplan con todo lo acordado sobre todo en materia de proyectos agrícolas para garantizar nuestra supervivencia”.
Las familias que llegaron a Risaralda están en La Palmita, Quemberdé, Vichupara, Bajo Embordó, Dokabú, Santa Cecilia, Bajo Gitó, Perú, Lumadé, Paparidó, Vichuguara, Maruco, La Loma, Cañaveral, Buenos Aires, Meseta, Guayabal y El Encanto.
Desmienten que se hayan devuelto
En días pasados se escuchó el rumor que los Emberá que habían llegado a Risaralda en diciembre, procedentes de Bogotá, se habían devuelto para la Capital. Q’hubo conversó con el Cabildo Mayor de Pueblo Rico, representado por Julio Alberto Nayazá, quien explicó la situación actual de su comunidad y desmintió dichas versiones: “Los indígenas que quedaron en el parque de La Florida, después del segundo retorno pertenecen al departamento del Chocó, no son de mi jurisdicción. En este momento nadie se está devolviendo para Bogotá, no está pasando eso; nosotros quedamos en unos acuerdos y la semana que viene voy para Bogotá a la Unidad Nacional de Víctimas para hablar de eso, para que la gente no se desespere y no se preocupe. Vamos a seguir con los proyectos pactados para los retornados”.
El gobernador indígena también comentó que en febrero es el mes que se debe dar inicio al proceso de seguimiento de los retornos, para iniciar con el proyecto a ejecutar por parte del Ministerio del Interior y la Unidad de Víctimas. En Pueblo Rico el censo Emberá corresponde a 7.650 personas, de Bogotá retornaron 1.200 aproximadamente explicó Nayazá.
Dato
Unificado quiere decir el resguardo que pertenece a la jurisdicción de Pueblo Rico, porque este municipio cuenta con comunidades Emberá Katío y Emberá Chamí, es un resguardo colectivo que se tiene en forma de la unidad.
