En un contexto económico y social marcado por la incertidumbre, los próximos diálogos para determinar el aumento del salario mínimo en el año 2024 se erigen como un punto crucial que genera expectativas y, al mismo tiempo, despierta un palpable nerviosismo en diversos sectores de la sociedad.
Estas conversaciones, programadas para iniciar el 28 de noviembre, no solo representan la búsqueda de un equilibrio entre las necesidades de los trabajadores y las realidades económicas del país, sino que también se perfilan como un termómetro para medir la estabilidad laboral y el bienestar financiero de miles de colombianos.
Dentro de este contexto, el director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, Oliver Pardo, sugirió por medio de su cuenta de Twitter que el salario mínimo en Colombia debería ser de $2 millones, pero sin primas ni beneficios para los trabajadores, lo que ha generado gran controversia en los distintos sectores.
La propuesta, anunciada a través de un hilo en la plataforma X (anteriormente Twitter), ha sacudido el panorama laboral y económico del país.
Pardo, reconocido profesor asociado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Javeriana y exdirector de Estudios Económicos de Asobancaria, argumenta que esta medida es esencial para mantener la generación de empleo y brindar mayor liquidez a los empleados.
Las negociaciones programadas para iniciar el 28 de noviembre contarán con la participación del Gobierno nacional, representantes de empleadores y sindicatos de empleados.
Ambos sectores, según Pardo, esperan un aumento significativo, aunque las expectativas varían considerablemente
2 millones el SMLV, pero ¿a qué costo?
Pardo propone un aumento del salario mínimo sin precedentes, pero con la condición de que los empleados asuman nuevas responsabilidades.
Sugiere que la contribución a pensiones y salud, actualmente a cargo del empleador, se traslade al empleado, con descuentos automáticos de la nómina.
Además, plantea la eliminación de beneficios como el suministro de vestimenta, primas de mitad y fin de año, auxilio de transporte, pago de vacaciones y cesantías obligatorias.
“La contribución a pensiones por parte del empleador debería ser responsabilidad del empleado y ser descontada de manera automática de la nómina. De esta forma, el empleado tendría que contribuir un total de $320 mil mensuales (16% de un salario mínimo)”, expresó Prado.
Según Pardo, estas modificaciones podrían resultar en un aumento del costo para el empleador de aproximadamente $200,000 mensuales, un incremento del 12% para 2024, ligeramente por encima de la inflación proyectada. No obstante, asegura que esta medida no impactaría negativamente en la generación de empleo formal.
La propuesta busca “transparentar” el salario mínimo al transferir la mayoría de los costos y contribuciones al empleado. Pardo argumenta que esto proporcionaría a los empleados más liquidez y la libertad de gestionar su remuneración de manera más eficiente.
A pesar de los posibles beneficios económicos, la propuesta de Pardo ha generado críticas y preocupaciones. Se plantea la pregunta de si estas medidas podrían aumentar la brecha entre empleadores y empleados, y si la ausencia de beneficios tradicionales afectaría la calidad de vida laboral.
fuente de la información: Diario de occidente
