Pulso social: acceso a servicios de salud fue clave en la reducción de pobreza | Finanzas | Economía

Hace una semana el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) publicó los resultados del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en el país y la cifra pasó del 16% en el 2021 al 12,9% en el 2022.

Es decir, su curva sigue a la baja, corrigiendo la dinámica vista en el 2020, cuando por causa de la pandemia, el indicador registró un alza.

(Vea: Reforma de la salud aún no da claridad financiera para las EPS).

Un dato llamativo es el papel de la salud en esa disminución, porque la variable del desaseguramiento en salud pasó del 10,1% en el 2021 al 8,4% en el 2022, siendo una de las que más reducción presentó. Además, la cifra de las barreras de acceso a los servicios de salud pasó de 2,2% a 2%.

A partir de esto, Acemi, gremio de las EPS del régimen contributivo, afirmó que “de todas las dimensiones, la que más aporta a la reducción de pobreza es salud. Un 2% de los hogares reporta barreras de acceso a los servicios de salud y un 8,4% a cobertura de aseguramiento”.

(Vea: Las enfermedades más comunes y más mortales que se registran en Bogotá). 

Pero hay que decir, como afirma Carlos Alberto Garzón, economista e investigar en temas de desarrollo, que eso es cierto pero no directamente.

Esto, porque ese índice, que se creó en el año 2011, “en el IPM se incluyen cinco dimensiones que representan el 20% del indicador, es decir, la salud pesa lo mismo que cualquier otro”.

Esas dimensiones son: educación, juventud y niñez, trabajo, salud y vivienda. Por eso, señala que no es cierto que la salud fue la que más incidió, porque cada dimensión pesa lo mismo.

Lo que para el economista sí es cierto es que “la cobertura, que es uno de los indicadores de la dimensión de salud y el acceso al cuidado en salud, al moverse sí logra un impacto fuerte dentro del IPM”.

Pobreza.

Óscar Bernal / EL TIEMPO

(Vea: Medellín tendrá fábrica de vacunas). 

El cálculo sería que “si se mueve la cobertura en salud, se mueve más o menos el 10% de lo que podría moverse en el IPM”, explica Garzón.

Además, en términos de pobreza multidimensional más allá del índice, “la salud es una de las herramientas más fuerte para disminuir esa pobreza multidimensional”. Esto porque cuando un usuario tiene una debilidad en salud, se afectan las otras capacidades y eso lleva a estar atrapado a un estado de pobreza multidimensional.

También hace énfasis en que en Colombia la cobertura es muy alta y muy buena.
“Contando el régimen contributivo, subsidiado y los especiales, se tiene casi 51 millones de personas, esto es una cobertura casi completa”, explica el economista Garzón.
Por otra parte, el mayor aumento en el aseguramiento en salud se está dando en el régimen subsidiado.

(Vea: En Colombia, 2,35 millones de hogares no comen tres veces al día). 

Así, el experto afirma que según las cifras del Ministerio de Salud, “en el régimen contributivo en diciembre del 2021 se tenían 24,6 millones de personas, en diciembre del 2022 tenían 23,5 millones y en marzo del 2023 eran 23,3 millones. En cambio, el régimen subsidiado tuvo 23 millones en diciembre del 2021; 25,6 millones en diciembre del 2022 y 26 millones en 2023”.

De hecho, Paul Rodríguez, docente de la Universidad del Rosario, afirma que la diferencia en la cifra del IPM se da porque “una gran mayoría de la población tiene acceso a la salud, a pesar de muchas veces no tener un seguro de salud, lo que demuestra una de las grandes ventajas de las decisiones que ha tomado el Estado en torno a llevar a la salud como un derecho fundamental”.

Y para él, el principal elemento que permite la disminución es que “las personas puedan acceder a servicios de salud. Esto en caso de urgencias y brigadas, sin importar si tienen régimen subsidiado, contributivo o si son personas no aseguradas”.

Rodríguez asegura que el mensaje con esto es que el país tiene que tener mucho cuidado cuando se habla de cambios en el sistema da salud, porque son dos cosas las que están en juego. “Uno es el aseguramiento, que puede ser más o menos irrelevante, pero lo central es el gasto en salud de los hogares, que hoy en día es muy bajo en relación con los países de la región y con relación a los países de la Ocde”.

Esto último es, para el docente, “un gran activo clave que tienen el país para evitar problemas como el gasto catastrófico en salud”.

Lo que significaría que los hogares terminen gastando una gran parte de sus ingresos en medicamentos y atenciones.

Así, “si con la reforma de la salud se crea un sistema nuevo, hay dificultades en la implementación y no se logra asegurar esto y los usuarios terminan moviendo se más al sector privado de aseguramiento, esto va a llevar a gastos de bolsillos altos y se van a generar barreras”, asegura el experto.

(Vea: En Latinoamérica disminuye el desempleo hasta el 6,7 %). 

Afirmación con la que coincide Carlos Alberto Garzón, porque aunque para él no hay efecto directo de la reforma en la cobertura, “lo que no se sabe es cómo mejorar la calidad en la atención, en especial en el régimen subsidiado y que la población trabajadora no confíe en su sistema de salud y siga pagando su plan complementario o prepagado”.

Por ello, la mejor manera de llegar a ese 8,4% que reportó no estar asegurado en el IPM, es “llegar a los hogares pobres y socializar con ellos las bondades del sistema de salud, así como promover el uso del sistema de salud”, como afirma Garzón.

Así como también es crucial solucionar las barreras de conocimiento para acceder a esos servicios y las barreras en términos de distancia.

CLAUDIA MILENA QUINTERO RUEDA
Periodista Portafolio 

Fuente de la Noticia

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