Esta semana arrancó con una noticia que si bien era esperada en el mercado, cayó como un baldado de agua fría por la contundencia de los datos, ya que los efectos de la desaceleración económica se estarían trasladando a nuevos indicadores más rápido de lo que se proyectó en un comienzo, mientras el deterioro se hace cada vez más evidente y exige la puesta en marcha urgente de un plan de reactivación.
En este sentido, con la variación anual del Índice de Precios al Consumidor de 7,18% en junio, el país no solo mantuvo el estancamiento en la contracción de este indicador, que completó cuatro meses por encima del 7%, sino que rompió una racha de 14 meses consecutivos de reducciones, así fueran pequeñas y volvió a crecer en su comparativo mensual.
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En esto también hay que decir que la variación mensual (0,32%), aunque marca un leve incremento frente a los reportes de mayo, estuvo cerca de las expectativas de los analistas del mercado que, de acuerdo a la encuesta del Banco de la República, esperaban una variación mensual de 0,28%.
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Para Laura Katherine Peña, economista del BBVA Research, entre los resultados que se observaron hay que destacar que la inflación de alimentos continúa al alza, llegando a una variación anual de 5,3%, situación que se explica en gran medida por efectos base de comparación contra el mismo mes del 2023 y por presiones en algunos alimentos puntuales, como la cebolla, las papas y el chocolate.
Cifra de inflación reflejó una mejora en la capacidad adquisitiva de la población vulnerable y pobre del país.
Milton Díaz
“La inflación sin alimentos moderó su reducción, ubicándose en una variación anual de 7,6%. A su interior, la inflación de regulados fue la que más descendió, favorecida por efectos base, pero manteniéndose por encima del dato mensual promedio prepandemia. Cabe destacar que esta es la canasta registra la mayor inflación dentro de sus pares, con una variación anual de 13,3% para junio”, dijo esta analista.
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Arriendos siguen golpeando
Otro punto que llama la atención es que dejando a un lado los alimentos, la división que más aportó al dato de inflación en esta oportunidad fue el alojamiento y servicios públicos, que subió un 5,09% y aportó 2,81 puntos a la variación anual informada por el Dane. A este le siguen Transporte (1,08 puntos) y restaurantes y hoteles (1,02 puntos); que también generaron una fuerte presión.
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De esta manera, según el Centro de Estudios Económicos Anif, poco a poco se están dando las presiones que se esperaban sobre el costo de vida, dada la coyuntura macroeconómica que atraviesa el país, sintiéndose con mayor intensidad en las regiones, donde se debe empezar a trabajar rápido.
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“Cabe resaltar que tanto Pereira (0,6%), Neiva (0,5%), Florencia (0,5%), Bogotá (0,4%) y Medellín (0,4%) tuvieron un resultado por encima del promedio nacional. Por otro lado, el resultado anual estuvo liderado nuevamente por la división de alojamiento, y servicios públicos, Transporte, Restaurantes y hoteles y finalmente alimentos y bebidas alcohólicas”, indicó al respecto Anif.
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Entre tanto, para Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, las buenas noticias vienen de parte de algunos alimentos que están cayendo, como las frutas frescas, por ejemplo. Sin embargo, en términos anuales, advierte que en promedio los alimentos ya volvieron a subir inclusive por encima de la meta del Banco de la República y están por encima de 5%.
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“Por cierto, los automóviles y los productos importados continúan ayudando a que la inflación se mantenga relativamente baja; sin embargo, en menor medida. Esto lo que quiere decir es que el efecto de la tasa de cambio cada vez está disminuyendo”, dijo este experto.
Inflación
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Tal y como ya se mencionó, pese a que el estancamiento de la inflación era una posibilidad que se tenía sobre la mesa, el dato que se conoció finalmente fue más fuerte de lo proyectado y para algunos analistas el país la sacó barata esta vez, y no hay que obviar que nuevamente el costo de vida le está pegando con mayor fuerza a los estratos más bajos.
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En este sentido, una primera visión es la de Camilo Herrera, fundador de la firma Raddar, quien señala que ya van tres meses seguidos con la inflación anual en el mismo nivel y que factores como el aumento de fletes, los cambios climáticos y los impuestos saludables finalmente pasaron factura al IPC.
Las tarifas de peajes fueron una medida para mitigar el impacto de la inflación, pero el alza del 2023 se unirá a la que deberá hacerse en enero de 2024.
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“La sacamos barata. Esperemos que siga bajando y salga de este estancamiento. La inflación en ingresos bajos (pobres y vulnerables) comienza a crecer y esto afecta más a las personas de mayor vulnerabilidad, debido al aumento de precios de alimentos y bienes no durables, que son esenciales”, sostuvo.
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Por otra parte, para Juan Daniel Oviedo, exdirector del Dane, otra arista que debe llamar la atención en todo esto parte de que “sólo seis renglones de 188 generan 2/3 de la inflación anual con corte a junio 2024, y la mayoría de ellos son servicios esenciales para todos los hogares, sin distingo de su nivel de ingreso”.
Arriendos
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“La única forma de hacer frente al efecto empobrecedor de la inflación es con un plan de reactivación económica, sobre todo del empleo en las ciudades capitales del país. Además, recuerde que el efecto sobre arriendos de la interrupción de la caída de la inflación, pasa, en parte, para 2025”, explicó.
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En este sentido, para Oviedo, de ahora en adelante habrá que tener cuidado con las decisiones que se tomen frente al salario mínimo del próximo año, y no se puede quitar la mirada del Banco de la República, puesto que va a requerir de más tiempo para que la inflación regrese al rango meta.
Indicadores
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Esta hipótesis va de la mano con un planteamiento de Anif tras los resultados del IPC, en el que se advierte que todo parece “indicar que el proceso de convergencia hacia el rango meta estipulado por el Banco de la República se encuentra estancado”, lo que implica una convergencia mucho más lenta y gradual de la inflación durante lo que resta del año.
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Por último, según Fenalco, Colombia, con excepción de Venezuela y Argentina, es de los pocos países de América Latina, que no han logrado derrotar el flagelo de la inflación después de la pandemia y debido a esto, que se suma a la difícil coyuntura inflacionaria y la perspectiva de un bajo crecimiento de la economía, se debe ser muy cauteloso con la baja de tasas de interés hacia el futuro.
Banco de la República.
Archivo EL TIEMPO
“Este comportamiento en los precios afecta notoriamente el bolsillo de los consumidores de bajos ingresos, pero principalmente las finanzas de los tenderos de barrio, integrantes de primer nivel de la llamada economía popular que supuestamente defiende el Gobierno”, añadió Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.