El trabajo siempre ha evolucionado de forma constante y frecuente, en la medida en que surgen tecnologías que facilitan las labores o cuando se crean posiciones para atender las nuevas necesidades de la sociedad y la economía. Así por ejemplo, en 2017, el McKinsey Global Institute estimó que más de 375 millones de trabajadores en todo el mundo estarían obligados a cambiar de ocupación o adquirir nuevas habilidades durante la siguiente década, ante la posibilidad de automatizar sus actividades.
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En el transcurso de este año, hemos presenciado una aceleración drámatica en esta evolución. A partir de las medidas que tomaron los diferentes países para frenar la pandemia del covid-19, millones de organizaciones adoptaron modelos de trabajo y nuevas tecnologías que, aunque ya existían, no habían tenido la oportunidad de mostrar sus beneficios para consolidarse. Las videoconferencias, el trabajo remoto, la movilidad o la colaboración con herramientas en la nube, entre otras, no solo llegaron para salvar negocios, sino para quedarse definitivamente.
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Según un estudio elaborado por Zoho en América Latina, cerca del 95% de los encuestados piensa que, una vez termine la crisis, sus organizaciones mantendrán sus esquemas de teletrabajo o adoptarán modelos mixtos en los cuales solo irán algunos días de la semana a la oficina. Menos de 5% cree que las cosas volverán a ser como antes.
Aquí es necesario preguntarnos: ¿qué habilidades necesitarán los trabajadores para prosperar en este nuevo contexto?
Sin ninguna duda, la primera competencia que comienzan a resaltar los reclutadores está en la capacidad de adaptarnos al cambio y conceptualizar múltiples ideas complejas a la vez. El auge de las tecnologías digitales nos exige la capacidad de manejar diferentes herramientas al mismo tiempo, al tiempo que se busca el contexto en todas las actividades para seguir procesos lógicos y exitosos.
A medida que el mundo sigue confiando en tecnologías altamente técnicas y en continua evolución, también aumenta la necesidad de capacitar al personal en habilidades digitales adecuadas. Destrezas en alfabetización digital y pensamiento computacional son factores a tener en cuenta en el futuro. Conocer los conceptos y la utilización de tecnologías sociales, móviles, analíticas y en la nube ofrece oportunidades de crecimiento y de negocios para cualquier organización. Algo que se incrementa en la medida que se incorporan conocimientos en tecnologías emergentes, como inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático, Internet de las cosas (IoT) y ciencia de datos.
Las inteligencias emocional y social siguen siendo capacidades humanas únicas. En algunos sectores, estas cualidades son absolutamente cruciales, por lo que es importante que la estrecha colaboración con otros, la generación de empatía, y las habilidades de comunicación sigan mejorándose en las nuevas plataformas digitales, mediante estrategias holísticas que ayuden a cerrar las brechas existentes.
Tanto empresas como colaboradores también están cada vez más obligados a fortalecer sus habilidades creativas y a mantener una mentalidad innovadora. Al igual que tener un excelente sentido de la inteligencia social. La creatividad natural es algo que no se puede reproducir fácilmente con las últimas tecnologías digitales. Mientras más cuestionemos la mejor forma de realizar nuestras tareas diarias e ideemos procesos creativos y efectivos, podemos evidenciar resultados innovadores y productivos para nuestro entorno laboral.
La historia es un recordatorio de que la inversión en adoptar nuevas habilidades debe estar en el centro de cualquier estrategia de adaptación al cambio estructural de una empresa o una nación. Por ello, se requiere que individuos, educadores, empresas y los formuladores de políticas públicas inviertan en la educación y perfeccionamiento de estas nuevas habilidades para responder de manera adecuada al futuro laboral.
Por Raju Vegesna, Jefe Evangelista de Zoho
Especial para Portafolio.co