El mundo del tenis está recordando a Barry Phillips-Moore, exjugador, entrenador y el primero en adoptar la infame raqueta de ‘cuerda de espagueti’, que impartía efectos extremos y finalmente fue prohibida en el deporte. Phillips-Moore falleció en Adelaide el 29 de junio, a los 85 años.
Phillips-Moore, dos veces semifinalista en el Campeonato de Australia, creció junto a Rod Laver, pero rompió el molde de los típicos saques y voleas australianos amantes del césped, prefiriendo luchar desde la línea de fondo, especialmente en tierra batida. Ganó el título de Auckland en 1968.
Después de su carrera como jugador, Phillips-Moore entrenó a Paul McNamee, Peter McNamara, Harold Solomon y Eddie Dibbs antes de centrar su atención en liderar un grupo de jóvenes talentos que se salían de las rutas de desarrollo tradicionales en aventuras europeas con la ayuda de una confiable minivan.
Uno de sus prodigios más famosos fue su compatriota australiano y nativo de Adelaide, Mark Woodforde, quien ganó cuatro títulos individuales y 67 títulos de dobles, incluidos 12 majors.
Después de terminar la escuela secundaria, Woodforde se unió a otros ocho jugadores (en su mayoría australianos) en giras maratónicas de nueve meses por Europa. Los jugadores se amontonaron en una minivan y compartieron las responsabilidades de conducción, mientras que Barry y su amada esposa Anne (quien falleció en 2021) los siguieron en su propio automóvil.
En ese momento, Phillips-Moore insistió en que las giras europeas eran una mejor opción que el sistema universitario estadounidense. Al final de la gira, los jugadores estacionaban el automóvil en el estacionamiento de un hotel o similar y lo recogían varios meses después durante la próxima temporada.
“Nunca hubiera tenido una carrera si no me hubiera cruzado con Barry Phillips-Moore”, dijo Woodforde a ATPTour.com en Wimbledon esta semana. “Fue mi entrenador desde el primer año que viajé al extranjero cuando tenía la aspiración de ser tenista profesional.
“Mi papá sentó las bases, pero Barry me dio la creencia de que podía convertirme en tenista. Y nunca me hubiera mudado a esa raqueta, esa cuerda especial (que fue aprobada por las autoridades) si no fuera por Barry”.
Barry’s Boys: ex compañeros de viaje Mark Woodforde, Richard Fricker, Mike Derer (sentado), Marty Richards y Gavin Pfitzner con Barry Phillips-Moore en una reunión en el Hotel Edinburgh en Adelaida. Foto cortesía de Mark Woodforde.
«Barry Phillips-Moore era un profesor», dijo el estimado periodista de tenis Richard Evans, autor de más de 20 libros, incluido el destacado ‘La historia del tenis’.
«Además de criar a muchos jóvenes, siempre estaba jugando con las raquetas y el encordado. Creó una forma más ajustada de encordar las raquetas para que hubiera menos espacio entre las cuerdas. Era un verdadero gurú del tenis y, como dijo Mark Woodforde, sin Barry nunca lo habría logrado».
Phillips-Moore tenía una tienda de deportes en Adelaide y en años posteriores también vendía productos de tenis (raquetas, cordajes, ropa) en el maletero de su coche durante las giras europeas con sus jóvenes jugadores. El ex No. 71 del mundo, el australiano Carl Limberger, estaba entre los protegidos de Phillips-Moore.
“Recuerdo haber entrado en la tienda familiar de Barry en Adelaide cuando estaba a la altura de la rodilla de un saltamontes y mirar todas estas cosas que Barry había importado de Europa”, dijo Woodforde. “Era como estar en el circo.
“Cuando crecí y decidí que quería intentar convertirme en tenista, papá se acercó a Barry. Barry y Anne llegaron a la casa y dijeron: ‘Si quieres que tenga una oportunidad, podemos llevártelo’.
“Tuvo un enfoque relajado y dijo que estaba bien fallar porque aprendería de los errores. Estaba acostumbrado a que alguien me gritara y tenía miedo de cometer errores. Cuando comencé a trabajar con Barry, fue casi como probar la fruta prohibida”.