Reflexiones: Sobre el arte que se filtra a través de la tecnología

Ante la coyuntura parecería que cada día falta más tiempo para que los espectáculos de artes escénicas vuelvan al ritual del encuentro en vivo entre intérpretes y público. Recientemente pasaron los días internacionales del teatro y la danza, y en medio de la pandemia, se ha visto vídeos de espectáculos liberados en internet para que, desde casa, la gente no olvide este tipo de manifestaciones. Incluyo se han hecho transmisiones en vivo, pero lo que le llega al “público” es siempre a través de una pantalla. ¿Las artes escénicas deben transformarse? Es la pregunta que Lecturas & Arte le hizo a varios artistas nacionales.

La actriz y creadora Lía Michel tuvo que cerrar su laboratorio de Artes Vivas, que comenzó en marzo, en medio del confinamiento, asegura que el cierre del laboratorio fue una experiencia importante para los que participaron. “Extrañamente hubo una sensación de día de función, estuvimos puntuales probando la conexión, había muchos nervios y ansiedad por la “apertura de la sala” (en Zoom). El público entró, se veían los nombres de las personas acumulándose y supimos que esta virtualidad se hacía real. El público, sus cuerpos, sus murmullos se convirtieron en una lista de nombres que se dejaron ver y escuchar por un momento antes de apagar sus cámaras y micrófonos, efectivamente estábamos todos allí, reunidos”, cuenta Michel y dice que esta experiencia no permitió tener las reacciones inmediatas del público al ver el trabajo. El ejercicio no logró ese tipo particular de intimidad con los espectadores, no se miraron a los ojos con ellos, no hubo nada de eso. Pero sí hubo otras maneras de vivenciar un acontecimiento. “Una manera distinta de estar en dos tiempos, en dos espacios y con un cuerpo con la conciencia de un otro invisible. Un invisible que se quedó a ver por puro deseo. Y lo que es más valioso aún, al menos para mí, es que pudimos percibir y comprender que el espacio de lo virtual es enorme, que nos queda mucho por explorar y que todo indica, de manera muy instintiva, que es posible generar encuentros sensibles con un otro/público”.

 

¿Crisis?

Para la actriz y directora Patricia García, las artes escénicas ya estaban atravesando por una crisis antes de la cuarentena, el teatro en Bolivia no estaba precisamente llenando salas. “Por ejemplo, el espacio que tengo con mi taller Ser y Estar, es alucinante porque me permite investigar. Incluso partimos por un ‘no tener nada dicho’. Estamos comenzando a trabajar con este lenguaje (de forma virtual) y se puede, es diferente y obviamente vienen las dudas de si lo que estamos haciendo es teatro o no, si está más cerca del audiovisual o no, si deja de ser escénico. A mí me parece interesantísimo sobre todo para avivar el teatro que estaba en muchos sentidos, estancado”, comenta García.

Katriel Hidalgo, uno de los impulsores del proyecto Fonoteatro, que tomó relevancia durante el confinamiento, porque plantea lecturas dramatizadas en vivo de textos de autores nacionales, cada fin de semana, asegura que que las artes se piensan solas, como la naturaleza. “Es casi incontrolable, pero si no la sabes tratar, hasta la puedes extinguir, nosotros simplemente somos un canal, una vía de evacuación para tremenda complejidad, uno de los principios de la escena (y del teatro más aún) es “El arte se reinventa siempre” lo que ayer considerábamos como arte hoy es vintage, clásico, independiente, porque al final ¿Quién define al arte? o ¿Lo que es y lo que no? Triste pero cierto, hemos intentado buscarle alguna funcionalidad, muchas veces sin ninguna respuesta. Hoy nos damos cuenta de que, de no haber sido por la escena no sabríamos cómo estar bien, que, de no haber sido por el arte no sabríamos qué hacer; sin ánimo de ser extremista ¿Cuantos habrían muerto ya? Por donde queramos ver, indudablemente en esta cuarentena caímos en una expresión artística, en una expresión escénica; se escucha música, se ven películas, se baila en casa, se interpreta a la hora de almuerzo, se recuerdan historias, se cuentan experiencias, tenemos la necesidad de conectarnos con nuestros familiares, de estimularnos, afectarnos con algo, tenemos la necesidad de tener un convivio” comenta.

El actor y docente de teatro, Daniel Larrazábal, ha comenzado a dar clases de manera virtual y asegura que es una forma de relajar a sus alumnos durante la cuarentena. “Creo que se volverá a una cierta normalidad, de aquí a varios meses, pero la tecnología no va a poder jamás suplantar al teatro como tal. Es muy complicado y es una cuestión de tiempo, se tendrá que volver a las salas, si no, no hay teatro. El teatro es encuentro”, añade.

 

APUNTE

El espacio de la danza

La bailarina y coreógrafa Ana Cecilia Moreno asegura que actualmente el cuerpo está tomando otras dimensiones, es algo que ya ha sucedido antes, pero quizás de una manera más experimental, en cambio ahora, el cuerpo está condicionado por el confinamiento y se está utilizando espacios reducidos y ese desplazamiento hace que haya una relación más íntima con el cuerpo. “Creo que esto demanda más exigencia para el entrenamiento y capacidad de adaptación, es una especie de selección natural, el que busca más entrará mejor en su cuerpo”, dice Moreno quien da clases en el Instituto Laredo y afirma que lo que ve en sus alumnos es que la danza está tomando otras dimensiones, se está resignificando para que la danza se vuelva danza y no se ahogue.

Moreno habla de la situación como una olla de presión en la que el arte trata de salir a flote y cuando acabe la pandemia cree que habrá una ola de producción, quizás desde un lado más luminoso, que estará aún atada al contexto actual. “Creo que el arte se ‘tecnologizará’ más y se filtrará a las obras presenciales. Volverán los espectáculos en espacios abiertos o en espacios muy íntimos, esto puede ser un plus”.

 



Fuente de la Noticia

Related posts

La nueva era de la inteligencia artificial con ChatGPT 4.0

Externalización de Back-Office a Colombia: BPO, Centros de Contacto y CX

Samsung Galaxy s22 ultra: la mejor opción en telefonía móvil