“Mi carrera me ha llevado a todas partes, desde Penrith hasta una galaxia muy, muy lejana. Y aunque he experimentado algunas cosas absurdas en mis viajes, ni siquiera yo podía creerlo cuando escuché que la prueba de natación forzada todavía se usa en su universidad”, escribe Grant. “Solo puedo imaginar lo aterrorizadas que deben sentirse las ratas cuando los experimentadores las meten en vasos de agua ineludibles, en los que nadan frenéticamente en busca de un escape, pateando los lados del vaso y zambulléndose hasta el fondo, pero sin éxito. Una vez que los experimentadores han terminado de someter a los animales a esta crueldad, los matan”.
La prueba de nado forzado ha sido desacreditada recientemente por su uso en la investigación de la depresión en un artículo científico iniciado por el Ministerio del Interior, que concluyó que la prueba no puede predecir la eficacia de posibles nuevos fármacos antidepresivos, es un modelo pobre de depresión e incluso podría descartar nuevos medicamentos efectivos para humanos.
La prueba también ha sido criticada por motivos de bienestar y por su irrelevancia para los humanos. Tratar de comprender la biología humana fundamental que subyace al estrés y la ansiedad al obligar a las ratas a nadar en un vaso de precipitados con agua está perjudicando a quienes padecen trastornos de salud mental. Imagínese qué experiencia tan agotadora y angustiosa debe ser para el animal: pasar su vida atrapado en una jaula, luego verse obligado a participar en un experimento que intencionalmente le causa estrés, solo para morir al final.
“La ciencia no cuadra”, continúa Grant. “No tiene sentido que la universidad continúe usando un experimento que es angustioso para los animales e irrelevante para los humanos”.
Luego de conversaciones con entidades de PETA en todo el mundo, 15 empresas y más de una docena de universidades, incluido el King’s College London, han declarado que no tienen la intención de utilizar la prueba de natación forzada en el futuro. PETA hace un llamado a la Universidad de Bristol para que haga lo mismo. Ya, más de 50,000 personas, incluidos los actores Sir Mark Rylance y Joanna Lumley y el alcalde de West England, Dan Norris, han instado a la universidad a tomar medidas.