Con la llegada de la pandemia del Covid-19, la población en general tuvo un acercamiento forzoso con la educación virtual y enfrentó las barreras y retos que desde años atrás suponía para miles de estudiantes que alrededor del mundo optaron por esta modalidad de formación.
Esto también obligó a que se le reconocieran las múltiples ventajas que posee: amplia oferta a nivel de programas de formación, flexibilidad horaria, costo razonable, comodidad de asistir a encuentros o revisar contenidos desde cualquier lugar y momento, con la facilidad de adaptarse a un ritmo propio de aprendizaje personalizado, entre otras.
Según dijo Patricia Larrarte Castañeda, docente del programa de Marketing de Negocios de Areandina, “el uso de la virtualidad desmitifica la supuesta baja calidad de la educación virtual y por el contrario, destacó el avance con respecto a la estructura metodológica y proceso formativo, en el desarrollo de habilidades y destrezas digitales”.
La tecnología, nuestro aliado
De la mano de la tecnología fue posible el uso de entornos virtuales de simulación, como un recurso pedagógico en el que el estudiante recrea entornos físicos y situaciones reales dentro de su ordenador, como parte de su proceso de aprendizaje. Estos escenarios los llevan a elegir entre diferentes alternativas al interior de una fase de experimentación virtual.
“Mediante la simulación de escenarios ficticios, se analiza la forma en la que el aprendiz actuaría ante determinados retos o conflictos que puedan darse ante la ocurrencia de una situación real, con la opción de experimentar un número ilimitado de veces y haciendo posible un mayor afianzamiento y comprensión de teorías”, explicó la docente.
Con la aplicación de estos métodos, no solo se simplifica el proceso de formación, sino que a su vez se orienta al estudiante hacia un mejor aprovechamiento de toda la información que encuentra disponible en la red y mediante la cual él se convierte en un generador activo de experiencias y conocimiento.
“El estudiante se enfrenta a los retos formativos creados en los escenarios virtuales de formación, con la conciencia de que al igual que en un videojuego, genera la adrenalina y despierta un deseo de competitividad. Allí interactúa y toma decisiones utilizando múltiples tácticas que ponen a prueba su conocimiento, destreza y habilidad”, sostuvo Larrarte.
La docente también destacó la labor de los tutores virtuales desde hace un tiempo, pues con todas estas herramientas, cambió el rol de replicador de información al que veníamos acostumbrados en la educación presencial, para convertirse en un agente dinámico y motivador que al igual que el estudiante se encuentra en un continuo proceso de crecimiento y transformación.