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Santa Fe `pierde de visita contra Pasto 1-0 en la ida de cuartos de final de la Liga Betplay – Fútbol Colombiano – Deportes

Santa Fe `pierde de visita contra Pasto 1-0 en la ida de cuartos de final de la Liga Betplay - Fútbol Colombiano - Deportes


El león no mostró los colmillos. No rugió. Jugó en Pasto con las garras amarradas. Indefenso. Noble. Tímido. Pisó una trampa en el primer tiempo y ya no pudo salir de ella. Ahí se quedó atrapado, sin la fiereza habitual, sin la pelea de siempre, esa con la que da batalla hasta el final. Esta vez perdió 1-0 en un partido de confusiones, de nebulosas. Pero es 1-0, la menor diferencia, así que Santa Fe quedó vivo. En Bogotá tendrá que desamarrar sus garras, mostrar los colmillos afilados y rugir si es que quiere ir a la semifinal.

Esta vez no funcionaron sus viejas y eficaces fórmulas. Sus virtudes y artimañas. Ni la pelota quieta. Ni una genialidad de Sambueza. Ni un gol salvador de Ramos. Ni la atajada milagrosa de Castellanos que no pudo evitar el gol de la derrota, aunque evitó otros. No le quiso entrar el balón a Mauricio Gómez que fue el único que se animó a rematar al arco. Esta vez ni siquiera le ayudó la suerte en un casi autogol pastuso, de Malagón. Esta vez Santa Fe llegó poco y no llegó bien.

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El león amarrado cayó en la trampa muy rápido, cuando apenas se adaptaba a esa selva, cuando iban 16 minutos. En una serie de estas, cuando dos partidos deciden el destino, el futuro y el año, nadie se puede equivocar. Un error se paga caro. Y santa Fe, que no jugó bien arriba, falló atrás. Perdió la pelota en campo rival y se quedó desnudo. Pasto lo atacó con sorpresa, con un pase al vacío para Jeison Medina. Torijano no sabía si achicar o agrandar, se sintió atacado por lado y lado.

Y Medina no desaprovechó su momento de soledad, su carrera al viento, y el desparpajo cardenal. Recibió y pateo, así, de primera, casi sin mirar, y así venció al portero Castellanos que alcanzó quitarle fuerza a la pelota, pero no pudo ni contenerla ni desviarla. Ese fue el 1-0, el único, el suficiente para la victoria local.

Fue un error que se pagó muy caro, porque le costó una derrota que aunque mínima, es derrota. Y Pasto, seguro, la defenderá con el alma en Bogotá. Y ya se sabe que no es un rival débil. De hecho su victoria pudo ser amplia, porque cada que se equivocó Santa Fe, le creó problemas. Como en otra oportunidad de Medina, que ya corría hacia Castellanos, en un duelo hombre a hombre, de lanza y escudo, de jinete y barrera, y se perfilaba para definir y celebrar, pero no encontró el resquicio por el cual patear y mandó el balón afuera. Respiró Santa Fe porque un 2-0 ya le ponía cuesta arriba la serie.

Encontrar el empate fue tarea titánica e improductiva para los cardenales. Los leones gruñían pero solo en la mitad, en la batalla. Arriba les costó acelerar, imponer su ritmo, entre otras cosas porque el árbitro, Jhon Hinestroza, que corría con la mano amarrada a las tarjetas, pitaba todo, ¡todo!, el más mínimo contacto, el roce, el jaloncito. Amarilla para el uno, amarilla para el otro. Unas que sí, otras que no. Incluso una roja para Carlos Arboleda de la que luego se arrepintió y acertó.

El único intentó real y peligroso de Santa Fe fue el remate de Mauricio Gómez, cuando ya perdían 1-0, con un buen disparo que desvió el portero Delgado. En la segunda parte hubo un cabezazo de Giraldo que careció de fuerza y ubicación, pero con la volada de Delgado al menos hubo emoción.

Y mientras tanto, Pasto pudo volver a liquidar, en una cadena de errores de Santa Fe, y Moreno remató y salvó Castellanos. Y el propio Moreno quería venganza y tuvo otra, más solo aún, y dejó a Castellanos en el camino, y entonces, con el arco solo, piso el balón, se cayó y desperdició.

Santa Fe no tuvo un buen partido, no mostró los colmillos, pero perdió poco muy poco. En Bogotá, le toca volver a rugir.

PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET​

Fuente de la Noticia

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