Con el paso de los días, los sectores de agro se vienen fortaleciendo. Esta vez es el turno del sector floricultor, en cabeza de Augusto Solano presidente de Asocolflores, quien habló con Portafolio sobre las dinámicas del renglón y el balance en lo que va del año.
¿Cómo es el proceso de logística de exportación?
Las flores son un producto perecedero y extremadamente delicado. Van a los mercados más exigentes, por eso tienen que llegar en perfectas condiciones.
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El negocio de exportación tiene dos partes, un 50% es agricultura y un 50% es logística, porque se requiere ser muy eficiente para el costo y la calidad de la flor. Colombia lleva 57 años en este negocio y desde el primer día nació para las ventas en el exterior.
¿Qué está pasando con la producción local?
Tenemos un pequeño mercado que también durante la pandemia creció, pero sigue siendo una porción muy pequeña. Algunas empresas exportadoras empezaron a hacer envíos de ventas por internet y a domicilio. El gran volumen lo da es la exportación y además, los precios son mucho mejores.
¿A qué retos se han enfrentado?
Los altos costos. En la pandemia esa fue la ventaja pero se incrementaron especialmente los de transporte, lo que hizo muy complicado conseguir espacio, porque hubo una demanda muy grande de transporte en el lejano oriente pagando tarifas más altas, provocando que la mayoría de los equipos se fueran a Asia.
Augusto Solano, presidente de Asocolflores, destacó las acciones de promoción en los mercados de Asia.
¿Cuánto se produce para exportación?
El año pasado las exportaciones fueron de US$1.700 millones y 300.000 toneladas. El destino principal es Estados Unidos con una exportación del 80%, llegamos a más de 100 países incluyendo naciones como Australia, Japón, Rusia, etc.
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¿En qué meses del año se exporta más?
Las dos temporadas importantes son San Valentín y día de la madre. En época de verano, se vende menos porque en los países de destino por razones del clima, ellos pueden producir flores a cielo abierto.
¿Cuáles son los principales departamentos productores?
Cundinamarca donde se produce aproximadamente el 66%. Tenemos un 32% en Antioquia y es 1% o 2% está en el resto del país, principalmente en el Eje Cafetero y Norte del Valle.
¿Cómo puede ser un cultivo sostenible?
En lo social, se generan alrededor de 14 empleos por hectárea en promedio y todos son formales. Aproximadamente el 60% y el 65% son para mujeres, muchas de ellas cabeza de familia.
En lo ambiental, tenemos una certificación flor verde que lleva 26 años, tiene unas normas reconocidas en todo lo que es el manejo del agua.
También, firmamos con el Ministerio de Medio Ambiente un acuerdo de Economía circular y una agenda ambiental con la CAR. En eso somos muy estrictos entre otras cosas, porque los mercados a los cuales accedemos, son muy exigentes y los consumidores también.
¿Cómo les ha afectado el precio de los insumos del agro?
Hemos tenido unos incrementos entre el 15% y el 30%. Sin tener en cuenta el transporte aéreo que durante la pandemia hubo momentos en los que se triplicó.
¿Cómo mantener el estándar de calidad de las flores?
Eso tiene dos partes, una es la producción y la otra, el transporte. En la producción tienen que ser flores de muy buena calidad en el material vegetal.
Después viene la etapa de transporte, independientemente de qué tan lejos sea el destino la clave está en mantener la cadena de frío, la flor debe haber sido bien hidratada antes y debe ser transportada a tres o cuatro grados centígrados todo el tiempo.
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¿Cómo esperan cerrar 2022?
La demanda se está afectando por la inflación que hay en el mundo. Esto va a tocar el bolsillo de los consumidores.
Es difícil saber, pero si nosotros logramos llegar a las mismas exportaciones del año pasado o superarlas un poco, nos daríamos por bien servidos si llegamos a estar entre US$1.700 o US$1.800 millones, eso sería bueno en las circunstancias actuales de alta inflación.
Sin embargo, el gran reto son los altos costos de producción y la incertidumbre del comportamiento del mercado.
Diana K. Rodríguez T