Quedan exactamente 15 días para que se acabe el 2024 y cada vez es más evidente que la subejecución del Presupuesto General de la Nación, es una movida alterna del Ministerio de Hacienda para garantizar el cumplimiento de la regla fiscal, que se estaría consolidando como un recorte indirecto que se sumaría a los $33 billones que se anunciaron hace algunas semanas.
Con corte a noviembre, las cuentas del Ministerio de Hacienda muestran que se han comprometido $406,7 billones de los $503,7 billones que se proyectaron para este año, lo cual equivale al 80,8% de ejecución a ese nivel, que se queda corto si se tiene en cuenta que el promedio para esta fecha era del 85%.
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Por otra parte, las obligaciones llegaron al 71,1% ($358,1 billones) y los pagos a $353 billones (70,1%); aristas que también se encuentran rezagadas respecto a vigencias anteriores, donde se acercaban al 80% en ambos indicadores. Para explicar mejor estos datos, a menos de un mes de que cierre el 2024, al gobierno todavía le faltan por usar $96,8 billones de los rubros aprobados por el Congreso.
Inversión quedada
Dentro de estas cuentas, el punto que más llama la atención es el de la inversión, puesto que ha sido una de las peticiones más reiteradas de los gremios y los centros de estudio para hacer frente a la desaceleración y apunta a cerrar el año como la gran sacrificada, gracias a la estrategia de subejecución del Gobierno.
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Acá hay que decir que de los $100 billones previstos para el 2024, se han comprometido $78,4 billones (78,4%) y quedan pendientes por asignar poco más de $21 billones. Para este mismo período del 2023, este renglón se ubicaba en 81,1% de la ejecución y para el 2022, cuando Gustavo Petro arrancó su mandato, estaba en 88%.
Los sectores de inclusión social ($3,7 billones), transporte ($2,4 billones), agricultura ($2,3 billones), hacienda ($2,1 billones) y minas y energía ($1,7 billones); concentran más del 50% de los $21 billones que faltan por usar. Así mismo, si se mira a estas cinco el nivel de apropiaciones que se convirtieron en obligaciones, ninguna supera el 31%.
José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y rector de la Universidad EIA, sostiene que el país estaría atravesando un escenario de subejecución forzada, tras el congelamiento de recursos que se anunció a mediados de año, tras la caída del recaudo tributario y el no cumplimiento de las estimaciones de gasto.
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“Como se está congelando más inversión que gasto en funcionamiento, pues se acude a ese camino. Me parece que el orden de las cosas no es congelar la inversión. Eso significa que no se congele parte de la inversión, sino que habría que hacer un esfuerzo de verdades en gastos de funcionamiento. Es allí donde está el problema. No es en materia de inversión”, explicó.
En este sentido, Restrepo Abondano agregó que “de hecho, la inversión viene cayendo. Entonces, lo que tiene que hacer el Gobierno es recomponer su agenda de congelamiento hacia los gastos de funcionamiento o de nómina, que es donde realmente está creciendo”, marcando así un punto a corregir.
Si se mantiene el ritmo actual de los compromisos de $7,8 billones mensuales en promedio, al cierre de este año, dicho renglón del presupuesto llegaría únicamente a $85 billones, dejando $15 billones a merced de que se pierdan entre la figura del rezago presupuestal.

Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
Foto: CEET – Néstor Gómez
Es por esto que Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana, resalta que “Esto deja en evidencia que es muy difícil para el Gobierno estructurar proyectos de inversión y llevarlos a cabo, eso es una dificultad que han tenido todos los gobiernos, no solamente éste, pero pues en este gobierno es particularmente difícil en aquellos sectores como vivienda, transporte o energía; en los que esta administración ha decidido cambiar la manera en la que se invierte”, manifestó.
El balance de las cifras de inversión se complica más cuando se revisan las obligaciones y pagos, que son los dineros que finalmente se sabe que entrarán a la economía, dado que apenas se han obligado $44,8 billones (44,8%) y pagado $44,5 billones (44,5%); manteniendo sin un uso efectivo más de $50 billones, en un contexto de clara desaceleración.
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Respecto a los recursos pendientes que se alcanzaría a usar antes de que acabe el 2024, el profesor Restrepo acotó que “muy poco, porque si además se la congelaron desde mediados del año, a los ministerios les es muy difícil que tengan proyectos listos para ejecutar y que puedan llegar rápidamente a decirle al Ministerio de Hacienda necesito la caja para poder ejecutar estos proyectos”.
Un último dato que vale la pena mencionar es que en el mejor de los casos, con el cálculo del ritmo actual, las apropiaciones sin comprometer ($15 billones) serían casi el doble de las $8 billones del 2023. Ahora bien, si se mantiene en los $21 billones que muestra noviembre, el país estaría ante un panorama que ni siquiera se vio en los peores momentos de la pandemia.

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Alerta por rezagos
La semana pasada cerró con una alerta de la Contraloría General de la República, que expresó su preocupación por la baja ejecución del presupuesto 2024 y dijo que aunque reconoce que se han cumplido compromisos importantes como el servicio de la deuda ($79,7 billones) y gastos de funcionamiento ($233,67 billones), en inversión apenas se han ejecutado $44,83 billones de los $100,06 billones asignados, reflejando un rezago significativo en este rubro clave.
“Esta baja ejecución podría llevar a que muchos recursos no sean utilizados al final del año. Según las cifras disponibles a noviembre, las pérdidas de apropiación podrían alcanzar los $96,87 billones ($503.4 billones de presupuesto menos $406,7 billones de compromisos), lo que representa recursos que no se usarían para los programas y proyectos planeados. Además, existe el riesgo de que las reservas presupuestales no utilizadas sean muy altas si la ejecución sigue al ritmo actual”, concluyó.