también causó una epidemia hace 20mil años

Cuando inició la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 también aprendimos algo: aunque para nosotros este sea “el coronavirus”, en realidad se trata de uno más de un grupo de virus de este tipo.

La familia Coronaviridae está formada por virus cuyo material genético es ARN, que está protegido por una envoltura de lípidos.

La subfamilia de los coronavirus, incluye a los que además de envoltura, tienen una cápside formada por proteínas, que al microscopio sobresalen como puntas: de manera similar a la corona solar, de ahí su nombre.

Este tipo de virus pueden infectar aves y mamíferos, lo que nos incluye a nosotros, los seres humanos.

Hasta hace poco la historia que teníamos registrada de sus infecciones en humanos, no llegaba muy lejos, pero un estudio reciente muestra que quizá hemos convivido con ellos más tiempo de lo que pensábamos.

Historia reciente 

En las últimas dos décadas ya nos habíamos enfrentado a otros dos coronavirus que causan infecciones respiratorias severas en humanos: el SARS, causado por el virus SARS-CoV y el MERS, causado por el virus MERS-CoV.

Y por supuesto tenemos, la desgracias de llevar más de un año conociendo al covid-19, causado por el SARS-CoV-2.

Los virólogos también tenían identificados otros cuatro coronavirus que solo causan resfriados leves, a los que se les había podido rastrear, para conocer en qué momentos empezaron a ser patógenos de los humanos.

Sabemos que la mayoría de los coronavirus están en reservorios animales, de dónde en ocasiones saltan para infectar personas.

Esos saltos ocurren por mutaciones que pueden darles una ventaja a los virus y entonces tener la oportunidad de infectar otro tipo de células.

Rastreando esas mutaciones es que conocíamos, que uno de los coronavirus más antiguos iniciaba su historia de contagios en humanos hace unos 800 años.

Coronavirus ancestrales

Más atrás de eso perdíamos el rastro, así los científicos se preguntaban, si las infecciones por coronavirus eran relativamente recientes, en términos de historia humana.

Pero ahora sabemos que en realidad han existido desde hace mucho más tiempo; realmente mucho más, al menos unos 20,000 años.

Un grupo de investigadores especialistas en biología evolutiva, se dieron a la tarea de buscar pistas en el pasado de nuestra especie: en lugar de rastrear las mutaciones en el ARN virus, observaron los efectos que podría dejar en el ADN de los humanos.

Los seres humanos también tenemos mutaciones, aunque no ocurren con tanta rapidez como en un virus, se van acumulando a lo largo del tiempo.

A veces una mutación puede resultar en tener mejores defensas contra un virus y eso es lo que este grupo de biólogos evolutivos buscó: cuando estas mutaciones resultan en un beneficio, pasan de generación en generación y dejan una huella genética.

Mutaciones protectoras

En el estudio se comparó el ADN de 26 poblaciones de todo el mundo, buscando genes específicos, relacionados con los coronavirus.

Aunque por ahora nuestro cuerpo no tenga ninguna defensa contra el SARS-CoV-2, eso no quiere decir lo mismo contra otros coronavirus.

Las conclusiones de este estudio muestran que, en poblaciones de Asia, hay genes dominantes, relacionados con la adaptación a ciertos coronavirus antiguos.

Considerando la acumulación de las mutaciones es que se puede saber que esos genes están ahí desde hace unos 20,000 a 25,000 años.

Es notable también que esa huella genética es exclusiva de esas poblaciones asiáticas, pues no existe en las personas de otras poblaciones del mundo.

El estudio no puede estimar cuánto tiempo duró la epidemia que dejó esa huella, pero haber identificado los 42 genes relacionados con ella, es una pista para buscar tratamientos que sirvan contra el actual coronavirus.

Y eso es una buena noticia.

Fuente de la Noticia

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