Tanzania enfrenta una reacción violenta por los desalojos forzosos de los masáis para preservar su patrimonio

En resumen

  • Tanzania está desalojando por la fuerza a los indígenas masai de sus tierras ancestrales con el pretexto de promover la conservación y el desarrollo turístico.
  • Un informe de Human Rights Watch (HRW) destaca la falta de consentimiento, las violaciones de derechos y la violencia contra los masai durante el proceso de reubicación.
  • El programa pretende trasladar a más de 82.000 masai desde el Área de Conservación de Ngorongoro a la aldea de Msomera, lo que provocará tensiones y enfrentamientos mortales.
  • HRW insta al gobierno de Tanzania a reconsiderar su enfoque y respetar los derechos y la dignidad del pueblo masai.

Dar es Salaam, Tanzania – Tanzania ha estado desalojando por la fuerza a las comunidades indígenas masái de sus tierras ancestrales, según un informe contundente de Human Rights Watch (HRW) publicado el miércoles. El informe revela la intención del gobierno tanzano de reubicar a más de 82.000 masái de sus hogares en el Área de Conservación de Ngorongoro (NCA) en la aldea de Msomera, a unos 600 kilómetros (370 millas) de distancia, para dejar paso a fines de conservación y turismo.

Los masái han vivido en la NCA durante generaciones, coexistiendo con la vida silvestre y manteniendo su estilo de vida nómada. Sin embargo, las tensiones han aumentado a medida que el gobierno avanza con su programa de reubicación, que se puso en marcha en 2022. El informe de HRW destaca las graves consecuencias de esta iniciativa, incluidos los violentos enfrentamientos entre las autoridades y la comunidad masái, que en ocasiones han resultado mortales.

Entre agosto de 2022 y diciembre de 2023, HRW entrevistó a casi 100 personas, entre ellas miembros de la comunidad masái que ya habían sido reubicados en la aldea de Msomera y otros que se enfrentaban a una reubicación inminente. Los hallazgos pintan un panorama sombrío de violaciones de derechos y violencia durante el proceso de reubicación.

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es que el gobierno de Tanzania no obtuvo el consentimiento libre, previo e informado de los residentes indígenas masái en relación con el plan de reubicación. Muchos residentes denunciaron violaciones de sus derechos a la tierra, la educación, la salud y una compensación justa. Además, HRW documentó 13 incidentes de palizas por parte de guardabosques empleados por el gobierno entre septiembre de 2022 y julio de 2023. Se informó de que los guardabosques, encargados de hacer cumplir la reubicación, habían agredido y golpeado a los residentes con impunidad.

En la aldea de Msomera, el miedo y la intimidación son omnipresentes entre los masai reubicados. Un residente dijo a HRW que quienes se atrevieron a manifestarse en contra de la reubicación sufrieron amenazas de los guardabosques y las fuerzas de seguridad. «No se les permite decir nada», dijo el residente, describiendo el miedo que se ha apoderado de la comunidad.

Juliana Nnoko, investigadora principal sobre mujeres y tierras en HRW, condenó las acciones del gobierno de Tanzania y destacó la necesidad de respetar los derechos de los masáis. «Es una obligación ética y jurídica», afirmó Nnoko. «El gobierno debería reconsiderar urgentemente su enfoque para garantizar la supervivencia, el bienestar y la dignidad del pueblo masái, que este proceso de reubicación está poniendo en grave peligro».

A pesar de la indignación internacional, el gobierno de Tanzania ha mantenido en todo momento que su plan de reubicación cumple con las leyes del país en materia de derechos. Sin embargo, el informe de HRW subraya la urgente necesidad de que el gobierno reevalúe sus acciones y dé prioridad a los derechos y la dignidad de las comunidades masái.

Los desalojos forzosos han suscitado críticas generalizadas de las organizaciones de derechos humanos, que han pedido a Tanzania que detenga los traslados y entable un diálogo significativo con el pueblo masái. La situación actual no sólo ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las comunidades indígenas frente a los proyectos de desarrollo dirigidos por el Estado, sino que también ha suscitado inquietudes más amplias sobre el equilibrio entre las iniciativas de conservación y los derechos humanos.

Fuente de la Noticia

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