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Tecnología: Neuroelectrics, la startup que quiere curar enfermedades neurodegenera

Tecnología: Neuroelectrics, la startup que quiere curar enfermedades neurodegenera

Una economista y un físico y matemático conforman el matrimonio detrás de Neuroelectrics, la empresa española que trabaja en terapias para paliar enfermedades neurológicas utilizando la electroestimulación cerebral y la

Según el portal, Ana Maiques y Giulio Ruffini refundaron en 2000 la empresa de investigación tecnológica Starlab con el objetivo de “hacer buena investigación para llevarla al mercado, utilizar la ciencia para resolver grandes problemas de la sociedad”.

De la rama en neurociencia de Starlab acabó naciendo Neuroelectrics en el 2011 como empresa propia, ahora afincada en Boston desde el 2014 y en la que Maiques ocupa el cargo de CEO. 

El producto estrella de Neuroelectrics es un casco, el Starstim, que permite monitorizar la actividad cerebral y estimular el cerebro con pequeñas corrientes eléctricas. «Sirve como herramienta de diagnóstico y tiene efecto terapéutico», explica la CEO. 

El casco reportó US$ 5 millones en ingresos (unos 4.3 millones de euros) el año pasado gracias a sus ventas a centros de investigación de 45 países, según detalla la emprendedora, que destaca el mercado americano y el asiático como sus clientes más potentes. 

Uno de los motivos del traslado de la startup a Boston fue acercarse a algunos de esos centros con los que colaboraban, como Harvard y el MIT. Pero, sobre todo, Maiques quería acercar la empresa a la , el organismo encargado de aprobar las terapias en Estados Unidos. 

Y es que, además del singular casco, Neuroelectrics tiene en marcha ahora mismo un gran estudio clínico en el Hospital Infantil de Boston para estudiar el efecto de su tecnología para reducir las crisis epilépticas en niños que no responden bien a la medicación, un proyecto que recibió más de un millón de dólares del estado de Massachusetts. 

Así mismo, también están probando la terapia para tratar la depresión y han recibido una ayuda del European Research Council para desarrollar modelos cerebrales avanzados contra esta enfermedad.

Maiques asegura que su tecnología aspira a explorar todas sus posibilidades en el campo de las enfermedades degenerativas. De hecho, ya han realizado un estudio sobre el alzhéimer con Harvard y colaboraron con la Michael J. Fox Foundation analizando electroencefalogramas para detectar marcadores tempranos de párkinson. 

En Europa, la tecnología de Neuroelectrics está aprobada para paliar dolores y rehabilitar ictus y ha sido utilizada en hospitales españoles como el Vall d’Hebron. 

Desde el 2011, el equipo ha crecido hasta las 40 personas y, con el traslado a Boston, Neuroelectrics ha ganado acceso a un ecosistema innovador que Maiques define como “más maduro y desarrollado” que el español. 

Recientemente, la empresa ha recibido luz verde de la FDA para empezar a probar un modelo de estimulación para la depresión a domicilio, algo que la CEO cree que jamás habría ocurrido de no ser por la pandemia. «El coronavirus ha acelerado la atención a domicilio en unos cinco años», asegura Maiques. 

Neuroelectrics quiere conocer tu cerebro 

El casco se ha convertido en la señal de identidad de una empresa y la CEO explica que les ha permitido crecer en el mercado a través de sus clientes. 

«Quién pueda hacerlo así, que lo haga», recomienda la Maiques, que considera que poner un producto en el mercado y aprender de los propios clientes para ir mejorándolo es lo más útil. 

Sin embargo, la filosofía de la compañía va mucho más allá del casco y busca recopilar datos del cerebro de cada paciente mediante inteligencia artificial. “Creemos que cada cerebro es diferente, así que apostamos por la personalización”, asegura Maiques, que quiere aprovechar la lectura y estimulación del cerebro que permite su tecnología para llevar a cabo una estratificación de pacientes y desarrollar las mejores terapias para cada grupo. 

Respecto a las preocupaciones por la privacidad, la CEO recuerda que «no somos una compañía de consumo», por lo que todo está regulado por la estricta ley de pacientes que garantiza la protección de los datos. 

La emprendedora reconoce que uno de los mayores obstáculos a la hora de emprender en el sector de la salud es la estricta y complicada regulación a la que está sometido, aunque cree que es todavía más complicado desarrollar un producto que tenga aplicación real en el mercado. Algo que Neuroelectrics sí que ha logrado con mucho éxito. 

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