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Tecnología para un mundo al revés

Equipo de la Universidad de Burgos del proyecto europeo Fordysvar.

Lento, vago o poco inteligente son algunas de las etiquetas de los niños con dislexia. A ellas se suma la ansiedad, el miedo, incluso los tics, por enfrentarse a un día a día donde los obstáculos son mucho mayores. Y es que viajan en coche de caballos por las autopistas de la educación, mientras que sus compañeros lo hacen en todoterrenos. Muchos se pasan años y años sin saber el porqué de sus dificultades; se enfrentan a los cursos sin ningún tipo de diagnóstico que les arroje luz para encauzar sus pasos. 

La dislexia es una dificultad específica de aprendizaje, cuyo origen es neurobiológico. Se considera un trastorno de la lectoescritura y se caracteriza por las dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras, y por problemas de ortografía y descodificación. No tiene cura; es más, tiene un carácter persistente y específico. Además, afecta a un 10% de la población mundial y en cuatro de cada seis personas genera fracaso escolar. En España tiene una repercusión en Educación Primaria y Secundaria en un porcentaje situado entre el 5 y el 10% del alumnado. 

Por ello, el desarrollo de estrategias de aprendizaje motivadoras junto con la sensibilización y la formación del entorno educativo y social pueden ayudar al resultado que estas personas lleguen a conseguir. No hay que olvidar que es un compañero de vida, no obstante, es manejable mediante la intervención a través de terapia de recuperación y adaptación desde el punto de vista educativo y pedagógico. 

El proyecto europeo Fordysvar tiene como meta la inclusión educativa de los estudiantes con dislexia, en edades comprendidas entre los 10 y los 16 años, mediante el uso de la tecnología, en concreto la realidad virtual y aumentada, para mejorar el acceso, la participación y la experiencia de aprendizaje de estos estudiantes. «Queremos generar un entorno de trabajo lúdico, divertido y seguro, consiguiendo de esta manera un mayor compromiso hacia el tratamiento y mejorando su calidad de vida», apunta la profesora Sonia Rodríguez Cano, que coordina este equipo integrado por docentes e investigadores de diferentes departamentos de la Universidad de Burgos. 

En este sentido, añade la investigadora Vanesa Delgado Benito, contribuirá a mejorar los estándares de calidad en el campo educativo, promoviendo el éxito académico de estos niños en edad escolar y la igualdad de acceso y oportunidades para todos, aumentando las habilidades y las competencias de los maestros y los profesionales del sector. Las actividades de esta iniciativa se han implementado en Italia, Rumania y España. Y los resultados se materializan en tres productos: un kit de herramientas, incluyendo un software para integrar la realidad virtual y aumentada en entornos educativos y pedagógicos para niños en edad escolar con dislexia; un libro electrónico con directrices de buenas prácticas sobre dislexia y el uso de la tecnología educativa, así como la recopilación de la normativa europea y los diferentes enfoques aplicados en la Unión Europea sobre este trastorno, y el libro blanco para el establecimiento de políticas educativas para niños con dislexia. 

Los métodos tradicionales utilizados en la actualidad para el tratamiento de esta dificultad del aprendizaje se realizan en formato de papel y lápiz, los cuales suelen resultar monótonos y muy exigentes, existiendo en muchos casos altas tasas de abandono, comenta la investigadora Vanesa Ausín Villaverde. Sin embargo, en el juego, gracias a la ayuda de la realidad virtual, se utiliza un enfoque multisensorial que ha mostrado un incremento de la adherencia al tratamiento y «unos resultados bastante prometedores» en otras investigaciones previas.

De hecho, tal y como expone Rodríguez Cano, entre las ventajas que pueden proporcionar las tecnologías dentro de los tratamientos están las siguientes: ofrecen entornos seguros y controlados, generan mayor motivación, permiten la interactividad, proporcionan feedback inmediato y contribuyen a la mejora de habilidades relacionadas con el procesamiento visual y la memoria de trabajo. 

En esta línea, Delgado Benito sostiene que la riqueza de la tecnología radica en que presenta la información por medio de elementos multimedia: audio, texto, imágenes o vídeos, teniendo la posibilidad de almacenarla o trasladarla, combinando los medios o incluso realizando transformaciones. Esto, en su opinión, es beneficioso para la atención de las necesidades individuales del alumnado, contribuyendo al tratamiento de la dislexia. 

Por esta razón, Ausín Villaverde considera crucial desarrollar nuevos enfoques de intervención que puedan ayudar a los estudiantes con este trastorno de una manera divertida y con un mayor compromiso por su parte. En este caso, agrega, la realidad aumentada y virtual pueden cubrir este vacío, ya que varios estudios proponen que estas tecnologías son las únicas que incluyen inmersión, presencia, interacción, transducción y cambio conceptual. 

La coordinadora del proyecto europeo Fordysvar declara que ya se han llevado a cabo evaluaciones que tienen que ver con la usabilidad de la herramienta, así como con la motivación del uso del instrumento. Unas pruebas que se están utilizando para realizar la mejora constante. En este punto, avanza Vanesa Delgado Benito, los niños se sienten «motivados» por este tipo de propuesta, puesto que, además de resultarles novedosa, se trata de un instrumento lúdico. 

En la actualidad este equipo burgalés está desarrollando la evaluación de las herramientas tecnológicas del proyecto, así como un ebook con materiales tecnológicos que pueden encontrarse en la web y que las familias y los profesionales que trabajan con niños con estas dificultades pueden usar para mejorar o intentar favorecer los aprendizajes. 

De igual manera, con ayuda de asociaciones y de diferentes instituciones, están realizando un documento donde se recogen las políticas educativas de los países socios y propuestas de mejora basadas en la realidad europea. El broche lo pone la evaluación de estos materiales para poder ir mejorando las herramientas y hacerlas más eficaces.

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