Tecnología, sociedad del conocimiento y de la opinión

En el espacio social Postmoderno va ganando con creces el sector tecnológico, el sanitario y el económico comercial; con relación al sanitario ( Medicina, Imaginería y Analítica) todos los usuarios nos beneficiamos y sufrimos menos dolor al aplicar los operadores sus puntuales instrumentos con rayos láser y otras herramientas de última generación.

La sanidad gana terrena y los ciudadanos se empoderan de sus óptimas aplicaciones con sólo manejar con precisión y atención concentrada los programas seguidos en la pantalla por los operadores, ya sean médicos, cirujanos, expertos u otros especialistas del área. Incluso, a distancia geográfica un experto pude dirigir el proceso de un paciente sometido en camilla por otro equipo cuando es necesario. Es una verdadera maravilla de la ciencia aplicada y los nuevos saberes que atesora el hombre de ciencia o la llamada comunidad científica.

Nadie niega esas proezas indudables que hacen posible un mundo mejorado, más humano y de una diferencia extraordinaria para los vivientes de esta época, donde lo inimaginable se impone con la fuerza y la intensidad de los nuevos saberes, que sorprenden con la prontitud de los cambios que rompen las barreras del tiempo.

Las rupturas vienen tan discretas y por saltos con novedosos programas y aplicaciones, que el profesional o estudioso sino apura sus pasos, queda desfasado, pudiendo su empresa quebrar o disminuir sus ingresos de pacientes o usuarios. El mundo de la tecnología anda con aceleración exponencial y la actualización se convierte en un afán e interés permanente; el actualizado hoy, mañana podría quedar atrasado respecto a los cambios de saber que se presentan.

Si alguien comprende y vive esa realidad de los tiempos postmodernos con toda crudeza e incertidumbre sobrecogedora, son los educadores y docentes universitarios que desconocedores en gran medida de los nuevos procedimientos tecnológicos y aplicaciones virtuales, emprenden con cierta vergüenza la obligada tarea de ponerse a dominar las Aulas Virtuales; un porcentaje de ellos por asunto de edad desertan de las aulas, otros más hábiles se dedican con tesón y tutela de los más jóvenes o técnicos de la Informática, a incorporarse con cierta brega al mundo tecnológico que les ha llegado sin posibilidad de retroceder.

Guillermo Hegel, filósofo alemán, en su Fenomenología del Espíritu, nos dice: la ciencia no es más que la coronación del espíritu». Así que los educadores y cualesquiera otros profesionales están pasando, por lo que este sabio califica como un presentimiento de que algo otro se avecina; que son los signos premonitorios de que cada periodo, tan fino como una navaja, deviene en faceta distinta de forma inesperada.

Se cumple la hipótesis inaplazable en estas revoluciones del conocimiento aplicado, la preparación permanente, y aún no podemos seguir los alcances de última generación simultáneamente porque su trayectoria se nos presenta inalcanzable; el mundo gira en esta materia tan asociado a los algoritmos matemáticos, mientras nosotros corremos aritméticamente, parafraseando la tesis del economista Malthus.

Pero todo pasara en una década cuando las generaciones más jóvenes se empoderan de las puntuales herramientas de trabajo e investigación, que al final serán un por ciento selecto de la humanidad como generalmente acontece en la historia social de la ciencia; una inmensa mayoría de personas se queda ignorando el curso de la historia referente a los estudios avanzados.

Se quedan plantados en el aprovechamiento like de los programas y plataformas, tal como sucede hoy en un enjambre de muchachos cruzando simples opiniones, sin la profundidad ni la crítica a estos sistemas impuestos por los grandes clubsters económicos, que nos tratan como robots. Véase en ese sentido paradigmático, la simpleza de un poderoso presidente enviando Tuis a sus interlocutores o adversarios para engatusar a los receptores, que supone no usan el pensamiento crítico para desenredar la madeja social y político que se mueve en su breve discurso.

Afortunadamente, unos de los instrumentos más eficientes, democráticos y con apertura cuasi-infinita son las Redes y las Plataformas, dan cabida de acceso a los más diversos sectores o grupos sociales que utilizan estos recursos para realizar las operaciones normales y sofisticadas del quehacer humano.

Entran en ellas los colectivos, los científicos, académicos, inventores, empresarios, estudiosos y personas corrientes situadas en cualquier rincón del planeta, con celeridad superior a la velocidad de la luz con sólo dar un click. Unos, se posan en trabajar intensamente para mover conocimientos, diseñar emergentes herramientas y facilitar los negocios sin traslado geográfico; otros, menos dotados, para reinventarse opiniones, fantasías, vanidades personales y todo tipo de majaderías, no construyen conocimientos en función de una racionalidad validada en data, sino en formar la sociedad de la opinión infundada. De ahí, coexisten dos mundos: la sociedad del conocimiento y la sociedad de la simple opinión, que ejerce la mayoría. Paralelismo del que no se escapan los comunicadores

Fuente de la Noticia

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