Una tortuga boba llamada Rocky se detuvo brevemente en la arena el miércoles por la mañana antes de arrastrarse lentamente hacia el Océano Atlántico después de pasar seis semanas rehabilitándose en el Centro de vida marina Loggerhead de Florida.
El personal y los voluntarios del hospital de tortugas aplaudieron mientras la tortuga avanzaba por la playa, que está justo al otro lado de la calle del centro. Rocky estaba equipado con un dispositivo de seguimiento azul en la espalda, que permite al personal seguir monitoreando a la gran tortuga.
Rocky, una tortuga hembra de 220 libras, fue encontrada flotando frente a la isla North Hutchinson el 29 de diciembre con un desgarro en el pulmón causado por el choque de un bote, dijo el miércoles Andy Dehart, presidente y director ejecutivo del centro.
La tortuga «tenía una perforación en el pulmón, por lo que atrapaba aire en la cavidad del cuerpo, lo que la convertía esencialmente en lo que se llama un flotador», dijo Dehart. «No podía sumergirse. No podía meterse bajo el agua».
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El objetivo del centro es rehabilitar a las tortugas y devolverlas a su hábitat natural.
«Entonces, cada uno de estos animales que se remonta es fundamental para la supervivencia de las poblaciones de tortugas marinas, especialmente una hembra reproductora grande como Rocky», dijo. «Ver ese regreso a la naturaleza es realmente algo mágico».
Juno Beach está al norte de West Palm Beach en la costa atlántica de Florida.
El año pasado, el centro monitoreó unos 18,000 nidos de tortugas a lo largo de un tramo de playa de 10 millas. La mayoría de los nidos estaban compuestos por tortugas laúd, que son las más amenazadas, junto con tortugas bobas y tortugas marinas verdes. La temporada de anidación se extiende desde el 1 de marzo hasta finales de octubre.