Túnel de La Línea: esta y otras obras demoradas en Colombia – Gobierno – Política


Como país, Colombia ha adquirido grandes retos en materia de obras públicas. La construcción de megaproyectos viales, por ejemplo, ha permitido acortar las distancias de una nación que alberga una profunda diversidad geográfica y cultural.

No obstante, en algunos casos se han presentado grandes demoras que han respondido a factores diversos, como problemas en los procesos de contratación, condiciones naturales adversas y, por supuesto, corrupción.

Le contamos cuáles han sido algunos de los proyectos que más han esperado los colombianos.

Es la última megaobra en inaugurarse, este viernes 4 de septiembre. Conecta a los departamentos de Tolima y Quindío y podría ahorrarles a los viajeros hasta 50 minutos en sus trayectos.

(Le puede interesar: La ciencia detrás de la excavación de un túnel).

Desde 1925, durante el Gobierno del presidente Pedro Nel Ospina, se había contemplado la posibilidad de ejecutar este proyecto. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2000 que la nación estuvo en capacidad de financiar el túnel. Las primeras dos licitaciones que se hicieron no obtuvieron respuesta.

El túnel de La Línea tiene una longitud de 8,65 km.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

En el 2008, por fin, se adjudicó su construcción, que estaría a cargo de la Unión Temporal Segundo Centenario. Sin embargo, una gran cantidad de prórrogas y una serie de incumplimientos generaron demoras de más de 40 meses en las obras.

Para 2014, el Gobierno ya había girado el 98% de los recursos, pero el túnel no fue entregado en noviembre de ese año, fecha en la que estaba programada su inauguración.

Más tarde, en 2016, el Instituto Nacional de Vías (Invías) declaró que el contrato con la Unión Temporal Segundo Centenario había caducado y abrió una nueva licitación.

En noviembre del 2018, el Gobierno de Iván Duque volvió a girar más recursos para agilizar las obras, pero, unos meses después, se encontraron varias fallas geológicas que volvieron a retrasar el proyecto.

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Después de superado este percance, se sumó otro, más global, menos previsible: la pandemia del nuevo coronavirus.

Aunque la fecha de entrega del proyecto había sido fijada para el primer semestre del 2020, tuvo que ser prorrogada de nueva cuenta, pero por última vez, mientras mermaba la emergencia sanitaria. Este 4 de septiembre, por fin, se cierra ese ciclo.

Esta obra demoró más de nueve años en ser entregada.

Foto:

Milton Díaz. EL TIEMPO

En 2005, durante la Alcaldía de Luis Eduardo Grazón, se autorizó el cobro de valorización para este proyecto, que fue adjudicado en 2009, durante el mandato de Samuel Moreno, condenado por el escándalo del ‘carrusel de la contratación’.

En un principio, estaba estipulado que demoraría 17 meses en entregarse, pero, en 2011 y tras conocerse los líos de corrupción que involucraban al contratista Julio Gómez, el IDU decidió caducar el contrato, que ya le había costado más de 13.000 millones de pesos al Distrito.

Durante la Alcaldía de Gustavo Petro se abrió una nueva licitación: la obra empezó en 2013 y debía terminar en 2014. No obstante, por problemas en la actualización de diseños se aplazó su entrega hasta 2015. 

Tras una gran cantidad de nuevas prórrogas, la obra acabó siendo entregada en marzo de 2017. Costó 3,6 veces más de lo planeado y demoró seis veces más.

La vía conecta la NQS, calle 94 y la avenida 19. Y, según cifras del Distrito, ayudó a mejorar la movilidad de más de 150.000 personas en la capital.

Fue inaugurado el 30 de noviembre de 1995, pero presentó demoras de varios años debido a problemas en la ejecución de los contratistas.

En 1984, se adjudicó la licitación, pero, en 1989, el Consorcio Hispano Alemán (CHA), que tenía a cargo el proyecto, detuvo su construcción aduciendo falta de recursos y garantías de parte del Estado. Esto conllevó a que se declarara la caducidad del contrato.

(Siga leyendo: Así se superaron los obstáculos del túnel de La Línea).

En ese momento, según registró EL TIEMPO, las enormes pilonas que se encontraban distribuidas en varias zonas de Medellín generaban molestias en sus habitantes y había un pesimismo general acerca de la conclusión del Metro.

El Metro de Medellín es el único sistema de transporte de este tipo en el país.

Foto:

Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Más de tres años después, en febrero de 1992, se firmó un acuerdo para dirimir el conflicto entre las partes. La empresa del Metro de Medellín revocó la caducidad del contrato y las obras se retomaron.

Las monumentales demoras provocaron un cambio profundo en los diseños, que fueron modificados con el tiempo. Pese a todo, después de 12 años de abierta la licitación, la capital de Antioquia presenció la inauguración del único metro de Colombia.

Algunas de estas obras aún seguían sin concluir después de ser entregadas.

Foto:

Rodrigo Sepúlveda. Archivo EL TIEMPO

Esta ha sido una de las obras más tortuosas en Bogotá, sobre todo porque estuvo directamente relacionada con el proceso del ‘carrusel de la contratación’, protagonizado por el exalcalde Samuel Moreno y los hermanos Manuel y Miguel Nule, además de su primo, Guido Nule.

Las obras fueron adjudicadas en diciembre de 2007 y tendrían un costo de 291.000 millones de pesos. Debían ser entregadas en julio del 2010, pero esa fecha distó mucho de hacerse realidad.

Para marzo del 2010, cuando los Nule entregaron lo que habían hecho, las obras solo contaban con un avance del 8%.

(Además: Faltan 20 túneles cortos y 26 viaductos del túnel de La Línea).

El proyecto, tras varias demoras, prórrogas y un costo extra de más de 60.000 millones de pesos, acabó siendo entregado hasta 2012 y de una forma parcial. En el momento de su inauguración, solo estaban operando dos de las 14 estaciones de TransMilenio, que fueron abriendo de forma paulatina en los meses siguientes.

Es uno de los departamentos con índices más altos en términos de pobreza multidimensional y a eso se le suma que La Guajira cuenta con un gran número de ‘elefantes blancos’, obras inconclusas que han costado miles de millones de pesos y que aún no han sido terminadas.

Uno de los proyectos que más retrasos ha presentado es una laguna de oxidación, conocida como Emisario Final de Riohacha, que es fundamental para el tratamiento de aguas y que ha tenido en vilo a sus habitantes durante décadas.

Ya lleva cerca de 30 años de demoras y continúa inconclusa.

Según cifras compartidas por EL TIEMPO, este proyecto ha costado más de 21.620 millones de pesos. 

El pueblo natal de Gabriel García Márquez, el Nobel de Literatura colombiano, aún no tiene un servicio de agua potable completo. Actualmente, hay barrios que solo cuentan con este servicio durante 12 horas todos los días. 

Imagen tomada en el río Aracataca.

Foto:

Cortesía Finacas Magdalena

De hecho, en 2013 se avivó una fuerte polémica debido a que el expresidente Juan Manuel Santos tenía programada una visita al municipio para inaugurar el acueducto y no acudió.

(Además: Nuevo ‘round’ entre ingenieros y Gobierno por los pliegos tipo).

«No voy a inaugurar obras a medias para engañar a la gente. No voy a ir a engañar al pueblo de Aracataca”, fue la explicación que dio el mandatario en ese entonces.

Pese a ser un pueblo de tamaño mediano, pues tiene menos de 40.000 habitantes, la inversión en el acueducto fue de más de 8.000 millones de pesos, según documentó EL TIEMPO.

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