Un año después del paro cívico de Buenaventura aún es incierto el futuro de los acuerdos

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Un año después del paro cívico de Buenaventura aún es incierto el futuro de los acuerdos que se suscribieron con la comunidad. Los proyectos avanzan a paso lento, lo que según el Gobierno Nacional dificulta la utilización de los recursos definidos para el Fondo Autónomo que se creó para tal fin.

Las obras y las acciones prometidas para el municipio colombiano más importante sobre el Pacífico, donde está el principal puerto marítimo del país, fueron el resultado de las negociaciones que siguieron al paro cívico que duró 22 días. Desde entonces los avances han sido pocos e intermitentes, comenzando por la imposibilidad de reglamentar el Fondo Autónomo creado por la Nación a finales del año pasado, al que deben alimentar los distintos ministerios con $1,5 billones pero que hasta el momento no cuenta con los recursos suficientes luego de postergarse la solicitud de un crédito internacional debido a las dificultades para obtenerlo.

Es así como se han logrado unos pocos adelantos en materia de servicios públicos, sobre todo en el suministro de agua potable con la entrega de la Planta de Venecia que evitará a futuro los cortes por turbiedad en el río Escalerete. Mientras tanto los esfuerzos para mejorar los servicios de salud para la población han caído en la incertidumbre por cuenta de los actos que se habrían orquestado desde la misma Administración Municipal, lo cual ocasionó la captura del alcalde de Buenaventura y varios de sus funcionarios acusados de detrimento del erario en los contratos para recuperar el principal hospital de la ciudad.

Ese hecho afecta la posibilidad de acelerar las soluciones y deja en el aire la vocería de Buenaventura en el proceso para definir las acciones, adelantar los procesos y mantener el diálogo necesario con el Gobierno Nacional. Por ello es de esperar que se decida la suerte del mandatario y de la misma Alcaldía a la mayor brevedad.

La corrupción es el otro enemigo letal, junto al abandono y la indiferencia seculares, del progreso de Buenaventura. Lo cierto es que un año después de la movilización que realizó la comunidad para exigir la atención de los graves problemas que ha padecido desde siempre la ciudad, poco se ha conseguido pese a las expresiones de voluntad del Gobierno Nacional, el Departamento y las instancias que han querido comprometerse con el desarrollo y bienestar de la comunidad bonaverense.

La deuda con Buenaventura sigue vigente, es la realidad que no se puede desconocer, por eso es necesario preguntar qué se va a hacer y cómo se conseguirán los recursos que se requieren con urgencia. Ahora se sugiere hacer un Plan de Desarrollo a 10 años para la ciudad, que sin duda es necesario pero no acaba con la incertidumbre ni resuelve los problemas más urgentes que padece su gente.

Un año después del paro, hay que reconocer el interés de cumplirle a Buenaventura los compromisos que se adquirieron. Pero debe decirse también que debe haber un mayor impulso y decisión en el empeño por combatir las causas del atraso y de las difíciles circunstancias que padece la segunda ciudad del Valle.

Fuente El País

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