Los primeros doce días del nuevo año no han estado en sintonía con las altas expectativas que había despertado la llegada del 2021.
El fin del año pasado estuvo marcado por una tendencia positiva en la reactivación de la mayoría de sectores económicos, así como sustanciales mejoras en las actividades productivas y en las expectativas de industriales y comerciales.
De hecho, el viernes pasado Fedesarrollo publicó su índice de confianza del consumidor correspondiente a diciembre. Si bien se mantuvo en terreno negativo ( -10,4 por ciento), registró el resultado más alto del arranque de la pandemia.
Tras un 2020 en el que las cuarentenas transformaron la vida, las empresas y los empleos de los colombianos, los mensajes de los gobernantes nacionales fueron inequivocos acerca del fin de los confinamientos con miras al nuevo año.
El ambiente positivo se reforzó con los anuncios del Gobierno Nacional sobre los acuerdos con varias empresas farmacéuticas como Pfizer, AstraZeneca y Janssen, para la consecución de vacunas contra el coronavirus para unos 29 millones de colombianos.
A lo anterior, habría que añadir las optimistas perspectivas para el desempeño de la economía nacional en el nuevo año. Aunque en el 2020 el PIB colombiano se habría desplomado a niveles no vistos en décadas, la reactivación de los sectores productivos, el arrastre estadístico y el plan de vacunación impulsarían la economía a crecer alrededor del 5 por ciento en 2021. De hecho, de acuerdo a las cifras del Banco Mundial, la colombiana sería, como en 2019, de las más dinámicas de la región.
En otras palabras, las campanas de medianoche del pasado 31 de diciembre señalaban el inicio del año tanto de la recuperación económica como del fin de la pesadilla de la pandemia de la covid-19. No obstante, sin llegar siquiera a la primera quincena del 2021, la esperanza colectiva con la que llegó el nuevo año ha recibido más de un golpe.
En primer lugar, la temporada decembrina aceleró el tránsito a una disparada de contagios más intensa que el primer pico. Desde el primero de diciembre hasta ayer, se han detectado 470 mil nuevos casos -uno de cada cuatro de toda la pandemia- y 9.345 muertos- uno de cada cinco desde la llegada del virus.
Segundo, Bogotá regresó a la cuarentena total mientras que otras grandes ciudades implementaron restricciones. El confinamiento, símbolo de la inequidad y la incertidumbre del inicio de la pandemia en 2020, retornaba en 2021.
En tercer lugar, regresaron también los choques de declaraciones públicas entre el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá, en este caso, por la supuesta presencia de la variante británica del virus y los ataques de la alcaldesa López al plan de vacunación del Ministerio de Salud. La percepción que queda de esos rifirrafes es la falta de preparación tanto del Gobierno Nacional como del Distrito Capital para enfrentar el anunciado segundo pico.
Afortunadamente, el 2021 apenas comienza. Dependiendo de su corta duración, las cuarentenas de enero podrían no tener el impacto suficiente para descarrilar las positivas perspectivas de la economía en este año.
El Gobierno Nacional debería atender específicamente a comercios, hogares vulnerables y demás negocios golpeados otra vez por los nuevos confinamientos. Dado que la vacunación es la política sanitaria y económica más crucial para la reactivación, el Ministerio de Salud debe disipar con prontitud las dudas sobre distribución, logística, cronogramas,, comunicación y responsabilidades institucionales.
A pesar del complicado arranque del año, el país no debe perder de vista sus dos metas: crecimiento económico equitativo con empleos y el despliegue de un plan de vacunación con eficacia.