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Un mensaje poderoso de una historia de fe por George Müller

por Redacción BL
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“Mi ojo no está en la densidad de la neblina, sino en el poder del Dios viviente que controla todas mis circunstancias”

Esta, es tan solo una anécdota convertida en testimonio de fe de un nombre llamado George Müller nacido en Prusia (Alemania) el 27 de septiembre de 1805 y fallecido el 10 de marzo de 1898 en Bristol (Reino Unido), quien fue un predicador preponderante por la fortaleza de su fe cuya devoción a Dios lo llevó a servirle a través de la ayuda constante que le brindó a miles de niños y niñas desamparados a quienes les ofreció alimento, educación y vestido en los hogares que convirtió en albergues junto a su esposa.

Son muchos los testimonios de fe de George Müller, y el más sobresaliente se refiere a la manera como siempre Dios proveyó para sus albergues lo que necesitase para suplir las necesidades de los niños que protegían, tan así fue que jamás les faltaron alimentos cuando los insumos se acababan, pues horas antes de servir la comida recibían una donación anónima que les permitía cumplir su misión.

Sus últimos años los vivió como misionero en Estados Unidos, Canadá, Australia, China e India, y fue en estos viajes donde encontró su consagración porque fue algo que siempre deseo hacer desde muy joven. Hay muchos relatos sobre este hombre, muchos relacionados con sus viajes que nos pueden enseñar sobre la fuerza de la fe a través de la oración y de entregarle las riendas de su vida a Dios.

Aquí este fragmento de uno de esos testimonios:

“Charles Inglis, el reconocido evangelista, relata el siguiente extraordinario incidente: «Cuando vine a América por primera vez treinta años atrás, crucé el Atlántico con el capitán de un barco que era uno de los hombres más consagrados que he conocido; y cuando pasábamos por las costas de Terranova, me dijo: ‘Sr. Inglis, la última vez que pasé por aquí, hace cinco semanas, sucedió una de las cosas más extraordinarias que ha revolucionado completamente toda mi vida cristiana. Hasta entonces había sido un cristiano como muchos. Teníamos a bordo un hombre de Dios, George Müller, de Bristol. Yo había estado en el puente veintidós horas seguidas cuando alguien me sorprendió dándome unos golpecitos en el hombro. Era George Müller. «–Capitán, –dijo–, he venido a decirle que tengo que estar en Quebec el sábado a la tarde. «Era el miércoles. «–Es imposible, –respondí. «–Muy bien, si su barco no me puede llevar, Dios encontrará otro medio de locomoción que me lleve. En cincuenta y siete años jamás he faltado a un compromiso. «–Me gustaría ayudarle, pero ¿cómo? no puedo. «–Bajemos a la cabina y oremos, –dijo. «Lo miré y pensé: ‘¿De qué asilo de locos habrá salido este hombre? Nunca he oído semejante cosa.’ «–Sr Müller, –le dije–, ¿sabe usted lo densa que está la niebla? «–No, –respondió–, no tengo mi vista puesta en la densidad de la niebla, sino en el Dios viviente quien controla cada circunstancia de mi vida. «Cayó de rodillas, y oró una oración de las más simples. Yo pensé: ‘Esta oración sería adecuada para una clase de niños, donde los niños no tuvieran más de ocho o nueve años.’ Su oración fue algo así: «–Oh, Señor, si está dentro de voluntad, quita esta niebla en cinco minutos. Tú sabes el compromiso que hiciste para mí en Quebec para el sábado. Yo creo que es tu voluntad. «Cuando terminó, iba a orar yo, pero él me puso la mano en el hombro, y me dijo que no orara. «–En primer lugar, –dijo–, usted no cree que Dios lo haga; y, en segundo lugar, yo creo que ya lo ha hecho. Y no hay ninguna necesidad de que usted ore sobre esto. «Lo miré, y George Müller dijo lo siguiente: «–Capitán, he conocido a mi Señor por cincuenta y siete años y no ha habido ni un día cuando no consiguiera una audiencia con el Rey. Levántese, capitán, y abra la puerta, y verá que la niebla ha desaparecido. «Me levanté y, efectivamente, la niebla había desaparecido. El sábado a la tarde George Müller estaba en Quebec.» Fe verdadera por George Müller «Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven… Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía» –HEBREOS 11:1, 3.” 1

Este testimonio se confirma con el Mensaje de Vida compartido el día de hoy, en 1 Juan 5:14-15 “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él no oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.

Mensaje de Vida – 1 Juan 5:14-15 | Meridiano70

 

1 Texto tomado de “Una hora con George Müller”, Copyright 2009 Chapel Library

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