Si bien, aún no se ha aclarado el origen del Coronavirus (COVID-19), su procedencia ha desatado una discusión mundial respecto al consumo de especies exóticas y ha obligado al gobierno chino a tomar acciones para evitar mayores riesgos. Hace poco anunciaron la prohibición permanente del comercio de animales silvestres y exóticos.
Esto significa que los mercados chinos de carne de animales quedarían restringidos permanentemente de vender la carne de especies exóticas como el pangolín y silvestres como las serpientes, tortugas, ranas e insectos que se ofrecen vivos para su posterior matanza y consumo.
Igualdad Animal, organización internacional de protección animal, ya ha empezado a señalar que el gobierno chino debería incluir en la prohibición de la venta de carne de perro y de gato recordando las atrocidades que revelaron sus investigadores al infiltrarse en territorio chino para documentar la crianza y matanza de estos animales.
Regresando al coronavirus, esta no sería la primera vez que un virus mortal se relaciona con el comercio y el consumo de animales. La gripe H1N1, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) son tres ejemplos de virus que probablemente se originaron en animales y luego saltaron a los seres humanos causando brotes peligrosos. Eso sin contar con otros riesgos como la “enfermedad de las vacas locas” y el uso de clembuterol en la crianza de los animales.
Este último me lleva a un tema de salud pública y de índole internacional al que la comunidad mundial no le ha dado mucha importancia y que podrían ser la razón de la mayor causa de muertes del futuro: la resistencia a los antibióticos.
Una amenaza para la salud mundial
En los últimos años hemos oído cada vez más sobre la resistencia a los antibióticos, es decir, el fenómeno por el cual ciertas bacterias desarrollan resistencia a los antibióticos que utilizamos para tratarnos. Y significa que en un futuro no muy lejano podemos tener – y en parte ya tenemos – bacterias que no podremos curar, porque ahora somos completamente resistentes a los antibióticos.
Actualmente, 700,000 personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antibióticos, pero de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019), organismo que actualmente monitorea, atiende e informa sobre la pandemia del Coronavirus, la cifra aumentará a 10 millones al año en 2050 si no se toman medidas al respecto. La OMS advierte es “una de las mayores amenazas para la salud mundial”.
Una de las principales causas de la propagación de la resistencia a los antibióticos es la ganadería industrial, debido a que esta usa los antibióticos no solo de forma curativa, si no de forma preventiva. El estrés, el hacinamiento y las malas condiciones de higiene en las granjas industriales hacen que los animales sean más vulnerables a las enfermedades, por lo que es una práctica común añadir antibióticos a la dieta de los animales, lo que acelera y aumenta la producción de carne y, al mismo tiempo, disminuye la mortalidad animal.
En estos momentos debemos reconocer que actuar de forma anticipada a riesgos como el que nos advierte la OMS es clave para la salud mundial. Sin duda, la mejor forma de evitar crear resistencia a los antibióticos es cambiar nuestro consumo. Hoy más que nunca podemos decir que nuestras elecciones de alimentos – como individuos y como sociedad – tienen un enorme impacto en la vida de los animales, pero también en la salud de las personas y en el futuro de todo el planeta.
*La autora es coordinadora de Comunicaciones México de Igualdad Animal
Lo aquí expuesto es opinión del autor y no refleja la postura editorial de este medio
