Al informar a los reporteros sobre los resultados de una investigación militar, el general de la Infantería de Marina Frank McKenzie, jefe del Comando Central de EE. UU., dijo que la bomba envió rodamientos de bolas de 5 mm a través de una multitud reunida en Abbey Gate del aeropuerto. La investigación no encontró pruebas definitivas de ningún disparo.
“Quiero reconocer que la investigación difiere de lo que inicialmente creíamos el día del ataque”, dijo McKenzie. “En ese momento, la mejor información que teníamos inmediatamente después del ataque indicaba que se trataba de un ataque complejo tanto por parte de un terrorista suicida como de hombres armados de ISIS-K”, agregó, usando un acrónimo de la filial afgana del Estado Islámico.
El bombardeo ocurrió el 26 de agosto cuando las tropas estadounidenses intentaban ayudar a estadounidenses y afganos a huir en el caos posterior a la toma del poder por parte de los talibanes, y agravó la sensación de derrota de Estados Unidos después de 20 años de guerra.
También dejó a la administración del presidente Joe Biden luchando por responder a las acusaciones de que el Departamento de Estado podría haber evacuado a los estadounidenses antes en lugar de poner en riesgo a las tropas estadounidenses.
El ataque puso al ejército estadounidense en un estado de alerta elevado que puede haber contribuido a un fallido ataque estadounidense con aviones no tripulados que confundió a los civiles con militantes del Estado Islámico.
