Una obra ilegal sobre Edificio Pombo, joya Republicana de Cartagena

Comunidades residentes del Centro Histórico de Cartagena denuncian una construcción ilegal con fines comerciales sobre el edificio Pombo, una joya arquitectónica Republicana.

Sobre el edificio, que está en pie desde los años 20, del siglo pasado, particulares montaron una tarima para fiestas y eventos, sin el consentimiento del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, IPCC, denuncia la comunidad.

“El fin de semana anterior realizaron una fiesta en la cual hubo venta de licor con la presencia de menores de edad”, asegura una vecina del sector.

La estructura de varios metros de altura en madera, lata y hierro, levantada sobre el edificio de tres plantas, es una burla más de los constructores piratas a las autoridades en Cartagena.

«Personas inescrupulosas están montando la infraestructura en la terraza para realizar fiestas y eventos públicos durante el mes de diciembre», sostienen habitantes del Centro Histórico..

El edificio Pombo ha sido escenario de la invasión de varios apartamentos que fueron construidos para oficinas, pero que en la década de los 90 fueron acondicionados para vivienda

En diálogo con este diario, la administradora del edificio, Ingrith Mattos, aseguró que no tiene información sobre los eventos y espera un pronunciamiento del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, IPCC.

En el interior del edificio Pombo hay una disputa legal por la administración de la propiedad horizontal entre compradores de buena fe de parte de los apartamentos, entre quienes se encuentran personalidades de la farándula, y ocupantes.

Los segundos convirtieron el que fuera el más exclusivo centro de abogados durante la segunda mitad del siglo pasado,  en un mercado persa.

Sobre la mole cursan una montaña de líos jurídicos que reposan en varios despachos judiciales, a los cuales los togados le hacen el quite, por unos cuantos pesos bajo la mesa, señalan los compradores legales.

Hay reclamantes incluso en los Estados Unidos, que a comienzos de este siglo pagaron millonadas por un rincón en el viejo edificio, pero que un día regresaron a Cartagena  y encontraron que sus apartamentos ya tenían dueño.  

Varios de los habitantes, compradores de buena fe, han sido víctimas de violencia física y psicológica por parte de las familias de ocupas, que quieren imponer la autoridad sobre el predio.Este año, después de varias décadas, el edificio de nuevo tuvo servicio de agua potable, gracias a la gestión de algunos de los propietarios legales de los apartamentos, porque eran los mismos ocupas quienes vendían el líquido vital, el cual extraían de un pozo bajo la mole.  

A comienzos de los años 20, del siglo pasado, dos casas coloniales ubicadas en la calle del Cuartel fueron demolidas para dar paso al hermoso edificio que ocupa 1.400 metros cuadrados, prácticamente una manzana entera, y que fue construido por la Sociedad Pombo Hermanos.

La obra fue culminada en el año de 1929 y para la época fue una de las más cotizadas de la ciudad. Una obra hermosa que nada tiene que envidiarle a otras joyas de Cartagena como los Hoteles Chárleston  Santa Teresa y Santa Clara.

En 1949 el predio pasó a manos de la Sociedad de los hermanos Pedro y Matilda Ganem, de origen libanés, pero en 1966 fue vendido como propiedad horizontal.

Entonces, los abogados y empresarios más prestantes del Caribe abrieron oficinas en el edificio Pombo, cuando tuvo sus años más dorados. 

La ruina llegó durante las décadas de los 70 y 80, y ante la falta de gerencia el predio entró en desgracia y fue tierra de nadie: se degradó hasta convertirse en basurero y refugio de indigentes y drogadictos, cuando por el Centro Histórico de la Ciudad Heroíca nadie daba un peso.

En 1984, como una bendición, llegó la declaratoria patrimonial de la Unesco para la Ciudad y luego invadieron el edificio los ‘ocupas’, que nuevamente le dieron vida. 

«Sacamos montañas de basura de los jardines y apartamentos», dice uno de sus ocupantes.  
Hoy, el edificio Pombo con sus tres plantas, corredores amplios, grandes ventanales,  balcones elegantes y sus dos jardines gigantes centrales tiene pocos dolientes, y ni el Distrito se ocupa de su cuidado y protección.

La edificación, ubicada en la esquina de las Calles del Cuartel y la Estrella, tiene en el primer piso seis locales comerciales y 37 oficinas que fueron convertidas en apartamentos por las familias de poseedoras que llegaron a imponer orden, según ellos, cuando nadie daba un peso por el predio.

Ahora, en nuevo capítulo de degradación, ilegales quieren convertir la terraza de esta joya en escenario para fiestas nocturnas. 

    
 Johhn Montaño
Redactor de EL TIEMPO
Cartagena
En Twitter: @PilotodeCometas 

Fuente de la Noticia

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