¿Vale la pena comprar un carro de salvamento? | Finanzas | Economía

En el negocio de los usados está el de los salvamentos, vehículos que tras sufrir un siniestro son declarados en pérdida total o de mayor cuantía, pero algunos son reparables. Aquí le contamos los pros y los contras de comprarlos.

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Por la falta de inventarios de vehículos nuevos, por las necesidades impuestas por la pandemia y por muchas otras razones, el mercado del usado se está moviendo. Solo en agosto pasado hubo 106.080 traspasos, frente 21.051 unidades cero kilómetros vendidas, es decir, por cada nuevo se transaron cinco usados.

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En el amplio, nutrido y a veces oscuro mundo del usado hay de todo para escoger, desde carros todavía con olor a nuevo de poco kilometraje o viejos muy bien conservados; están los ‘envenenados’ en donde tratan de meter ‘gato por liebre’, y con los que más cuidado hay que tener.

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En ese extenso universo del usado hay otro tipo de vehículos, los llamados salvamentos, de los cuales cada vez hay mayor oferta, y sobre los que también existen muchos mitos y verdades, pero que, a juzgar por las cifras de transacciones, es una opción por considerar.

Según Superbid Colombia, una multinacional de subastas online, en lo corrido del 2021 se han obtenido 20.085 millones de pesos a través de la comercialización de 929 lotes de salvamentos, un 78 por ciento más de las ventas del año anterior.

Cada semana se habilitan 10 lotes de salvamentos, en los cuales se pueden encontrar automóviles, motocicletas y bicicletas por un valor inicial de oferta desde los 6 millones de pesos, según la marca y el estado del vehículo. Superbid Colombia estima que a finales de este año la compra y venta de salvamentos se incremente en un 120 por ciento.

¿Qué es un carro de salvamento? ¿Vale la pena comprarlo? ¿Qué hay que tener en cuenta? ¿Son seguros? ¿Dónde y cómo comprar? Para resolver estas inquietudes, hablamos con Andrés Vega, director técnico de Cesvi-Colombia, otra compañía que, entre sus muchas actividades, se dedica a la subasta de vehículos de salvamento.

¿Qué es un carro de salvamento? Es una unidad que, de acuerdo con el mecanismo de tasación de la compañía aseguradora, supera el costo de reparación.

Es decir que la aseguradora, al evaluar los daños y el valor de los repuestos por cambiar, establece que le sale más costoso repararlo, por lo cual lo declara como pérdida total o de mayor cuantía. De acuerdo con las políticas de las aseguradoras, estas deciden si lo sacan a subasta como salvamento o lo desintegran.

Los carros de salvamento son los que han sufrido un siniestro (accidente) como choques, volcamiento, incineración, robo parcial o total, o inundación. “En caso de inundación, si se repara bien, se puede vender a un tercero y técnicamente no se afecta, si es incineración, hay que cancelar la matrícula y enviarlo a desintegración física”, explica Vega.

En Colombia existe el Centro de Experimentación y Seguridad Vial, Cesvi Colombia S. A., del cual son accionistas varias compañías aseguradoras. Entre sus actividades está la subasta online de salvamentos.

Según Vega, “hay empresas con amplia trayectoria dedicadas a recuperar salvamentos, talleres especializados que los compran, los reparan y los venden como salvamento, aclarándoles a los compradores que no son asegurables”.

No obstante, hay compañías que, luego de una inspección, sí los aseguran, pero no con los mismos porcentajes de cobertura de un carro normal.

En el negocio de salvamentos están también los llamados ‘pasamanos’, que son personas que venden el vehículo en el estado en que lo recibieron en la subasta, solo se ganan una comisión y lo venden para que otro lo repare. Y hay otro grupo de compradores que son el ‘uno a uno’. Son personas que compran un vehículo y lo reparan por su propia cuenta para luego venderlo y entrar al negocio, o para su uso personal.

¿Son seguros los salvamentos?

Este es el talón de Aquiles de estos vehículos. Algunos se consideran inseguros porque su seguridad pasiva se afectó, o su chasis o estructura fue reparada, por lo que en un próximo choque no responderá con la misma eficiencia para proteger a los ocupantes. Esta es una de las razones por las cuales las compañías no los aseguran.

Sin embargo, hay casos de carros que fueron estrellados y considerados como pérdida total, o los robados o inundados, en los que su seguridad pasiva de chasis y estructura no resultaron comprometidas, por lo tanto son aptos y no tienen inconvenientes para ser asegurados.

Pero, advierte Andrés Vega, hay que tener cuidado. “Hay diferentes niveles de reparación. Hay unos que son juiciosos y compran los elementos de seguridad (airbags), los sensores, cinturones de seguridad, etc., los cambian, pero también hay reparadores que no son tan juiciosos y los cambian por artículos de quinta, que no son funcionales y a veces los suprimen”.

El precio

Una de las características y, claro, el principal atractivo de los salvamentos es su precio, que es muy inferior al valor comercial del carro del mismo modelo y año y con las mismas especificaciones. Pero en Colombia esta situación se presta para engaños.

A veces las personas tienden a engañar a otras. Las empresas serias les transmiten la realidad a sus clientes. El menor costo es el detrimento de la reparación, así mismo, la persona que lo va a vender debería tener esa misma responsabilidad, el pecado está en la persona que niega que es un salvamento”, asegura Vega.

Por eso, cuando revise los portales de ventas de usados tenga cuidado con los vehículos que aparecen a un precio muy inferior. Los primeros que aparecen son los más baratos y por lo general son salvamentos. A veces, el vendedor lo informa en la descripción.

Y un detalle más para tener en cuenta. La caída del precio de un carro de salvamento depende de qué tan comercial es. Por ejemplo, en los populares no suele notarse tanto la diferencia de precio entre uno de salvamento y su par ‘sin problemas’, mientras que en los prémium la caída en su precio es muy significativa.

La única forma de hacer una compra segura es consultar en Fasecolda –la agremiación de las compañías de seguros– el historial del vehículo, y buscarlo en empresas acreditadas. El problema es cuando se negocian vehículos que no están asegurados, que son reparados por sus dueños y, por lo tanto, no figuran en esa base de datos.

También suele ocurrir que personas inescrupulosas se dan mañas para borrar o eliminar el histórico, o mostrar un reporte falsificado e intentan venderlos como un carro sin problemas. En estos casos, la recomendación es revisar las puntas de chasis y la estructura y hacer un peritaje.

¿Vale la pena comprar un carro de salvamento?

Esta es la pregunta del millón. En principio se diría que este es un negocio para conocedores, pero teniendo en cuenta lo arriba mencionado, los pros y los contras, el uso que le va a dar al carro, puede considerarse una opción, aunque no debe olvidar que siempre tendrá el estigma y será siempre castigado en su precio por su accidentado pasado, a pesar de que el vehículo no haya tenido afectaciones graves en su seguridad pasiva.

Los casos en los que definitivamente no es bueno comprar un salvamento son cuando, como consecuencia del accidente, nunca se va a poder alinear y balancear perfectamente, y no es asegurable, así sea por un valor inferior en cobertura.

Así funcionan las subastas ‘online’

Cesvi Colombia cuenta con una plataforma para subastas electrónicas que garantiza que se haga el proceso de puja de los vehículos de forma transparente y ágil. Es abierto para el público. La inscripción para personas naturales tiene un costo de $108.000 y para personas jurídicas es de $ 215.000.

Cesvi hace un estudio de los aspirantes a participar en la subasta para verificar quiénes son, a qué se dedican y la procedencia de los recursos. Este proceso toma unos 20 minutos. Tras pagar los derechos y si la persona o la empresa es apta, le entregan un PIN o clave que le da acceso a participar en las subastas durante seis meses.

En el pasado, afirma Andrés Vega, “las aseguradoras hacían ventas cerradas a unas personas, ahora buscamos facilitar el acceso a la compra de un salvamento. Eso cambia la perspectiva del negocio, antes se veía como algo oscuro. Hoy cualquiera puede venir, preguntar, hacer sus cuentas y participar”. Y a los potenciales compradores se les fija una fecha y hora para visitar los patios y ver el lote de vehículos.

VEHICULOS
GERALDINE BAJONERO VASQUEZ

Fuente de la Noticia

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