El portal Viajala, que se especializa en búsquedas de vuelos, elaboró un estudio de consumo en el que recopiló información de los viajeros de países como Colombia, Chile, Argentina, México, Brasil y Perú.
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Estos datos (que comprenden cerca de 10 millones de consultas) fueron recolectados entre el 15 de abril y el 15 de octubre de 2020 y fueron comparados con el mismo periodo de 2019. Ambos años tienen, claro, una diferencia sustancial: la aparición de la pandemia del nuevo coronavirus.
Los confinamientos, las medidas que se tomaron para evitar aglomeraciones y las restricciones a la movilidad entre ciudades (que incluyeron la cancelación de vuelos durante seis meses en el caso de Colombia) le dieron un doloroso golpe al sector turístico, uno de los más afectados a nivel mundial.
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Esto tuvo un efecto profundo también en los viajeros, que no solo debieron cancelar sus planes, sino que también modificaron sus hábitos de consumo.
En Colombia, se encontró que los turistas comenzaron a planear sus viajes con mayor anticipación. En el caso de los vuelos nacionales, se hizo con un 14% más de antelación (entre 21 y 24 días antes) y en el caso de los internacionales este porcentaje subió al 91% (entre 46 y 88 días antes).
Romain Maciejewski, director comercial de Viajala, señaló que no es tan fácil prever que este hábito pueda mantenerse a lo largo del tiempo entre los viajeros colombianos.
Advirtió que «es difícil concluir cualquier cosa, porque al final nos parece que esa forma de consumo se dio más por obligación que por un cambio de comportamiento».
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Pero a nivel general, señaló que la percepción que los viajeros tienen de su propio país sí se pudo modificar. Dijo que debido a las pocas oportunidades y a las restricciones que había para viajar a otros países, los turistas nacionales comenzaron a mirar más hacia Colombia y a preferir destinos distintos, que no son tan conocidos, pero que ofrecen buenos servicios.
Entre los lugares de Colombia que más se destacaron, según Viajala, están Florencia (Caquetá) y Corozal (Sucre), una revelación que causa sorpresa, pues ninguna de estas poblaciones es identificada a primera vista como una potencia turística en Colombia.
En el caso de Florencia, se encontró que las búsquedas que la incluían aumentaron en un 84% y, mientras tanto, los precios en los tiquetes disminuyeron alrededor de un 25%. Además, se resaltó que sus planes ecoturísticos atraen a quienes quieren evitar las aglomeraciones.
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De otro lado, las búsquedas de Corozal aumentaron en un 24% y los precios de los vuelos se redujeron en un 18%. Viajala explicó que esto se debía a que es una de las «puertas de entrada» a Sucre, pues los viajes en avión son más baratos allí que en otros aeropuertos.
Maciejewski también señaló que han encontrado otros destinos que, si bien no son tan famosos, han empezado a ser más apetecidos. «Identificamos un interés creciente por Pasto (Nariño), que es un lugar, por decirlo de alguna forma, un poco alejado del país. Pero termina ofreciendo paisajes muy verdes y muy agradables para desconectarse», dijo Maciejewski.
Pasto también es uno de los destinos que empezaron a ser más apetecidos por los viajeros.
Apartadó, Antioquia, también ha despertado la curiosidad de los colombianos, pues «es una puerta de acceso a los lugares de playa que no son tan tradicionales», advirtió el experto de Viajala.
Estas nuevas inclinaciones, explicó, se deben sobre todo al miedo que tienen los viajeros a contagiarse del nuevo coronavirus y a que estos lugares pueden representar un menor riesgo. A diferencia de otras regiones más ‘comerciales’, las aglomeraciones en parajes naturales y solitarios son mucho menos comunes.
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Entre otras tendencias, también se ha resaltado la flexibilidad de algunas aerolíneas y algunos destinos turísticos para que los viajeros puedan cambiar sus planes debido a la pandemia, una medida que podría perdurar después de este año.
Por último, advirtió que han notado un descenso general en los precios de los tiquetes de avión en todo el país y sostuvo que es probable que esta tendencia continúe el otro año debido a que las aerolíneas tendrán que «adaptar su política tarifaria a la demanda».
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