Viceministro del Trabajo habla de la situación laboral del fútbol colombiano | Gobierno | Economía

Las diferencias entre la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales y las directivas del fútbol profesional colombiano es un tema que lleva mucho tiempo pendiente en la agenda laboral para este deporte. Si bien en este Gobierno se han dado algunos pasos para unir a las partes, en diálogo con Portafolio, el viceministro de Relaciones Laborales e Inspección, Edwin Palma, dijo que todavía hace falta que el sindicato y la Dimayor pasen del dicho al hecho.

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¿Cómo era la situación cuando usted llegó?

Partamos de que se heredó uno de los conflictos laborales más antiguos del país, que incluso ha tenido alcance internacional. Para ser más explícitos, había un reclamo del sindicato y una investigación archivada en contra de la Dimayor.

¿Cómo destrabaron ese tema?

Empezamos por una mesa de diálogo con las partes y desde entonces hemos hecho muchas conversaciones con el propósito de que se haga un acuerdo de diálogo social y que se logre un acuerdo para empezar a hablar y luego de esto, ojalá, poder tener un acuerdo final.

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¿Es el famoso pacto colectivo que reclama Acolfutpro?

Esa es una querella promovida por la Asociación, por presunta negativa a la negociación de un pliego de peticiones que se presentó a la Dimayor y la Federación se han negado a negociar, por considerar que no están obligados. Acolfutpro, que era organización civil y desde hace unos meses ya es sindicato, buscaba esa negociación.

¿Ya se destrabó ese proceso?

Hemos hecho muchas reuniones, incluso algunas han tenido la presencia de la señora ministra (Gloría Inés Ramírez). En la mayoría de las reuniones nos ha acompañado la Organización Internacional del Trabajo para contarnos experiencias internacionales de cómo funcionan las reuniones, porque el sindicato, ante la negativa, de negociación ha acudido a otras instancias también, generando algunos distanciamientos innecesarios dentro de las negociaciones.

Usted dice que en este caso se debe ser pragmático, ¿a qué se refiere?

A que necesitamos que las partes tengan voluntad política y construyan confianza sobre sus disputas mutuas para lograr un acuerdo, puesto que llevan mucho tiempo. Ambas han manifestado que están dispuestas, pero al pedir el primer paso, las partes se quedan esperando al otro.

¿Qué dice la Dimayor?

Ellos dicen que no están obligados a negociar porque no son los directos empleadores de los futbolistas y esto es algo incorrecto, porque hay convenios internacionales que explican lo contrario. Así mismo, señalan que hay falta de legitimidad con Acolfutpro y por eso se hicieron las gestiones para que se convirtiera en sindicato.

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¿Y qué pasa por el lado de los jugadores?

Con ellos hay que tener en cuenta que hasta hace poco tomaron la decisión de convertirse en sindicato y obtener una personalidad jurídica que les permitiera negociar. Sin embargo, siempre que se habla de buscar un acercamiento, se ciñen al viejo Código Sustantivo del Trabajo y piden que se enmarque en términos como 20 días de arreglo directo, negociación colectiva, pliego de peticiones o depósito del acuerdo.

¿No logran encontrar un punto medio?

Debemos partir de que la negociación colectiva como derecho no se circunscribe exclusivamente ni a pliegos de peticiones, ni a convenios colectivos sino que incluye todas las formas de negociación que se den entre trabajadores y empleadores y que tengan el fin de regular las condiciones del trabajo mediante la concertación voluntaria.

Es necesario que empiecen a trabajar, pero desde un lado toman la posición de no reconocer al otro, mientras que esos otros, ponen condiciones que se pueden trabajar desde el diálogo social.

¿Por qué dice que en este caso hay una cultura antisindical?

En el país ha habido una cultura antisindical histórica, contra las organizaciones de trabajadores, en la desaparición física de muchos, en el destierro de las amenazas, en la hostilidad antisindical y aquí la realidad no es ajena a ello.

La asociación de futbolistas hasta hace poco se convirtió en una organización sindical porque históricamente fue una asociación civil. Ellos tienen muchas razones por las cuales no se organizaron como un sindicato y en alguna de ellas señalan incluso la violencia que estuvo asociada en el pasado a la industria del fútbol.

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¿En qué punto están hoy en día?

Hoy, el conflicto jurídico se está alargando y los problemas de los futbolistas siguen sin resolverse o se agravan. Al no lograrlo mediante la concertación voluntaria y de pronto terminarán ventilándose en otras instancias no laborales. Ya hemos visto ejemplos como el de Rappi, donde sentamos al sindicato con los directivos y ya se tienen avances.

DANIEL HERNÁNDEZ NARANJO
Periodista de Portafolio

Fuente de la Noticia

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