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Análisis: ¿fue una exageración la sanción a Edinson Cavani por supuesto racismo? – Fútbol Internacional – Deportes

por Redacción BL
Análisis: ¿fue una exageración la sanción a Edinson Cavani por supuesto racismo? - Fútbol Internacional - Deportes


“Gracias, negrito”, escribió Édinson Cavani, así, en confianza, como en una charla de amigos, justamente con un amigo, sin imaginar que sus palabras, seguramente afectuosas, caerían mal en el contexto inglés, donde le impusieron una sanción de tres partidos y una multa de 100.000 libras esterlinas al considerar que usó un lenguaje inapropiado y ofensivo.

El “Gracias, negrito” pasó de la cordialidad a la polémica, se convirtió en tendencia en redes, levantó polvo en diferentes sectores, a favor y en contra, y abrió un debate que superó el fútbol y llegó a los estrados culturales.

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Si Cavani no jugara en Inglaterra, si lo hiciera en un país suramericano, quizá su comentario no habría pasado de ser eso, un comentario. Nadie habría hablado de que el goleador uruguayo del Manchester United le daba gracias a su amigo Pablo, conocido como Negrito, que lo felicitó en redes sociales por un par de goles. Pero Cavani juega en Europa, donde hay una lucha para erradicar los comportamientos racistas en el fútbol, y donde hay costumbres idiomáticas diferentes a las suramericanas.

“Gracias, negrito” fue considerada en Inglaterra una expresión insultante y que atentaba contra el reglamento. Y aunque la Federación revisó la sanción y aceptó que el futbolista no tuvo mala intención, aclaró que de todas formas podía ofender a los hablantes ingleses que no estuvieran familiarizados con la cultura suramericana, donde el término se usa, muchas veces, con una connotación amigable, incluso como apodo.

La reacción en contra de la Federación Inglesa (FA) fue feroz desde este lado del planeta. La Conmebol se solidarizó con el futbolista y consideró que en la sanción no se tuvieron en cuenta “las características culturales ni el uso de ciertos términos en el habla cotidiana del Uruguay”. También se pronunció la Asociación de Futbolistas Uruguayos, que le reclamó a la FA que anulara el castigo. “La sanción revela una visión sesgada, dogmática y etnocentrista que no admite más que la lectura que se quiere imponer desde su particular y excluyente interpretación subjetiva, por más equivocada que sea”, dijeron.

La pelota pasó del escenario deportivo al campo lingüístico. La Academia de Letras de Uruguay opinó que en la sanción hay una “pobreza de conocimientos culturales y lingüísticos” y enfatizó sobre el mensaje: “Dados el contexto en que se escribió, la persona a la que fue dirigido y la variedad de español que se usó, el único valor que puede tener ‘negrito’ –y en particular por su índole de diminutivo– es el afectivo”.

Incluso, para el representante de la asociación afrouruguaya Africanía Tomás Olivera, esta expresión es “común y corriente” en el idioma castellano. “A mí, a veces me dicen ‘negro’ o ‘negrito’ y con cariño. Uno se da cuenta en la forma, en la expresión, cuándo es algo peyorativo y cuándo es un término cariñoso”, le dijo a Efe.

Así mismo, el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores escribió sobre el empleo del término ‘negro’ en la cultura, no solo deportiva. “Desde Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa al chileno Víctor Jara cantaron: “Duerme, duerme, negrito”. En Uruguay, muchas mujeres les dicen ‘mi negrito’ a esposos e hijos. Y viceversa”, dice.

‘Racismo estructural’

¿Acaso la expresión se ha naturalizado en el lenguaje? ¿Se trata de un racismo estructural que no identificamos? Ángel Perea es investigador cultural, musicólogo y experto en la cultura afroamericana. Considera que el tema de fondo en este caso está en la dicotomía lingüística de los conceptos ‘negro’ y ‘blanco’, y en una naturalización del término ‘negro’, desconociendo su relación histórica con el racismo.

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“La naturalización de la palabra ‘negro’ y la ignorancia sobre la historia de su origen y la profunda relación que tiene con la historia del racismo, la opresión, la subordinación y subalternidad de las personas africanas y afrodescendientes hacen parecer que todo el asunto es de lo más normal. Es muy diciente la inveterada costumbre, entre nuestros connacionales en toda América Latina, que se considere natural llamar a las personas por el adjetivo ‘negro’, en vez de por sus propios nombres o dignidades ciudadanas o de cívica urbanidad. Es así como en todo el continente parece normal y legítimo referirse a las personas como ‘el negro’, ‘la negra’, o anteponer: la negra Katherine, el negro Asprilla, la negra Leonor, y así con los cerca de 200 millones de afroamericanos”, le dice a EL TIEMPO.

Perea critica ese comportamiento de normalización de este tipo de términos, independientemente del contexto en el que se expresan: “Si a nuestros conciudadanos blancos-mestizos jamás y por ninguna circunstancia se los llama por ascendencia racial o étnica o por la tonalidad de su piel, ni siquiera por cariño, afecto, o cualquier sentimiento empático o de simpatía, entonces “racializar” –como llaman a este acto los académicos– a las personas afrodescendientes es de inmediato un abuso intolerable. En el reclamo uruguayo se revelan taras atávicas. En primer lugar, hacen un reclamo que los pone en el centro de toda consideración, mientras excluyen de toda consulta a las personas que a lo largo de la historia de América han visto afectadas del modo más grave la totalidad de sus vidas”.

En la misma tónica, aunque más vehemente, está la líder afrodescendiente Francia Márquez, quien considera que en este caso hay una clara conducta racista. “Hay una normalización del racismo. Cuando nosotros nos referimos a la gente blanca o mestiza le hablamos por su nombre, ¿cierto? Uno no le dice ‘gracias, blanquito’ o ‘gracias, mesticito’. Uno lo llama por su nombre. Pero cuando se trata de referirse a nosotros, nos dicen ‘negrito’ o ‘negrita’, ¿y el derecho civil al nombre que nos colocaron dónde queda? Claro que es racismo, así se diga que es con cariño”, opina. “Siempre el que tiene una condición de supremacía racial se cree con el derecho de definir al otro. Y lo hace porque reconoce que su privilegio se lo permite”.

‘Costumbres idiomáticas’

Tan pronto Cavani conoció la sanción, publicó en sus redes sociales un mensaje disculpándose por el suceso, pero aclarando que era ajeno a las costumbres idiomáticas inglesas. Justamente, en Inglaterra el tema es visto así. Kick It Out, organización que lucha contra el racismo en el fútbol inglés, expresó en Twitter que Cavani incurrió en un desconocimiento. “Creemos que sería útil para los jugadores extranjeros que vienen a Inglaterra tener una educación constante sobre el lenguaje o el comportamiento que puede ser inaceptable en este país”, dijeron.

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El “Gracias, negrito” abrió el debate entre quienes creen que la sanción ignoró el contexto y quienes opinan que este es un llamado a reflexionar sobre la naturalización de ciertas expresiones racistas.

Pablo Romero
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET

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