Home La RegiónEl Valle Así habría sido la masacre de los cinco niños en Llano Verde – Cali – Colombia

Así habría sido la masacre de los cinco niños en Llano Verde – Cali – Colombia

por Redacción BL
Así habría sido la masacre de los cinco niños en Llano Verde - Cali - Colombia


Semanas antes de la masacre de Álvaro José Caicedo, Jair Cortés, Josmar Jean Paul Cruz, Luis Fernando Montaño y Léider Cárdenas, un vigilante del cañaduzal en terrenos de un privado fue asesinado.

Desde entonces, entre los vigilantes que se turnaban esas labores y que veían cómo diariamente o con frecuencia estos adolescentes ingresaban para bañarse en una laguna de esta zona arrinconada en el oriente de Cali. 

En Llano Verde viven familias en situación de desplazamiento por el conflicto armado, de reinsertados y reubicados de zonas de riesgos de inundación en el jarillón del río Cauca.

(Lea también: Llano Verde, acorralado por odios y grupos armados)

Es un barrio marginal que colinda con cientos de hectáreas de cañaduzales dentro de los llamados ejidos de Cali, terrenos que la época de la Corona Española fueron utilizados para que la servidumbre y la población pudiera tener actividades de esparcimiento. Hoy, más de 2’022.000 metros cuadrados pertenecen al municipio, son públicos y 196.400 hectáreas más corresponden a un área de privados. 

Desde aquel asesinato de un vigilante, Álvaro José Caicedo, Jair Cortés, Josmar Jean Paul Cruz, Luis Fernando Montaño y Léider Cárdenas estuvieron en la mira de tres hombres, de acuerdo con el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, quienes fueron alimentando, al parecer, sentimientos de racismo y resentimiento contra estos´jóvenes, que además de bañarse en la laguna les gustaba comer caña. 

No obstante, como lo señaló el fiscal Barbosa, ninguno de los menores masacrados fue vinculado al asesinato previo de un vigilante, al tiempo que las familias reiteraron el llamado de que no son delincuentes y que exigen justicia para estos niños. 

Fue así que aquel 11 de agosto, cuando los cinco menores entraron al cañaduzal fue como si ya tuvieran una sentencia de muerte encima que coincidió con la hipótesis de la misma comunidad, de un genocidio contra esta población de afrodescendientes, cuya mayoría vive en Llano Verde. 

El ingreso de los adolescentes se habría registrado antes del mediodía, teniendo en cuenta que algunos de ellos no fue almorzar a sus hogares. 

(Lea también: Los cinco niños de Llano Verde: unidos por el fútbol y la tragedia).

De inmediato, uno de los vigilantes que cayó detenido en el operativo adelantado por las autoridades, con la Fiscalía al frente de esta investigación de 16 días.  Hay otro vigilante detenido y se busca a un tercero.

Otros dos vigilantes se  comunicaron con el primero. Las horas avanzaron y en la tarde de aquel martes, los tres hombres con armas de fuego y uno con arma cortopunzante, al parecer, un machete, de acuerdo con la versión de algunos vecinos de Llano Verde que vieron salir ensangrentados a dos hombres ese día del cañaduzal. 

Los asesinatos de los cinco niños se habrían registrado al final de la tarde, teniendo en cuenta, también que algunas personas llegaron de noche al sitio donde hay una caseta y se habrían ocultado, apagando la luz del recinto. 

Los homicidas habrían continuado en el sitio hasta que un morador de Llano Verde los vio salir apuradamente. Así empezó a correr la voz de que hombres untados de sangre habían salido del cañaduzal con machetes. 

Los homicidas habrían continuado en el sitio hasta que un morador de Llano Verde los vio salir apuradamente

Como lo dijo el fiscal Barbosa, cinco de los niños (Luis Fernando, Jair, Jósmar y Léider tenían señales de disparos). 

El cuerpo de Álvaro José tenía una herida con arma cortopunzante. El papá del menor, con su mismo nombre, estuvo con otros familiares en el cañaduzal. Álvaro José Caicedo sostuvo que ingresó al cañaduzal donde estaban los cuerpos después de las 6:30 de la tarde. Lo hizo porque después de buscar a su hijo con amigos y en casas de otras familias de Llano Verde entre las 3 y las 6 de la tarde, una familiar alertó que los cadáveres estaban en el cañaduzal. 

Según el padre de Álvaro Caicedo, quien era el menor de todos, pues tenía 14 años, cursaba octavo grado en la institución educativa Llano Verde de la Fundación Santa Isabel de Hungría, que pertenece a la Arquidiócesis de Cali, este niño tenía una herida en el cuello causada con arma cortopunzante. Caicedo añadió que su hijo también tenía golpes. 

Avanzada la noche del 11 de agosto, las demás familias llegaron al lugar y la Policía arribó al sitio corroborando que se encontraban los cadáveres y que había sido una masacre. 

Dos días después, líderes de la zona y hasta de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes), así como la lideresa Francia Márquez rechazaron la masacre y señalaron que fue un genocidio contra la población afro. 

El arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, indicó que este habría sido un genocidio generacional contra jóvenes que en su miseria y pobreza no cuentan con oportunidades de desarrollo y señaló que las autoridades deben detener a ‘escuadrones de la muerte’.

La Policía y el Ejército informaron un comienzo, que la masacre habría sido por grupos armados ilegales asociados a fuerzas del narcotráfico. 

CALI

Fuente de la Noticia

You may also like

Dejar comentario

Adblock Detected

Apóyenos desactivando la extensión AdBlocker de sus navegadores para nuestro sitio web.