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Cara yo gano, cruz tú pierdes

por Redacción BL
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La gangrena está aquí para romper cerebros como si fueran parlantes reventados. Eso dice Oh No cerca de la parte superior de su cuarto álbum colaborativo con The Alchemist, Cara yo gano, cruz tú pierdes. El destacado producido por Oh No, “Oxnard Water Torture”, se desliza sobre un lecho de tambores, platillos y órganos de casas encantadas, un telón de fondo brumoso que corre hacia la cuneta. “Este no es tu Moët, este inglés antiguo”, dice con un gruñido parecido al del Joker, con sus versos llenos de duras disonancias y bordes afilados. Alchemist continúa con flujos más ágiles y escritura surrealista: es el androide con una mira de francotirador, saltando del asiento Recaro reclinable a la velocidad de un pinball. De nuevo juntos por primera vez desde 2015 Me das ascoeste enfoque de duelo entre fumetas y dragones es una destilación perfecta de la charla de mierda embarrada que el dúo inauguró con “2009”.Actos de violencia.” caras yo gano Rezuma amenaza cuando aprovecha esta frecuencia, pero casi con la misma frecuencia pierde algo de esa suciedad y resulta demasiado limpio para su propio bien.

Prolific no hace justicia a los respectivos catálogos de este par: el año pasado, lanzaron casi una docena de proyectos combinados. Mientras Alchemist ha aprovechado su mini imperio de indie-rap para colocarlo en los álbumes de Travis Scott y Drake, Oh No ha producido flojo psicodelia con incondicionales clandestinos como Elzhi y Tha God Fahim. Gangrene sigue siendo el espacio para que se ensucien las manos, intercambiando bolas de lodo con el vértigo relajado de un verdadero cifrado de marihuana escolar. Todo el mundo necesita una salida para la diversión de bajo riesgo y, en el mejor de los casos, caras yo gano juega bien entre sí sus contrastes aún en desarrollo. En “Cloud Surfing” y “Just Doing Art”, la fijación de Alchemist por la elegancia surrealista (todas las carreras de Lamborghini y untar la sangre de los enemigos en los lienzos) encaja decentemente con las contundentes amenazas y metáforas de Oh No (“Todos ustedes no son sólidos, solo algunos serpientes sentadas bajo-bajo/Te encontrarán en el costado de la pared como logotipos adhesivos de placas”). Todavía suena como si disfrutaran rapear sobre rapear juntos, incluso cuando están en mundos separados.

Pero cuando presiono reproducir en una canción de Gangrene, no solo espero ritmos sucios, sino ritmos sucios que suenan hechos a medida para el dúo. Varias pistas en caras yo gano Faltan la distintiva crudeza de Gangrena, y no es un cambio bienvenido. A veces son demasiado tontos, como la muestra de orquesta del sábado por la mañana en el centro de “Dinosaur Jr.” o la cutre interpolación de la Inspector Gadget tema principal de “Watch Out”. Otros suenan como restos de proyectos ajenos a Gangrene Alchemist: “The Gates of Hell” tiene el mismo tipo de loop sensiblero que se escucha en su Esta cosa nuestra proyectos; “Just Doing Art” y “Muffler Lung”, más cercana, suenan como si hubieran sido sacados del bo jackson y haram carpetas, respectivamente. Eso no quiere decir que estos ritmos sean malos, sólo que no encajan con el espíritu del proyecto. Apilados junto a “Espionage” y “Magic Dust”, que sí quitan esa picazón, ilustran cómo la prodigiosa producción de Alc está comenzando a mezclarse.

Aparte de “Watch Out”, Oh No evita en gran medida este problema. Frente al micrófono y detrás de los tableros, el nativo de Oxnard, California, suministra habitualmente caras yo gano sus momentos más sucios. En el primer tema, “Congratulations, You Lose”, sus teclados furtivos y su línea de sintetizador que se tira pedos lo inspiran a usar las barbas de sus enemigos como trapeadores Swiffer. Aquí y sobre la línea de tambores y los vientos agrios de “You Should Join the Army”, suena cruel y hambriento. Incluso cuando los ritmos se vuelven un poco homogéneos, la química verbal de Alchemist y Oh No sigue siendo hermética. Escucharlos flexionarse solo por diversión mientras tocan voces dobles sobre tambores llenos de vida en “Royal Hand” es tan fascinante como los primeros momentos destacados de su carrera como “Agua de canalón» y «Lanzallamas.” Es una de las pocas ocasiones en este álbum en las que el sonido clásico de Gangrene también parece innovador.

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