En un movimiento sin precedentes, el Gobierno del presidente Gustavo Petro ha anunciado oficialmente el rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel. Esta decisión, anunciada durante las marchas del 1 de mayo, ha generado un profundo impacto tanto a nivel nacional como internacional, desatando una serie de consecuencias incalculables y graves.
La Cancillería colombiana, en su comunicado oficial, ha dejado claro que esta medida se dirige exclusivamente a la ruptura de relaciones diplomáticas y no representa un acto hostil hacia el pueblo israelí ni hacia las comunidades judías. Se han enfatizado los lazos históricos y de amistad que unen a ambos países, los cuales se espera persistan a pesar de esta ruptura diplomática.
Desde el Gobierno colombiano se ha reiterado el compromiso con el respeto a la vida y la promoción de la paz, expresando la esperanza de que Israel y Palestina puedan alcanzar una solución dialogada al conflicto que los enfrenta. Sin embargo, hasta el momento, Colombia no ha cuestionado el actuar de Hamás en contra de Israel, lo que ha generado críticas y debates sobre la postura del país frente al conflicto en la Franja de Gaza.
Una de las medidas inmediatas tras el anuncio del rompimiento de relaciones diplomáticas es el llamado a los diplomáticos colombianos en Israel a regresar a su país. Se ha asegurado que los connacionales en Israel y Palestina seguirán recibiendo la asistencia y servicios necesarios por parte de la Sección Consular de la embajada en Tel Aviv.
La postura de Colombia frente al conflicto entre Israel y Palestina ha sido firme, abogando por un alto al fuego, la liberación de rehenes y el ingreso regular de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Se ha exigido a Israel que se ajuste al derecho internacional humanitario y se han respaldado acciones y esfuerzos para aliviar la crisis humanitaria en la región.
Además, Colombia ha abogado por la realización de una Conferencia de Paz que no solo resuelva el conflicto en Gaza, sino que también conduzca a una solución permanente donde ambos países puedan vivir en paz bajo fronteras seguras y reconocidas.
El Gobierno colombiano ha rechazado cualquier acto de violencia y se ha posicionado a favor del diálogo y la negociación como vías para resolver conflictos, apoyando el multilateralismo en foros internacionales y ante la Corte Internacional de Justicia.
Sin embargo, la decisión de romper relaciones diplomáticas con Israel no ha estado exenta de críticas. Se han recibido insultos y acusaciones de antisemitismo hacia el presidente Petro, lo que ha generado un intenso debate sobre la legitimidad y la efectividad de esta medida en la búsqueda de la paz en la región.
En conclusión, el rompimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia e Israel representa un paso control.
