SINGAPUR: Al lanzar Forward Singapore, una conversación nacional de un año de duración, el viceprimer ministro Lawrence Wong dijo que Singapur «no puede abandonar» la meritocracia a pesar de sus desventajas, pero puede hacerla «más abierta y compasiva».
Es difícil no estar de acuerdo con la meritocracia como principio que defiende oportunidades justas para todos. Pero también es evidente que la meritocracia puede, en la práctica, consolidar el privilegio y la desigualdad.
Las discusiones sobre la meritocracia tienden a centrarse en el sistema educativo y su énfasis en el rendimiento académico. Los de bajos ingresos y menos inclinados académicamente pueden convertirse en víctimas en un sistema donde los más ricos pueden obtener una ventaja en la vida a través de clases privadas y clases de enriquecimiento.
Varias iniciativas tienen como objetivo brindar a todos los niños un buen comienzo, como KidSTART y el Programa de Apoyo al Aprendizaje, y ampliar el concepto de mérito para reducir el énfasis en las calificaciones y considerar criterios no académicos para la admisión a escuelas e instituciones terciarias.
Las intervenciones en educación, sin embargo, tomarán tiempo para mostrar resultados. Tampoco son una panacea, ya que es difícil eliminar las ventajas que los padres pueden transmitir a sus hijos tanto en el ámbito académico como en el no académico.
Entonces, para fomentar una meritocracia más abierta y compasiva, debemos mirar más allá del sistema educativo hacia el lugar de trabajo y la sociedad en general, y los diferentes roles que todos desempeñamos para llegar allí.
HABILIDADES, FORMACIÓN Y PROGRESIÓN DE CARRERA
Debe haber oportunidades para progresar a lo largo de la vida laboral de uno, o lo que el Ministro Principal Tharman Shanmugaratnam ha denominado una “meritocracia continua”.
Las habilidades demostrables, así como el aprendizaje y el desempeño en el trabajo, deben permitir que cada trabajador llegue tan lejos como pueda sin verse limitado por el nivel educativo anterior. Los empleadores pueden hacer su parte al no encasillar a los empleados o encerrarlos en vías de desarrollo profesional preestablecidas de acuerdo con el nivel educativo o la calificación.
Esto tiene sentido si consideramos que los trabajos se han transformado drásticamente y las habilidades requieren una actualización continua. Según un estudio de PwC de 2021, aproximadamente la mitad de los trabajadores de Singapur creen que su trabajo quedará obsoleto en cinco años.
