Entre los cambios, se requiere que los bares y restaurantes cierren a las 11 p. m. y las reglas sobre reuniones se relajarán.
Además, se eliminan los requisitos para los pases de vacunación para ingresar a lugares públicos, al igual que la recomendación de usar una máscara en el transporte público durante los períodos de mayor actividad.
«La pandemia no ha terminado, pero estamos entrando en una fase completamente nueva… el conocimiento ha mejorado… varios estudios muestran que Omicron conduce a una enfermedad menos grave», dijo la primera ministra Magdalena Andersson la semana pasada, al anunciar la medida.
Si bien la variante Omicron ha provocado un aumento en las infecciones, no se ha traducido en un aumento de las hospitalizaciones por formas graves de la enfermedad en un país donde la población está ampliamente vacunada. Más del 83% de la población mayor de 12 años ha recibido dos dosis de vacuna hasta la fecha, y algo menos del 50% ha recibido tres dosis.
Si «la evaluación general muestra que podemos comenzar a volver a la normalidad», el gobierno «seguirá atento a la evolución de la pandemia», dijo la ministra de Salud, Lena Hallengren.
La vuelta al mundo laboral será paulatina, al igual que la docencia presencial en los cursos de educación superior. La recomendación de quedarse en casa para las personas que muestran síntomas de COVID sigue vigente.
El gobierno anunció esta semana que las restricciones a los viajes desde el resto de la UE, el Espacio Económico Europeo y los países nórdicos se levantarían a partir del miércoles. Las restricciones de viaje desde el resto del mundo expirarán a fines de marzo.
Se mantienen algunas recomendaciones para los no vacunados, como evitar las multitudes en interiores.
Las últimas cifras muestran un total de 16.028 muertes confirmadas por el coronavirus en Suecia, lo que coloca al país en línea con el promedio europeo, pero significativamente más alto que sus vecinos noruegos, finlandeses y daneses.
La semana pasada, Dinamarca se convirtió en el primer país de la UE en levantar casi todas las restricciones por el coronavirus.
Le siguió rápidamente Noruega, donde el primer ministro Jonas Gahr Store dijo que la sociedad tenía que «vivir con» el virus.
