Las autoridades turcas dijeron que murieron congelados a principios de esta semana después de que los guardias griegos los empujaran ilegalmente al otro lado de la frontera. Atenas ha rechazado con firmeza la acusación.
La manifestación, organizada por grupos humanitarios turcos, vio a unos 300 manifestantes caminar hacia el consulado cerca de una de las principales calles comerciales de Estambul detrás de una pancarta que decía «Fronteras cerradas al racismo, abiertas a la humanidad».
Docenas de policías antidisturbios esperaron mientras los trabajadores humanitarios se dirigían a la multitud.
«Despojaron a las personas de sus ropas y les quitaron sus pertenencias. Las dejaron morir y el mundo entero permanece en silencio sobre esto», dijo Fehmi Bülent Yıldırım, presidente de IHH, un grupo de ayuda humanitaria.
Hizo un llamado al Parlamento Europeo para que «tome cartas en el asunto lo antes posible y detenga esta actitud cruel que comete estos crímenes contra la humanidad».
Kenan Alpay, vicepresidente del grupo humanitario Özgür-Der, dijo que las devoluciones mostraban «brutalidad más allá de la hipocresía». «Invitamos al gobierno griego a abandonar estas feas políticas», agregó.
Turquía ha alegado con frecuencia que Grecia lleva a cabo devoluciones de inmigrantes que buscan cruzar la frontera terrestre del noroeste o llegar a las islas griegas del Egeo en botes inflables.
En una entrevista con la emisora AHaber el viernes, el vicepresidente Fuat Oktay acusó a Grecia de «asesinato» y agregó que «desafortunadamente, todos los países de la UE son responsables de la muerte de 19 personas».
El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, se ha comprometido a plantear los presuntos malos tratos a los inmigrantes por parte de Grecia durante sus reuniones con los líderes mundiales.
El ministro de Migración de Grecia, Notis Mitarachi, describió las muertes como una «tragedia», pero negó con vehemencia la afirmación de que las fuerzas griegas habían hecho retroceder a los inmigrantes, insistiendo en que los inmigrantes nunca llegaron a la frontera.
Turquía es un punto de cruce central para los inmigrantes de Oriente Medio, Asia y África que buscan una vida mejor en los países de la UE, y la mayoría cruza hacia Grecia.
La UE, que vio entrar en su territorio a 1 millón de refugiados, principalmente sirios, en 2015, firmó un acuerdo de migración con Turquía en 2016 que ha reducido drásticamente el flujo de personas.
