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Día 8 : La atención médica a través del lente de la pandemia | Sociedad | Edición América

por Redacción BL
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Día 8 : La atención médica a través del lente de la pandemia

Cada hospital del mundo experimenta esta pandemia de manera diferente. Yo, personalmente, estoy agradecida de que en este hospital de Nueva York no tuvimos que reducir la atención o decidir qué paciente recibe un respirador y cuál no. Otros han tenido que hacerlo.

Yo lo atribuyo a que el distanciamiento social y las medidas preventivas impidieron que llegáramos a ese temido «peor de los casos», pese a que estamos en el epicentro mundial.

Esa realidad y vivir en la primera línea de atención de esta pandemia, que ya ha dejado unos 80.000 muertos en Estados Unidos, me ha ayudado a comprender, crudamente, la forma en que un sistema hospitalario puede verse abrumado y hasta colapsado.

Esta experiencia me ha desnudado, además, algunas de las fortalezas y muchas de las debilidades del modelo de salud estadounidense.

INNUMERABLES PREGUNTAS

He pensado mucho en lo que ha pasado hasta ahora y a cada momento surgen más y más preguntas sobre nuestros sistemas de salud que tendrían que considerarse ante una tragedia de estas dimensiones.

Aunque al evaluar la respuesta y las medidas tendemos a pensar en la cantidad pacientes, también se deberían considerar sus condiciones y gravedad y la situación del personal médico.

¿Están los hospitales preparados para atender a pacientes tan enfermos? ¿Tienen suficiente personal para brindar atención adecuada todo el día? ¿Qué haces cuando los miembros del personal se enferman y ya no pueden trabajar o sus familiares están enfermos y se necesita atención en el hogar? ¿Qué sucede cuando suspenden las clases y tenemos, como médicos o enfermeros, nuevos desafíos para cuidar a nuestros hijos?

Y si hablamos de recursos, hay otras inquietudes más técnicas, pero vitales. ¿El hospital tiene suficientes respiradores o bombas para la alimentación por sonda? ¿Es la presión de oxígeno lo suficientemente alta como para soportar a todos los que necesitan respiradores y a todos los pacientes que no los usan pero que requieren oxígeno? ¿La morgue tiene capacidad suficiente? ¿Qué sucede si un paciente que no tiene COVID-19 necesita una operación de emergencia?

LA FORTUNA DE PODER PROTEGERSE

Pero, por supuesto, la pregunta que todos nos hemos visto obligados a enfrentar como médicos o trabajadores esenciales es si nuestro hospital tiene suficientes equipos de protección personal (EPP).

Afortunadamente, puedo decir que me he sentido segura.

Cuando llegué a este hospital de Long Island, en el estado de Nueva York, me hicieron la prueba de ajuste de una máscara N-95 –la referencia que ayuda a proteger a los trabajadores de la salud en las primeras líneas de la pandemia de COVID-19-. Inicialmente, nos entregaban una nueva cada 48 horas, pero pronto, fue a diario.

Además, llevaba una máscara quirúrgica sobre mi N-95, gafas de seguridad y una cubierta en la cabeza. También nos proporcionaron batas, guantes y forros para los zapatos constantemente.

Eso no quiere decir que no hubo escasez, o momentos en que se agotaron, pero el equipo y los suministros llegaron rápidamente y fueron suficientes.

LA URGENCIA DE REVALUAR LOS SISTEMAS DE SALUD

Creo que esta pandemia es una oportunidad para revaluar la estructura de nuestro sistema y las formas en que brindamos atención. Es imperativo que construyamos sobre nuestras fortalezas y abordemos nuestras debilidades de una manera verdaderamente seria.

Las personas son el mayor activo y la gente con la que trabajé demostró que eso es cierto.

Pero, claramente, nuestro sistema no estaba preparado para manejar un desastre a esta escala.

Las debilidades en la comunicación, la coordinación y la cadena de suministro quedaron al descubierto en muchos niveles. La aplicación de los tests sigue siendo un problema. Muchos trabajadores esenciales, tanto en el cuidado de la salud como en otras profesiones, se han enfermado, lo que puede ser el resultado de un EPP inadecuado.

También estamos viendo que esta enfermedad afecta desproporcionadamente a diferentes segmentos de la población.

Por eso, al escribir esto temo por la reapertura. Si bien sé que en algún momento debemos reanudar nuestras rutinas normales, es un poco aterrador pensar qué pasará: ¿podremos hacerlo de una manera que no cause otra ola de contagios? ¿Y de qué forma puede volver a ser todo «normal» después de lo que ha pasado?

Fuente de la Noticia

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