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EPM: el reto de todos por el gobierno corporativo de las empresas públicas / Opinión – Opinión

por Redacción BL
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Efectos económicos de la renuncia de la junta directiva de EPM - Empresas - Economía


Estamos viendo a prueba uno de los mejores gobiernos corporativos de una empresa pública en el mundo, por eso algunas reflexiones y una propuesta, con más pragmatismo que emocionalidad.

Para remediar esta situación se necesita el compromiso colectivo, hacer primar el interés de la empresa y proteger a todos los principales grupos que se ven impactados por ella: empleados, proveedores, inversionistas y clientes.

El gobierno corporativo es una filosofía empresarial que articula las disposiciones regulatorias, establece compromisos autorregulatorios y crea una cultura empresarial fundamentada en el sentido común, la ética y la transparencia a nivel de propiedad, dirección y gerencia.

En este sentido, el Grupo EPM está operando un modelo de gobierno corporativo dictaminado por la regulación colombiana para las empresas públicas de carácter municipal, que no puede evaluarse con los mismos estándares que operan en una empresa privada. Su modelo de gobierno tiene características muy especiales como la ausencia de una asamblea de accionistas y la designación del gerente general por parte del Alcalde.

El modelo de gobierno corporativo de EPM está basado en incentivos para la protección de la empresa por parte de sus grupos de interés; tal como lo resaltó la OECD, en el Informe de gobierno corporativo de empresas públicas en 2013.

Esta premisa ha sido muy clara durante los últimos 15 años, desde cuando en 2003 la politiquería amenazó la empresa con extravagancias, como intentar adquirir una vajilla de $100 millones de la época, y que condujo a la renuncia de la entonces gerente, producto de la posición valiente de sus propios empleados. EPM es una prueba que las empresas públicas no necesitan ser privatizadas para ser eficientes; siempre y cuando exista un marcado criterio ético – empresarial en su gobierno.

Para los nuevos críticos de EPM es importante recordarles que este grupo 100% público, ha sido capaz de convertirse en el grupo de servicios públicos mas grande de Latinoamérica, y de vender mas de 18 billones de pesos y generar cerca de 1,4 billones anuales netos a una ciudad para que haga inversiones.

El resultado consolidado, más allá de los errores que con seguridad existirán, indican que la ecuación es ampliamente positiva a favor del manejo que se le ha dado a la Empresa.

El modelo de gobierno corporativo actual es el mejor que puede tener sin ser privatizada

Conozco desde hace años la evolución del Grupo EPM (para total transparencia, como consultor, he trabajado en diversas ocasiones con EPM, evaluando sus prácticas y asesorando al grupo), y reconozco en la forma de gobernarse, un modelo particular pero efectivo. El modelo de gobierno corporativo actual es el mejor que puede tener sin ser privatizada. Y como diría el viejo proverbio, quizá resulta peor el remedio que la enfermedad.

Por eso el convenio de gobernabilidad suscrito en 2007, y a partir de ahí una conciencia colectiva de la importancia de la cultura de gobierno corporativo han sido los ingredientes principales de la “salsa secreta” de la evolución de este Grupo.

Lo que está ocurriendo en este momento tiene implicaciones mucho más profundas que tomar una decisión puntual (demandar o solicitar el cambio de objeto social); tiene que ver con preservar un modelo empresarial referente para el mundo.

Acá hay mucho más en juego que un debate local; del futuro de EPM dependen muchas cosas. Incluido desde una perspectiva macro, temas que nos importan a todos: para los progresistas el debate sobre la privatización de las empresas públicas; y para los pro-mercado la credibilidad de buena parte del sistema empresarial colombiano. Una solución equivocada tendrá profundas repercusiones para el país e incluso para Latinoamérica.

Estoy seguro que el proceso de toma de decisiones en EPM hacia adelante, incluso con la reciente reconformación de la junta directiva, no podrá ser el mismo. Los ojos de todos estarán puestos durante los próximos 3 años de gobierno, en la forma en que se tomen decisiones a nivel de propiedad, junta directiva y gerencia.

Una salida concreta es un mea culpa de varios lados, que parte de reconocer que EPM es una empresa pública y no una entidad pública (una diferencia sutil pero fundamental para entender todo esto), y que consecuentemente éste no es, ni puede ser un debate político. El gobierno corporativo de una empresa pública no es un problema ideológico o partidario, y de hecho el objetivo es que nunca lo sea.

Este tema no puede seguir siendo un debate en redes sociales guiado por la manipulación de la verdad; acá hay cosas muy importantes en juego: cerca de una tercera parte de la generación eléctrica y buena parte del sector de aguas del país, el devenir de Hidroituango, más de la mitad del problema de la sostenibilidad eléctrica de la costa, varios millones de clientes en 6 países, y más de 14.000 familias de empleados de todo el Grupo.

El gobierno corporativo de una empresa pública no es un problema ideológico o partidario, y de hecho el objetivo es que nunca lo sea

Esta discusión debe conducir, en el corto plazo, a soluciones concretas como la recomposición de la junta directiva (quizá incluso intentando recuperar algunos de los miembros renunciados), y la asunción de responsabilidades a nivel de la gerencia.

Esto debe partir por un gesto de grandeza del Alcalde de Medellín de refrendar un compromiso con buenas prácticas de gobierno corporativo, de forma clara, y con hechos concretos. Y lo debe hacer pronto porque de lo contrario le va a quedar muy difícil recomponer el equipo, y porque una empresa con empleados desmotivados y a media marcha, le harán mucho daño al país en fase de recuperación.

Por otra parte, EPM como empresa que ha procurado seguir los estándares de la OECD, el BID, la CAF, la Superintendencia Financiera, entre otras instituciones, incluso con las propias restricciones del marco legal, debe abrir nuevamente el estudio sobre como seguir fortaleciendo los diferentes instrumentos de su gobierno corporativo.

Y los grupos de interés, especialmente la institucionalidad antioqueña debe procurar un clima de diálogo que a través de una veeduría ciudadana técnica, objetiva y confiable permita establecer la forma de seguir cuidando este patrimonio social, económico y empresarial.

A más largo plazo, se necesitará abrir un debate serio en ámbitos politicos, empresariales y académicos con unas discusiones de profundo calado, tales como: las alternativas estructurales para blindar la empresa, y la propuesta de reenfoque del objeto social que considera la administración municipal.

Hoy, la situación es “remendable”; sin embargo, si no hay cabeza fría, compromiso de todos, y actuaciones prontas con menos egos y menos manipulación mediática, estaremos en frente, una vez más, de la triste destrucción de una empresa pública que con mas aciertos que errores, le ha prestado un servicio fundamental a Latinoamérica. El problema es de todos, y todos debemos ayudar a solucionarlo.

Entretanto ésta es una gran lección para el resto del país, y en especial para otros Alcaldes, miembros de junta directiva y gerentes de otras empresas de servicios esenciales quienes deben encontrar en este caso, una oportunidad para reflexionar sobre la forma de gobernar estas instituciones vitales para todos.

ANDRÉS BERNAL CASTIBLANCO
*Socio de Governance Consultants

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